58. Interrupciones

137 10 1
                                    

Jueves, hora local, 18:27, localización, casa de Sabrina, accion en proceso, estudiar química, concretamente, la preciosa y elegante tabla periódica de los elementos.

Mi bolígrafo juega entre mis dientes mientras yo pienso en todo y en nada, porque realmente el símbolo de Wolframio no es lo que más me interesa ahora mismo.

Todo se ha vuelto más estresante esta semana.

Matt se mejoró rápidamente y me quiere convencer de que fue por mis cuidados, estupido.

Joe ya se encuentra psicológicamente mejor, la verdad es que no es muy difícil olvidarse de un imbécil ¿no? Tampoco lo sé y mejor no saberlo nunca.

Ahora que he conocido más a Ryan me parece que es súper simpático y no me importaría un poco más adelante añadirlo a mi lista cercana de amistades.

Y la verdad es que en mi cabeza no para de rondar el nombre de Matt, me tienes que ayudar con química estupido, ¿dónde te encuentras?

Suspiro y dejo caer el bolígrafo a la mesa de madera blanca y me levanto de la silla del escritorio de manera estruendosa para empezar a dar vueltas por mi habitación.

Se supone que habíamos quedado a las 18:00, llega media hora tarde.

¿Es posible que le haya ocurrido algo? ¿Es posible que se haya olvidado? ¿Estará con otra persona? Mierda Sabrina, tranquilízate, a lo mejor solo se le ha atrasado el reloj, un poquito.

Entonces oigo como la puerta de mi cuarto se abre y yo rápidamente dirijo la mirada a esta, encontrándome con los ojos almendrados de Matt.

- ¿No entiendes bien el término puntualidad?- pregunto cruzándome de brazos mientras elevo mi mentón en símbolo de molestia.

- ¿Lo siento?- pregunta encogiéndose de hombros con un gesto arrepentido.

Yo le examino de arriba a abajo con una ceja elevada, está completamente empapado, tiene el pelo humedecido, odio su pelo humedecido y despeinado... La ropa pegada a su cuerpo ...

- Te echaría ahora mismo por llegar media hora tarde pero necesito que me ayudes- explico frunciendo el ceño resignada.

- ¿Te importaría que me diese una ducha antes?- pregunta elevando una ceja.

- Haz lo que quieras- digo enfadada frunciendo el ceño mientras me siento de nuevo en la silla.

Él suspira y aparece de nuevo a los pocos minutos por la puerta de mi habitación secándose el pelo con una toalla del baño, no desvío la mirada solo intento mirarle de reojo, él coge una silla y la acerca al escritorio a pocos centímetros de distancia de la mía, así que yo me alejo y él hace una mueca de disgusto.

- ¿Qué necesitas que te explique?- pregunta serio mirando las diferentes operaciones que se esparcen por la página de mi libreta.

- Necesito que me expliques algunos factores de conversión- digo desviando mi mirada sabiendo que sus ojos están fijos en mi.

- Lo que quieras- dice acercando su silla de nuevo a la mía haciendo que yo gruña.

(...)

- Lo entiendes ¿verdad?- pregunta y se que eleva una ceja, aún sin mirarle.

Reviso las operaciones con la mirada y consecutivamente me doy cuenta que realmente las entiendo, Matthew Morgan, odio realmente que hagas que lo entienda todo.

Mi ley de murphyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora