PRÓLOGO
Victoria Park.
Los Dioses, seres en verdad muy confusos. Ya sean griegos, romanos, nórdicos, celtas, egipcios, japoneses, chinos, vascos, eslavos, arcaicos o lo que sea. Todos eran quisquillosos y difíciles de entender, en un momento podrían estar bien pero al siguiente se declaraban la guerra. Y como nueva Delecti, enfrentando este lioso problema de los dioses, les daré unos consejos para no hacerlos enojar.
1. Si es un Dios Griego, no menciones a los romanos.
2. Si es un Dios Romano, no menciones a los griegos.
3 . No le des un sermón sobre lo malo que es el incesto.
4. No le hables de maldiciones, venganza o guerras.
5 . No le preguntes: ¿Y te gusta de lo que eres dios?, es una pregunta muy ridícula, en serio, no lo hagan.
6. No los invites a fiestas.
7. No tengan citas con un dios. (Terminan en tragedia)
8. No se enamoren de un dios. (— ¿Lo dices por experiencia propia o algo? —Hank interrumpe de manera muy descortés. Deje escribir y lo voltee a ver enojada. ¿Por qué me seguía recordando eso?, ¡Se supone que es mi amigo!
—No, no lo digo por eso.—Gruñí. Hank reflexiono con aire inocente, después negó con la cabeza y sonrió.
—A mi Rodio me dijo otra cosa.—Se mofó. Apreté el lápiz con mucha fuerza, aunque él ni se inmuto de mi rara amenaza. Mi otra Guide decidí entrometerse también, momento perfecto para que Hank vuelva a abrir sus gran boca. —Geraldy, Victoria no supera a Rodio.
Geraldy me quedo viendo, con esa mirada rara que hacia cada vez que hacia algo que según ella era torpe.
—Solo has hablado con él dos veces, ¡Dos veces! —Me recalca la semidiós. —Y en una de esas ocasiones estabas en el piso.
Me sonroje furiosamente. Puse mis brazos cruzados sobre la mesa y enterré mi cabeza en el refugio de mis brazos.
—Está escribiendo algo sobre sus increíbles abs y de cómo resplandecen a la luz de la luna, con su cabello y algo sobre sus ojos y las estrellas.—Comentó Hank en voz baja. Ignorando mi presencia en el cuarto, Geraldy comento que dudaba mucho que le había visto los abs. Y no, no los he visto, pero han de ser tan fantásticos como los escribí en mi diario... ¡Espera!
—¡Has leído mi diario! —Exclame. Acuse a Hank con un dedo, él se veía muy confundido.
—¿Qué es un diario? —Preguntó el elfo consternado. Suspire, se me olvidaba que él había vivido siempre en el bosque y no sabía nada de las costumbres humanas.
—Es un libro donde escribes tus cosas personales y es privado.—Le explique lo más despacio posible. El me miro atento pero sus ojos azules se veían a muchos kilómetros de distancia. —No lo puedes tomar, es mío.
—Pero ya lo he leído todo.—Reveló el elfo. Geraldy se retiró lentamente y Hank fue detrás de ella. —¡Espera, tengo que contarte todo lo que decía el diario!
Suspire, al menos no tenía más de dos guides, ¿Así se había sentido Eileen con sus Guides?, probablemente.)
9. No le pidas a un dios su bendición.
10. Nunca le digas a una diosa de la belleza que es fea. (Aun no sé cómo Geraldy sigue viva)
11. Si es un dios Arcaico no le digas que nadie lo conoce.
12. No reúnas a dioses de lo mismo. (Dioses del trueno, por ejemplo)
13. No les enseñes nada de tecnología.
14. No menciones las religiones.
15. No te opongas si te piden un favor.
16. No le digas que no crees en ellos. (Son súper sensibles con este tema)
17. No menciones a Percy Jackson o a Rick Riordan. (Algunos se emocionan, otro se enojan.)
18. No empieces una conversación así: "¿Y es verdad que...?".
19. No invadas su espacio personal.
20. Mejor no te relaciones con ellos, así tus años de vida se prolongaran.
Y creo que esas son las esenciales. Aunque los Dioses sean en su mayoría arrogantes, egocéntricos y odiosos, existen unos cuantos que suelen ser muy buenos y agradables, como Rodio, solo por dar un ejemplo, no lo digo por más nada.
—Solo lo dices porque te gusta.—Comenta Geraldy. Salte de mi asiento, me lleve la mano al pecho y con enojo voltee a ver a la semidiosa. Estaba calmada, imperturbable, comiendo una manzana.
—¿No te habías ido? —Inquirí exasperada. Ella lo pensó por un momento, le dio un mordisco a su manzana de manera lenta y pausada, mastico aún más lento y se quedó viendo al vacío un buen rato. — ¿Y bien?
La otra recapacito y me miro. —¿Qué?
—¿Qué haces aquí? —Pedí.
—Haciendo que te pongas incomoda.—Respondió Geraldy. —Ya lo hice, así que seguiré escuchando a Hank hablar de tu pasado enamoramiento en Nathaniel Darkness. De un príncipe a un dios, me impresionas.
Espere que Geraldy saliera de la habitación para dejar escapar un chillido de frustración. De seguro eso lo sabrían todos mañana y este lugar estaba llenos de conocidos de personas que escribí en mi maldito diario. ¡¿Por qué a mí?!¡¿Por qué no a Geraldy?! Diría por Hank, pero el chico va diciendo todo lo que pasa en su vida sin inhibiciones. Me cruce de brazos, no dispuesta a hacer una pataleta. Alguien toco a la puerta, que estaba abierta.
—Me han dicho que te gustaba Nathaniel.—Hablo Amara. Ella se veía divertida, estaba con su pijama puesta y traía consigo una taza, la cual me brindo, le agradecí y probé. Leche sin lactosa con muchos hielos pequeños. —Y que te gusta Rodio ahora.
Me sonroje hasta las puntas de las orejas. Tome más de la deliciosa bebida para ocultar mi sonrojo con la taza. Amara se adelantó y se sentó en mi cama, me miro expectante.
—Son celebridades, y a mi lado de adolecente tonta, le gustan los chicos malos, que no siguen las reglas y así.—Explique. Podía sentir como mi cara ardía sin importar cuanta leche fría bebiera.
—Rodio sigue todas las reglas y Nathaniel hacia lo que Eileen le decía, no son tan anti-sistema como crees. —Amara rodo los ojos. Me encogí de hombros. —En fin, no te preocupes, le he pedido a Hank que deje de divulgar tus secretos.
—¿A quién más le dijo? —Pregunte. Lo último que quería era enterarme que toda la mansión sabía mis secretos más tontos.
—Probablemente todo la mansión, incluyendo a Rodio. —Revelo Amara. Me deje caer en la cama, que vergüenza, así jamás saldría de mi cuarto. —Ah y Nathaniel, Brett, Derek y Elena, escuche que Hank les informo por medio de un grupo en línea, al parecer ya controla la tecnología.
—Amara, ¿No puedo cambiar de identidad? —Pregunte. Ella me acaricio el cabello de manera conciliadora.
—No, no puedes—Hablo Amara. —No te preocupes, lo olvidaran, pronto.
Enterré mi cara en mi almohada. Esta era ahora mi nueva vida, y no la odiaba, pero a veces era muy incómoda. Al menos tenia a Amara para salvarme de todos los demás, este lugar parecía una guardería ahora que todo el consejo permanecía en la mansión 24/7. Creo que Hank no le conto a Amara sobre esa página que escribió sobre Alexander y de cómo era tan perfecto que dolía verlo.
—Y una cosa, ¡Yo también pensé lo mismo al ver a Alexander! —Exclamo Amara. Hundí más mi cara en la almohada.
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Siete Semidioses [Saga Siete #3]
Fantasy"Miro dentro de mí, y veo que mi corazón está negro. No más colores, quiero que se vuelvan negro. Quizás entonces yo me desteñiré/desvaneceré y no tendré que afrontar los hechos."