Siete Semidioses [Saga Siete #3]

Un nuevo comienzo.

NATHANIEL DARKNESS POV

Eileen no lo sabía todo. Cuando apareció ante mi contándome todo su plan y los resultados, no pude pensar más allá en el hecho de que no recordaría los mejores momentos que había tenido en mi vida, los seres que había conocido, las experiencias vividas y sabía que nada de lo que diría haría a Eileen cambiar de opinión, ella me conto mucho, pero definitivamente no todo. Antes del tiempo indicado pensé en cómo encontrar un hueco, justo como ella, busca mi opción. Y no fue hasta que observe en mis cosas algo que definitivamente me ayudaría.

Cuando Eileen se hizo pasar por muerta, pensé que había terminado una parte de mi vida que quería explorar, porque ella era como la directora de orquesta que dirigía a todos para estar en armonía. Pero cuando volvió aparecer ante mí con la promesa de un futuro mejor, para nosotros. Porque aun así alguien tendría que ocupar nuestros puestos en las peleas que vivimos; aun así, a ella solo le importa la felicidad de los que la rodean y de ella misma, eso me agrada de ella. Es autentica, no es una maldita heroína toda glorificada, es egoísta y eso es real, totalmente humano.

La ex Delecti, había encontrado una manera de ajustar el universo a su favor y así la usaría después de que se derrotara al golem, así dejaría un mal menos. Y cuando así paso, ella bajo de esa colina luciendo justo como cuando la conocí, exceptuando su cabello ahora castaño ya no morado. Dijo algunas palabras que dejaron a todos desconcertados, y en medio de eso, sujeté el sobre en mi bolsillo y cerré los ojos. En mi mano estaba el sobre con el deseo que había conseguido, este no afectaría nada de lo que ella hiciera, pero me permitiría mantener mis recuerdos.

La oscuridad no duro tanto, y para cuando volví a abrir los ojos, miré el techo de mi habitación en el castillo de mi padre. Me levante de inmediato, salí de mi cuarto y corrí hacia el cuarto de mi hermana, me miraría en su espejo, aunque por lo que sentía volvía a tener mi cabello largo, mas allá de mi barbilla. Casi tire la puerta, mi hermana se despertó asustada gritando, pero no me importo, solo fui a su espejo y me mire fijamente. Este es mi yo de dieciséis años.

—Tengo 16 años. —Susurre tocando mi cara. Pensé que solo se borrarían los hechos que nos vinculaban a Eileen, no que regresaríamos en el tiempo a vivir otra vida. Por mi lado derecho voló una lámpara, la cual se estrelló contra la pared.

—¿Qué te pasa, pervertido? —Chilló Freya desde su cama. La ignore y salí de su cuarto, ella también salió y paso corriendo por mi lado diciendo que le iría a decir a nuestro padre. Rodé los ojos, Freya era un fastidio, en cualquier caso. Baje a buscar a mis padres, ellos ya estaban desayunando. Fui y le dio un beso en la mejilla a mi madre, la cual quedo realmente sorprendida. Algo que definitivamente tendría en cuenta era tratar mejor a mi madre, no solo en privado.

—Buenos días, madre. —Susurre. Ella se veía encantada, me abrazo e insistió en que me sentara a su lado. Freya mientras estaba atosigando a mi padre con sus quejas.

—Freya, solo quería verme en el espejo, creo que me salió un barro. —Comente. —Deja de ser tan quejosa.

Mi padre la miro como para que ella comprendiera y se callara, el me miro y asintió en modo de reconocimiento. Lo imite.

—Cómprate uno, maldito mocoso. — La pelirroja se fue indignada. Mamá rodo los ojos y me pidió que comiera más, el resto del desayuno fue en paz y calma, sin hablar. Mi hermano Alexander apareció al final del desayuno con Key Park, al parecer harían algo de deporte el día de hoy.

—Nathaniel, vamos, te unirás a nosotros en un partido de rugby. —Alexander me arrastro sin importarle mi opinión. Bueno, las cosas seguían normales. Al finalizar el día, me propuse en armar mi plan de reunir a los guides y a Eileen de nuevo, de alguna manera. Y la mejor ayuda que podría obtener era la de mi madre.