Blah, Blah, Blah

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– Perfecto, perfecto... – decía el director del vídeo – descansen, tenemos 10 minutos... –.

Los dos amigos estaban cansados, agotados y comenzaban a temblarles las piernas.

– e-esto es agotador – dijo Lincoln.

– si, n-nunca pensé que tomaría mucho tiempo el hacer solo una toma – dijo Clyde.

Los compañeros de coreografía de Lincoln se acercaron a ellos con bebidas frías.

– ¡hey! ¿¡que onda con ustedes bros!? – dijo Tach.

Un hombre alto y musculoso, tenía algunas perforaciones en los labios y orejas, piel oscura y poco pelo en su cabeza, vestía una camisa ligera de color amarillo, sin mangas y casi transparente, unos shorts de mezclilla y rasgados.

– parece como si no fueran ustedes –.

– h-he, no, no, no, ¿como crees eso... bro? – decía nervioso Lincoln – somos nosotros, es solo que... –.

– e-estamos cansados – dijo repentinamente Clyde.

– si, si estamos cansado, hemos tenido un largo día y... si, debe ser eso –.

En eso una chica se les acerco por atrás y apretó su pecho con la cabeza de Lincoln dandole un pequeño abrazo.

– ¿enserio creen que nos creeremos eso?, bueno, Tach si, pero yo no– dijo Mía.

Una joven de pelo corto y teñido de purpura, alta y con una vestimenta muy reveladora, en sus muñecas unas pulseras negras y de su cuello colgaba un collar con una cruz de plata, vestía unos pantalones largos, sucios y aguados, su acento parecía ser francés.

– nos conocemos desde hace años y sabemos que algo sucede con ustedes – dijo ella.

Lincoln con la cara roja se apartó de ella al levantarse.

– s-se los juro, s-solo estamos algo cansados – decía nervioso.

Mía solo los miraba fríamente.

– ¿eh?... bueno, ya saldrá lo que están ocultando, pero es nuestro descanso y no quiero desperdiciarlo aquí discutiendo – dijo mientras colocaba su mano izquierda sobre su cintura.

En eso se puso derecha y salió del estudio con su bebida en la mano, detrás de ella Tach también salió no sin antes decir.

– ¿nos quieren acompañar? Mía ordenó unos tacos –.

– n-no, no, gracias, estamos bien –.

– ¿primero bailan como changos en jaula cuando es verano y ahora no quieren tacos? – dijo sorprendido – vaya, lo que ustedes tengan esta muy mal – y salió.

Los dos amigos tenían el corazón en el pecho, estaban seguros de que ahí acababa todo, que los iban a descubrir y que sería el fin, pero no, para su suerte aun quedaba más camino por recorrer.

– ¡caray! eso estuvo muy cerca – dijo Clyde.

– si, jamás había sentido tanto temor en mi vida – dijo Lincoln mientras se recostaba en el sofá.

The friendzoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora