—...Y tomó mi mano para atraerme a ella.—Termine de relatar. En la primera noche que me había quedado a solas con Adonis, me había despertado gritando por una pesadilla y el cuarto estaba lleno de agua salada. El rubio estaba sentado en la cama con las piernas recogidas para evitar mojarse más los pies.
El muerto me presto atención siempre, pero su cara era de sueño extremo. Supongo que este no es un trabajo agradable.
—¿Y dices que Hades te ha ayudado con los métodos de meditación y esas estupideces?—Preguntó Adonis. Asentí, me seque la cara, mis lagrimas sabían cada vez más saladas y estaba segura de que eran de agua de mar, lo cual es extraño porque soy de agua dulce. —¿Y tú sabes qué hay otras formas más rápidas, cierto?
Alce la mirada. Negué repetidamente, no, eso no lo había dicho Hades en ningún momento.
—Me dijo que era un proceso largo en el que primero tengo que fortalecer mis barreras mentales y después cuando esté lista pasarían a hacer algo como especie de exorcismos, en el que no haya peligro de perder mi alma.
Adonis frunció la boca, como si realmente no le importara lo cuidadoso que había sido Hades.
—Eso puede llevar años, y no es por nada, pero realmente no te quiero aquí tanto tiempo. —Se quejó el hombre. —Pero puedo ayudarte a sacar más rápido la carga.
Lo mire con sospecha, él no ha sido de lo más amable pero realmente me tenia incomoda el agua salada. Él sonrió inocente cuando noto mi duda.
—¿Le vas a decir a Hades?—Pedí. Él soltó el aire como si se desinflara. Y la respuesta era no.—Si me haces algún daño, te van a tirar al tártaro, ¿oíste?
Él rodó los ojos con desinterés.
—¿Que ganó haciéndote daño, ilusa?—Riño. —Solo trató de que te largues de aquí.
Me levante de la cama, mojando mis calcetines y caminando hasta el baño de donde salió más agua. Bien, al parecer no sería buena idea. Fui al closet y lancé los calcetines mojados, me alce el pantalón de la pijamada para que no se siguiera mojando y le hice señas a Adonis de salir del cuarto, él se desmaterializo y se materializó afuera de la recámara, salí dejando salir un poquito de agua al pasillo. Probablemente debería de avisar al servicio, no vaya a ser que alguien se caiga y sea todo culpa mía.
—Sígueme, vamos a mi oficina.—Habló el hombre muerto a mi lado. Caminamos en silencio hasta llegar a la oficina de Hades, lugar en donde entró y se sentó en el sillón detrás de un mesón.
—Está es la oficina de Hades.—Comente. Adonis me veía con una cara de querer arrancarme la cabeza, pero solo me pude encoger de hombros.
—¿Tu ves a Hades aquí?—Inquirío. Sus dientes rechinando de la rabia.
—No, pero...—No pude terminar de responder porque el cambio su pose para responder.
—Entonces está es mi oficina.—Habló con tono mordaz para dar a entender que no quería réplicas. Me senté frente a él para evitar la discusión.—Para empezar, no me interrumpas, te irá muy mal si lo haces, atún.
¡¿Atún?! En serio quiero pensar que no me ha dicho atún, ni que fuera una sirena.
—Soy una Ondina.—Repuse. Puse mi mejor cara de dureza, pero el solo se veía confundido.
—¿Eso que es?—Preguntó. ¿Es en serio? Ahora ni sabe que soy.—No me respondas, no me importa. Para mi serás una sirena, hueles a agua de mar.
—¡Yo no traje esa agua!—Me queje. Él seguía viendo con cara de: "¿Y eso a mi que?". —Mejor dime que tengo que hacer, me quiero ir de aquí.
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Siete Semidioses [Saga Siete #3]
Viễn tưởng"Miro dentro de mí, y veo que mi corazón está negro. No más colores, quiero que se vuelvan negro. Quizás entonces yo me desteñiré/desvaneceré y no tendré que afrontar los hechos."