Las ondinas son unas cretinas.

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Mia Arlovskaya POV 

Al llegar a la academia Lis, lo hice con la idea de poder evitar trabajar para sostenerme, en este lugar me dan comida, habitación y educación, además de darme la oportunidad de conocer seres importantes con los cuales hacer conexiones que me pueden servir más adelante en mi vida, jamás pensé que podría hacerlo tan pronto y de manera tan espontanea.

Desde hace una semana, poseo un grupo de amigos, entre ellos un príncipe y un ex delecti, celebridades en el mundo sobrenatural, y otras personas más en el grupo que no son tan relevantes.

El más importante para mí es Nathaniel, es el chico más guapo que he visto y también el de mayor rango, el reino de los demonios es de los tres reinos más importantes, una vida bajo su dominio solo debe estar rodeada de riquezas y poder, eso es justo lo que quiero. Aun así no parece ser tan fácil, el hibrido siempre parece estar muy ocupado cuando lo encuentro, si no está detrás de Derek, su primo, otro hibrido, al cual parece querer agradarle, con nefastos resultados; está hablando con Eileen, la insípida humana del grupo.

Un sábado libre de mis clases, salí de mi cuarto buscando a los chicos, pero solo me encontré a Eileen hablando con un chico, bastante parecido a Nathaniel, me acerque hasta quedar entre ambos.

Eileen me miro sobresaltada, el chico se alejó de inmediato de mi.

—Mia, ¿necesitas algo?—Eileen me miró con una sonrisa amable, como me desagrada lo falsa que puede ser, la he visto rodarme los ojos en múltiples ocasiones.

— ¿Has visto a los demás? No los encuentro. —pregunte dirigiéndole otra mirada el chico raro con el que estaba, este no parecía dispuesto a irse. —Eres como la versión perturbadora de Nathaniel.

El chico solo me alzó una ceja sin parecer entender, Eileen por otro lado, me dio un codazo en las costillas.

— ¡Ay!—Me queje. Eso dolió, su codo esta tan huesudo, debe ser porque casi no come, que mala.

—Los demás tienen clases a esta hora. —Eileen tomo del antebrazo al chico raro dispuesto a llevárselo. —Vamos, Nyo.

Me quede en mitad del pasillo, debería ir a merodear, desde que llegue a este lugar no había tenido la oportunidad de conocerlo todo. Estuve recorriendo los varios edificios que componen la academia, muchas criaturas raras andaban disfrutando del día soleado, incluso pude ver en una fuente sentada a las ondinas, si supieran lo horrible que es ver sus pieles de pescado, estoy tan agradecida de al menos verme normal y no de esa manera.

Llegue hasta el edificio oscuro que permanecía más alejado, entrando me encontré con algunas miradas escalofriantes, pero no me deje intimidar. Continúe echando miradas por las ventanas de algunos salones, en algunos tenían personas, humanos y practican con ellos. Este era el lugar donde los seres más oscuros aprendían a ser aún más despreciables, pero que era visto como practica y defensa.

— ¿Qué haces aquí? Este es el piso de los hijos del abismo. —Un chico me cerró el camino colocando su palma abierta sobre la pared, haciéndola estremecer. El chico notablemente mayor, tiene los ojos negros, en su totalidad.

— ¿Ah sí? No vi que lo dijera el cartel de la entrada. —respondí. Él se inclinó más sobre mí, su rostro marcado se veía enojado.

— ¿Te quieres hacer la graciosa, pescadito?

¿Pescadito? Esa si no la dejo pasar. Invoque el agua a mi boca y le escupí en el rostro, como un chorro que justo un pescado haría, el agua escurrió en su rostro, al menos cerro los ojos, me di la vuelta y corrí a la salida, pero bajando las escaleras me sujeto del brazo y me arrojó a la pared con fuerza golpeándome la cabeza.

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⏰ Última actualización: Jun 03 ⏰

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Siete Semidioses [Saga Siete #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora