Dueños de la noche

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El olor a humo rondaba por todas partes, el sonido de las llamas avivando la madera era muy fuerte y sin poder ver el joven Lincoln era arrastrado.

– ¡vamos! ¡quédate conmigo! – decía Red.

Lincoln había inhalado una cantidad de humo muy grande por lo que sufrió de una intoxicación provocando su desmayo.

– ¡Has algo! – gritó Clyde.

– ¡eso intento! ¡eso intento! – gritó.

Red de un bolso tomo un Kit médico donde saco una jeringa, le quito la tapa y la clavó en la pierna de Lincoln, este después de unos segundos abrió los ojos de golpe y empezó a toser y toser.

– ¡oh, Dios! – gritó con una voz ahogada.

Red en eso se levantó y junto con Clyde le dieron espacio, Lincoln respiraba con dolor, sucio y gris por las cenizas se sentó con dificultad, Red se agacho para poner su mano en su hombro.

– tranquilo, tranquilo, ya estas a salvo – dijo.

El pobre chico confundido por lo que pasaba preguntó.

– ¿que sucedió? –.

Red se volvió a levantar y junto con Clyde ayudaron a Lincoln a ponerse de pie, dieron media vuelta solo para ver aquel bar en llamas.

– ¡Santo Dios!, ¿que fue lo que pasó? –.

Red y Clyde se vieron y dudaron en si decirle o no.

– bueno... eh... – Dudo Clyde.

Y antes de que pudiera decir otra cosa Red tomó la palabra.

– veras, durante el enfrentamiento una de las chispas de los focos que colgaban dentro del almacén reventó haciendo que el Inspector disparara y así comenzó el tiroteo, unas de las balas reboto sobre uno de los conductos de gas lo que creo una chispa y lo siguiente que fue es que se formo unas llamas dentro y ya lo demás es historia –.

Lincoln estaba asustado, ya sintiéndose más capaz de levantarse solo se quito las manos de Clyde y Red.

– vaya... ¿ahora que? – preguntó.

– ahora nos vamos a casa, son las tres de la mañana – dijo Clyde. 

– cielos, el tiempo pasa rápido –.

En eso el chico de pelos blancos sacó su teléfono de su bolsillo y vio que tenía 6 llamas perdidas de su hermana Lori, Lincoln puso los ojos como platos y con toda prisa abrió su teléfono donde tenía varios mensajes de sus hermanas.

– ¡Oh no! – gritó.

En ese momento el teléfono volvió a sonar, era una llamada de su hermana Lori, nervioso el chico veía a sus compañeros con ojos de preocupación.

– solo no digas donde estamos – dijo Red.

Lincoln tragó saliva y contestó.

– ¿h-hola? –.

En eso el gritó de su hermana le perforó el oído.

– ¡Lincoln! ¿¡en donde rayos estas!? – grito.

– ¿eh? espera, es que... –.

– ¡llevamos horas tratando de comunicarnos contigo! ¿¡porque no contestas!? ¿¡que demonios estas haciendo!? –.

– mira... la verdad es que –.

En eso Red le arrebata el teléfono.

– ¿que estas haciendo? – dijo Lincoln.

The friendzoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora