Robert se desenvolvió de maravilla con los demás, después de aclarar que en verdad lo había enviado un Dios, el dios Bellum, Dios de la guerra Arcaico, un viejo conocido. Y como los habitantes de la mansión estaban uniendo las piezas del nuevo rompecabezas, no dudaron en sacarle todo mínimo dato al chico.
— ¿Y dices que estabas en las fuerzas armadas? —Pidió Irene, ella lo señalo y lo estudió con la mirada, buscando una pizca de duda o mentira en él.
— No, aun no, pretendo entrar.—Explicó Robert, el chico estaba sentado en el sofá más extenso, completamente solo, mientras todos nosotros estábamos del otro lado del salón apiñados en el sofá, de pie o en el piso.
— ¿Sabes en lo que te estas involucrando? —Preguntó Rodio. Él estaba de brazos cruzados tratando de parecer más intimidante, aunque el chico frente a él tenía más musculatura y más altura.
— Pues, he visto películas... —El dudó en continuar, pero al final lo hizo viéndose muy inseguro de su respuesta. —Donde cosas como estas pasan y mi mejor amiga lee muchos libros raros donde estas clase de cosas son aún más exageradas.
— Claro, supongamos que así son las cosas. —Asintió Lehi restándole importancia.
— Es una buena manera de verlo, pero esta es la realidad, chico. —Dijó Narciso, él se inclinó hacia el frente con los codos en las rodillas, colocando su barbilla en el dorso de sus manos entrecruzadas.
—Lo estoy procesando.—Admitió el humano. En verdad daba un poco de risa verlo sentado en ese enorme sofá, justo en el medio de esa manera tan elegante y pulcra. Ha de estar muy incómodo.
—¿Y tienes novia? —Inquirió Geraldy. Los demás la voltearon a ver en una sincronía casi perfecta. La semidiosa solo le prestó atención a la reacción del chico, este se sonrojo hasta la punta de lo que dejaba ver el cuello alto de la camisa que le había prestado Rodio, la cual le quedaba exquisitamente ajustada, si...No sé porque añadí esa información. ¿Sabes a quien se le vería mejor ese suéter? A Nathaniel, probablemente no, porque lo estoy superando, si no a mí, tengo un suéter parecido.
—Ehh...Siguiente pregunta. —Respondió Robert. Si su incomodidad no era obvia antes, ahora lo era y mucho.
—Ya estuvo bien de preguntas. —Amara se levantó y camino hasta el chico, le puso una mano en el hombro, mientras le daba una sonrisa compresiva. —Ven, vamos para que descanses un rato más.
Robert se iluminó y siguió a Amara como un perrito perdido. Si, probablemente a Alexander no le agrade, no le agrada ningún hombre que mire con tanta atención a la humana. Al menos él no estaba aquí para armar escenas de celos, las cuales descubrí le gusta hacer por cualquier estupidez.
—Les informo que acompañare a Victa con su familia, regresare al anochecer y si no lo he hecho, es porque he sido secuestrada. —Habló Enetry. Nadie trato de detenerla, ni Rodio que la había estado mirando fijamente con cara de enojo total. Sabían que no había nada que la hiciera cambiar de opinión y que no dejaría que nadie más fuera.
Esperamos que Enetry se retirara para esparcirnos por todo el salón.
—Hank, Geraldy y yo iremos por Didier Lyons.—Anunció Victoria. Hank y Geraldy la voltearon a ver asombrados, pero Geraldy puso su mejor cara de resignación y Hank solo la siguió mirando con cara incrédula. Nadie refuto su posición, no estábamos en posición de hacerlo.
—Iré por Carmen Austin, si alguien quiere ir conmigo que hable.—Dijó Brett, él alzo la mano y miro a los asistentes de la sala. Saharí alzo la mano, Brett asintió a ella.
—Iré. —Se unió Yin. —Se un poco de español.
Saahí lo volteo a ver como una mirada desafiante acompañada de una sonrisa ladeada.
—Yo se español a la perfección.—Reveló la Representación de la Venganza. Yin rodó los ojos, pero esbozó el fantasma de una sonrisa.
Los que se lanzaron la soga al cuello fueron a prepararse, los demás los ayudaban con el transporte y a buscar armas camufladas que no eran detectadas por los sensores de metal de los aeropuertos y otros objetos útiles para sus misiones.
A eso de las dos de la tarde, los dos grupos habían partido. Robert se encontraba en una habitación de invitados profundamente dormido, Amara estaba en la biblioteca leyendo, Yen y Irene habían ido al centro de la ciudad a consultar rumores y a hacer las compras de paso, Key había ido a visitar a s hermana, Rodio estaba rompiendo sacos de boxeo en el gimnasio y Narciso con Lehi habían ido a consultar con ninfas en el bosque acerca de lo que sabía. De seguro esos dos últimos solo fueron a coquetear con las ninfas.
Sin nada que hacer pensé en ir a dormir un rato. Al ir por el pasillo, noto la puerta de una de las habitaciones abierta, lo cual es raro porque la mayoría se cierran con seguro mágico. Más extraño aun, era la habitación de Eileen. Me acerque solo para cerrar la puerta y continuar mi camino, pero la puerta se abrió aún más cuando iba a colocar la mano en el pomo. Entre, porque la curiosidad es insoportable, la habitación estaba limpia, todas la cosas de la Ex-Delecti permanecían en su lugar sin un rastro de polvo, me acerque a la cama donde había una caja sobre la almohada derecha, antes de tomar la caja, la puerta se cerró de improvisto, me gire sobresaltada.
—Okay...Esto no me gusta.—Susurre. Me acerque a la puerta y trate de abrirla pero fue totalmente inútil. Fui a las puertas del balcón pero estas estaban cerradas en su totalidad me aleje y me quede en el medio del cuarto pensando cómo salir, gritar no funcionaria, las habitaciones se insonorizaban. Las pesadas persianas de las puertas de vidrio del balcón se vinieron abajo, dejando así la habitación en una oscuridad espesa. —Bien, Eileen si eres tú, esto no es divertido.
Algo se rompió a mis espaldas, me gire porque con ese sonido se hizo un haz de luz que ilumino la habitación. El espejo tenía una grieta en la mitad, estaba iluminado por una tenue luz amarilla casi blanca. Motas de colores flotaron en el paisaje del espejo y tomaron forma, Era el Palacio de justicia destruido, el video se movía rápido pero mostro el momento donde tapaban los cuerpos de los muertos, mostro la última expresión en la cara de Alyda, cuando fue atravesada por un sable muy brillante.
La imagen cambio drásticamente era Eileen sonriéndole a un hombre en la oscuridad, Eileen miro su mano, había una llave pequeña, oxidada y con una piedra morada en la parte inferior. La imagen volvió a cambiar era la sala de cuadros de honor, los cuadros estaban tapados en su mayoría salvo por el de Eileen. La siguiente toma era yo abrazando mis piernas a mi pecho, mi ropa hecha jirones, totalmente empapada, encerrada en una especie de cueva submarina que se iba llenado, esa yo veía el agua con terror y gritaba desesperada por ayuda, pero el agua seguía subiendo, y yo lloraba y arañaba la pared, el agua subió hasta el cuello y mi imagen rompió en el llanto más desalmado que había visto. ¿Por qué le tendría miedo a ahogarme? Eso no es normal, yo era un ser del agua, respiraba con normalidad en el agua, no era coherente lo que acababa de ver.
El video se volvió un remolino verde, y el espejo mostro fuego verde, como el que Nathaniel controlaba, el fuego creo un círculo y en el medio una mujer de cabello muy largo negro miraba hacia el suelo, de un momento a otro alzo la cabeza y me observaba, del otro lado, como si me viera desde el otro lado. La mujer se acercó con velocidad sobre humana hasta que su cara estaba en su totalidad revelada, me fue inevitable no saltar espantada, esta mujer era horrible.
Lo primero que note fueron la falta de ojos, eran cuencas vacías las que sentía que me atravesaban, la boca estaba torcida y sonreía o al menos eso pretendía, la mujer muy lentamente subió una mano huesuda y con la uña larga toco el espejo del otro lado, la grieta se expandió hasta generar más. La mujer soltó una risa estridente que me erizo la piel, me eche a correr a la puerta que no cedía, la golpeaba y nada. El espejo estallo en muchos vidrios que repiquetearon en el suelo como una lluvia.
—Es el momento de que mires atrás.—Susurró una voz rasposa, baja y seca. —Estoy aquí.
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Siete Semidioses [Saga Siete #3]
Fantasy"Miro dentro de mí, y veo que mi corazón está negro. No más colores, quiero que se vuelvan negro. Quizás entonces yo me desteñiré/desvaneceré y no tendré que afrontar los hechos."