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Salí corriendo de la cocina y me dirigí al garaje. Cuando me subí en el jeep, Harry preguntó—: ¿Conseguiste el mapa?

—Sí, está en mi bolso.

Luego tiró de la marcha en reversa, enviándonos volando hacia atrás en el camino de entrada. Justo cuando hizo girar el volante para enderezar el Jeep, nos enfrentamos a lo que sólo podía ser el negro carbón Mercedes tipo sedán de Jensen.

—¡Oh mierda! —No lo enfrentamos por mucho tiempo antes de que un brazo saliera de la ventana del lado del pasajero y nos apuntara con un arma.

—¡Agáchate! —ordenó Harry, y luego ambos nos doblamos lo que pudimos.

Los músculos de mi estómago se constriñeron en agonía. Cuando la bala atravesó el parabrisas, sonó como una carga apagándose a nuestro alrededor.

Grité, sobresaltada por el ruido y los fragmentos de vidrio cayeron sobre mí. Después de unos segundos sin aliento, Harry interrogó—: ¿Estas bien?

Moví mi cabeza hacia arriba y me di una rápida inspección. No había cortes o sangre. —Sí —chillé.

—Agárrate fuerte. —Harry aceleró el motor, nos envió embistiendo hacia delante más allá del Mercedes.

Los latidos de mi corazón se aceleraron, junto con el motor del Jeep cuando uno de los hombres de Jensen disparó otros dos tiros. Cada chasquido del arma hizo que mi cuerpo se estremeciera. Afortunadamente, las balas no llegaron a través del marco metálico del Jeep.

Los neumáticos chirriaron en el camino de entrada mientras nos dirigíamos a la carretera principal del barrio Lauren Valle Hideaway.

Mi pecho se apretó al pasar por mi casa. No quería nada más que la seguridad de sus paredes familiares.

Pero Harry rugió a la derecha en último momento y decidió abandonar la interestatal por los caminos libres de tráfico de la muy arbolada selva virgen.

El Jeep se salía dentro y fuera del pavimento, mientras mis dedos formaron un apretón de muerte a los lados del asiento. Las maderas se fundieron en un borrón de verdes esmeralda poniendo revuelto mi estómago. A medida que nos dirigimos más lejos de la civilización, las casas y cabañas que salpican el paisaje comenzaron a ser cada vez menos.

Harry había hecho un giro agudo a la derecha con la esperanza de perder Jensen, pero ellos siguieron detrás de nosotros.

—¿Tienes alguna idea de adónde vamos? —pregunté.

—Nosé exactamente —respondió, con los nudillos blancos por su agarre demasiado apretado en el volante.

Miré por encima de él, y por primera vez, me di cuenta de que el sudor corría por su sien y su mandíbula endurecida.

La tensión de mantener sus emociones bajo control era visible, pero de alguna manera se las arreglaba para no perder la cabeza. Estaba agradecida por eso porque sentía como si cada molécula de mi cuerpo se fuera a esparcir en cualquier momento.

Si Harry no sabía a dónde iba, yo no tenía idea. Habíamos ido más allá de los proyectos inmobiliarios de lo que jamás había estado, y estábamos muy, muy profundo en el bosque.

El camino no estaba pavimentado, y caímos a lo largo del sendero de grava y suciedad. No podía distinguir ninguna casa, en su lugar, era todo árboles, junto a un arroyo corriendo del lado derecho. Harry casi se volcó por un camino de tierra cuando sacó el Jeep a través de unos arbustos y de nuevo hacia el camino.

Un horrible ruido chirriante, junto con el sonido del silbido del aire me sacudió en mi asiento.

Desesperadamente, me volví hacia Harry. —Maldita sea, justo cuando teníamos una ventaja sobre ellos, disparan a los neumáticos traseros. —Él miró a la izquierda y a la derecha antes de decidirse por tomar el camino de tierra a la izquierda.

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