Una solución.

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Mia Arlovskaya.

Nathaniel había anunciado que se presentaría el día de hoy, había adelantado trabajos y proyectos de su universidad para venir a colaborar con la aberrante situación. Alexander se había retirado para cumplir sus deberes como monarca y dijo que no podría estar al pendiente de nosotros tan seguido, por lo que mandaría a Freya a vigilarnos de vez en cuando. Amara no había permitido ver más vídeos con las instrucciones de Eileen porque según ella no era el momento, en mi opinión ella no sabe nada sobre la situación, es una humana, que idea tan descabellada de seguir sus órdenes, ¿Qué demonios puede saber ella?

Robert se paseaba con el trió de imbéciles. Geraldy, Hank y Victoria lo instruían en los conocimientos del mundo sobrenatural, hablándole de la mayoría de las especies y sus habilidades, a mí me parecía más bien que Geraldy le estaba coqueteando al pelirrojo y este ni cuenta se daba, además su expresión de salvedad cuando veía a Amara dejaba mucho que desear, con razón todas la miradas intimidantes que le lanzaba Alexander, el chico estaba interesado o al menos la consideraba atractiva, aunque Geraldy dijera que era solo porque ella era la otra única humana cerca. A mí me parece otra cosa pero no le comente nada para evitar cruzar más palabras de las necesarias con ella.

—¿Cómo te sientes el día de hoy, Mia? —La pregunta de Amara me sorprendió. Ella estaba en el marco con las manos en los bolsillos. Lucia más joven con el cabello suelto y la ropa más colorida que la opaca ropa café y negra con la que solía estar, al menos hoy lleva un corto vestido blanco que le sentaba de maravilla, puede que ella no sea un maldito ser sobrenatural, pero sin duda no necesita eso para verse bien. —¿No quieres venir a recibir a Nathaniel? He oído que trae una solución a tu problema.

Me levante del sillón donde me suelo sentar a ver el jardín por la ventana. Arregle mi ropa y fui con Amara hasta la sala principal. El día de hoy lucia bastante solitaria, los Dioses se habían ido a sus hogares a ver la situación y estudiarla para poder prevenir feas circunstancias, hasta Narciso se había ido.

—Nathaniel ya está en Londres. —Anunció Brett con celular en mano. —Dice que va a pasar por alguien primero.

Derek lo volteo a ver extrañado y con el ceño fruncido pregunto: —¿Quién?

Brett negó con la cabeza y tecleo varias veces antes de responder. El trió de imbéciles se veía expectante, se colocaban así cada vez que anunciaban nuevas personas. Los demás ocultaban mejor su curiosidad.

—No quiere decir, será mejor que esperemos a quien traerá. —Fue la respuesta que dio Brett encogiéndose de hombros.

Los demás se pusieron a hablar de temas variados. Por otro lado me dedique a ignorar la punzada que sentía en la parte posterior del cuello, esa sensación de incomodidad no me ha dejado dormir muy bien que digamos y las pesadillas cada vez se vuelven más realistas y persistentes. Derek que era mi más allegado dijo que contaba con el sí necesitaba algo pero realmente no quería dar más preocupaciones, por favor estamos a un paso de una guerra divina, no puedo ser egoísta en estos momentos. En el momento que llego Nathaniel, todos estaban a la expectativa. Verlo entrar por esa puerta con un suéter azul rey, pantalones negros y zapatos del mismo color, era como ver la salida del sol, era contemplar algo hermoso. Pero después detrás del apareció Fei Sanders y la puesta de sol se convirtió en el amanecer de un día lunes, horrible. Nathaniel saludó a todos y la chica asiática se quedó junto a él en todo momento, detestable.

—Esta es Fei Sanders, es una Malitae y se dispuso a ayudarnos. —La presentó Nathaniel. El coloco su mano en la espada de la chica en señal de apoyo y yo me pregunto, ¿Cuándo se volvió tan malditamente considerado? Además, ¿todo este tiempo estuvo en contacto con esa?

—Es un placer introducirte a nuestro genial grupo. —La saludó Victoria. —Soy...

Fei la interrumpió con una sonrisa dulce, sigue siendo tan empalagosa como lo era antes, ni la conocía tanto pero se notaba que lo era y lo sigue siendo ahora.

—Se quién eres y gracias, será un placer brindarles mi ayuda. —La sonrisa de la Malitae era de mil voltios y exudaba flores rosas con naranja, como sus feos mechones de colores. Nathaniel termino de introducirla a los demás, ella rápidamente se habló con Yin y Yen.

Nathaniel se entretuvo hablando con Amara un rato, todo el tiempo bajo mi mirada, pero, ¿Qué podía hacer? Realmente no lo superaría pronto por más queme dijera, era como que lo veo ahora y todo regresa, adiós líneas de contención,hola enamoramiento caprichoso por un chico menor que tú.

—Es un grato placer verte, Mia. —El tono de voz de Nathaniel fue nada más que encantador. Me mataba esta parte de Nathaniel, relajado y agradable, lo hacía ver tan accesible y atractivo. Me levante y en un arranque lo abrase, él se tensó un momento pero acepto el abrazo y lo regreso. Por todo lo bueno que existe, este hombre olía magnifico, ¿acaso podía extrañarlo más?

Me separe de Nathaniel y le sonreí. —El placer es todo mío.

Nathaniel me soltó y mantuvo su espacio. —Debemos hablar, después de que terminemos aquí, sé que querrás una explicación más concisa.

—¿A qué te refieres? —Inquirí. ¿Acaso se refería a la manera de sacar a su abuela psicópata de mi mente? Espero que así sea.

—Se quién puede liberarte, ayudarte a sacar a mi abuela de tu mente. —Reveló, le regale una pequeña sonrisa, él había buscado una solución para mí. Realmente no sabía cuándo se había enterado, pero que lo haya hecho es gratificante.

Mire a Fei, él capto mi mirada y negó con la cabeza. —Es una entidad mucho más poderosas y es algo complicado.

—Sera mejor que me digas, sabes que odio las incógnitas. —Me exaspere un poco. Esta es una situación preocupante y realmente podía querer mucho a Nathaniel pero algo que no soportaba era el suspenso, me desespera de sobremanera y necesitaba de inmediato una respuesta que me hiciera sentir que pronto estaría libre de pesadillas y de acosos de seres malignos.

—Hades, el rey del inframundo. Él es el único que te puede ayudar. —Por fin habló Nathaniel. Lo mire mosqueada, ¿un dios me va a ayudar con toda la problemática a la que se enfrentan, suena como algo fuera de lugar. —He hablado con él y está dispuesto a ayudarte, pero tienes que partir al inframundo y permanecer ahí por un tiempo.

Asentí. Entonces si me iba a ayudar a pesar de todo, eso era reconfortante, excepto por el hecho de que sonaba como una aterradora idea ir al inframundo griego y convivir con Hades y quien sea que este con el allá abajo. 


Siete Semidioses [Saga Siete #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora