Ha vuelto.

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Nathaniel llegó a la media noche con Katherine. Los había visto pasar hacia la cocina, demasiado angustiados, demasiado inquietos. Me acerqué de manera sigilosa y entre. Nathaniel estaba vestido de negro, hacía tiempo que no se vestía de negro. Katherine estaba alejada de Nathaniel y lo miraba impasible.

—¿Qué sucede?—Inquirí. El hombre en la habitación me miró, tenía los ojos claros y verdes, ¿A donde se habían ido el azul de sus ojos?

—Los Dioses vendrán aquí, saben donde estamos.—Habló. Su voz no tenía emociones imprimidas pero sus hombros estaban tensos.—La barrera de la casa se debilita.

—Pero la barrera es eterna, Eileen la dejó y aún después de muerta la barrera debería funcionar.—Comenté. Katherine negó con la cabeza.

—Las barreras impuestas de esencia se van desapareciendo cuando el que la crea no tiene un lazo que lo conecte al mundo de los vivos.—La pelirroja explicó.—Las barreras de los otros Delectis funcionan porque parte de sus almas están encerradas en cuadro mágicos, pero el cuadro de Eileen no posee nada de su alma.

—¿Y no se puede crear otra barrera?—Pregunte. Nathaniel me miró como si fuera estúpida.

—Claro que se puede, pero no es lo mismo.—Dijo la mentirosa. —Los Delectis tienen la esencia más poderosa que existe, porque ellos poseen una mezcla de la esencia de sus Guides. Por eso ellos pueden enfrentar Dioses y hasta ganarles, su poder es mucho más complejo.

—Entiendo, ¿Pero los Dioses vienen a matarnos?—Pregunte. Tal vez venían a negociar o a tomar el té, dependiendo del Dios que sea.

—Es lo más probable.—Se encogió de hombros el príncipe. —Aquí tenemos a los que pueden detenerlos, los de las profecías, semidioses y humanos bendecidos. Los Dioses no quieren que la guerra se detenga, así que los matarán a ellos y a nosotros. La única que podría hacerles frente sería Eileen.

Rodé los ojos. Ella siempre sería la respuesta para Nathaniel. Katherine bufo.

—Nathaniel, aterriza.—Suspiró la pelirroja. —Eileen está muerta.

El pelinegro se quedó quieto, solo mirando la mesa. De repente se levantó y salió de la cocina, Katherine y yo nos vimos y lo seguimos, él tomo su chaqueta y abrió la puerta principal.

—¿A donde vas?—Pidió Katherine.

—A traer a Eileen y Misty me dirá donde encontrarla. —Alzó la voz. Al salir por la puerta se trasformó en una nube de humo que se perdió en el cielo oscuro.  ¿Acaso había oído bien?

—Ya ha perdido la cabeza.—Gruñó la mujer a mi lado. Ella cerró la puerta con mucha fuerza y se fue pisando fuerte. Me volví para irme a mi cuarto, pero me encontré de frente con Géminis. Sus ojos azul marino eran mucho más impresionantes de cerca, la chica morena tenía tres puntos blancos debajo de cada ojo, los labios llenos y rosados, su piel morena parecía haber sido bañada por cobre y su cabello encrespado de color miel era nada más que hermoso, definitivamente una mujer muy hermosa e intimidante.

—¿Qué ha dicho sobre los Dioses?—Preguntó, me aleje un poco de ella. Su aura era muy potente y me indicaba que me inclinara, esta mujer no va a hacer que me sienta menos.

—Los Dioses vendrán aquí, la barrera ya está muy débil y los Dioses nos han detectado. —Revele. Ella me dejó atrás y salió por la puerta, en la parte de afuera se posicionó al lado de la fuente y con un movimiento de brazos levantó el agua de la fuente, y la empezó a forjar para que fuera una barrera.

—No te quedes ahí, idiota.—Gritó la morena.—¡Despierta a todos!

Mis piernas reaccionaron y corrí a la cocina donde estaba la alarma de incendios. Los fuertes bocinazos hicieron levantar a todos, fueron apilonandose en la sala y  posteriormente salir al jardín a ver qué hacía Géminis. Cuando todos estuvieron en el jardín, a medio vestir o con pijamas, se le reunió a todos en un círculo y me subí a la fuente.

Siete Semidioses [Saga Siete #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora