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Acababa de empezar a empacar el libro de Sabiduría Popular Cherokee y nuestras libretas de pistas en la bolsa de Harry cuando West se encaminó a la mesa.

Rápidamente deslicé el mapa de nuevo a mi enorme bolso antes de que pudiera verlo. West arrojaba una moneda arriba y abajo en su palma.

—¿Han terminado, chicos?

—Si, por fin —contesté.

—¿Entonces eso significa que pueden empezar a relajarse? —Harry se echó a reír.

—Sí, así es. ¿Qué tienes en mente?

—¿Qué tal un poco de música? —Me encogí de hombros.

—Claro, ¿por qué no? —West asintió y luego se dirigió a la máquina de discos a través de nosotros. Harry acababa de tomar un gran trago de cerveza cuando la canción sonó por los altavoces.

Inmediatamente, empezó a ahogarse, arrojando una corriente de Budweiser sobre la mesa.

—¿Estás bien? —pregunté, pasándole unas servilletas.

—Bien —murmuró, aunque sus rasgos tan habituales parecían haber palidecido.

Entre los episodios de tos, sacó la soda. West llegó paseando de nuevo hacia nosotros con una sonrisa de come mierda plasmada en su rostro.

—Pensé que debía torturarte un poco con esto. —Harry lo fulminó con la mirada.

—Gracias, hombre. Realmente aprecio el viaje al pasado.

—¿Cual es el asunto con la canción? —pregunté, mi conocimiento de la década de los ochentas en metal, bandas de pelo largo venían con Harry, algunos conciertos.

Él me había pasado la apreciación por el género durante los veranos juntos
West ignoró la mirada suplicante de Harry.

—Sí, es No te olvidaré de Poison —Arrastró una silla a nuestra mesa. Le dio la vuelta y se sentó a horcajadas, cubriendo con sus brazos el peldaño superior—. Déjame que te cuente lo que este idiota solía hacer. Los viernes por la noche en el hospital, teníamos karaoke. Y cada maldita vez, Mad Dog tenía que cantar No te olvidaré.

—No sabía que podías cantar —le dije a Harry.

West hizo una mueca. —Confía en mí, él no puede.

Me reí cuando Harry espetó—: ¡Idiota!

—Amigo, después de lo que nos hiciste pasar, te mereces un poco de burlas.

—¿Así de mal cantaba? —pregunté.

—Nah, no era solo que cantaba la misma canción una y otra vez. Generalmente se ponía muy borracho antes con cerveza de contrabando y cuando la canción terminaba, empezaba a llorar sobre esa chica que...

Harry interrumpió a West con una patada en la espinilla. Ante la mirada inquisitiva de West, Harry apretó sus dientes.

—Es suficiente.

West se inclino para frotarse la pierna.

—Está bien, hombre. Cristo, pero no tenías porque golpearme tan mierda —Negó con la cabeza—. Deberías de estar bebiendo algo más fuerte en alcohol que la cerveza —Empujándose fuera de la silla, dijo—: Te voy a decir el qué. Ya que mi viejo no está aquí esta noche, voy a sacar un poco del mejor Patrón que tenemos bajo la mesa para ti. —El rostro de Harry se extendió en una amplia sonrisa.

—Ahora, eso es algo que recuerdas sobre mí que es bueno —West le guiñó el ojo antes cojear hacia detrás de la barra.

Agarró un par de vasos de chupitos, una gran botella de lo que supuse era Patrón y a continuación, llegó a nuestra mesa de nuevo. Sirvió dos vasos llenos y le pasó uno a Harry.

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