Un Amor Inolvidable - Capítulo 6

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Cuando llego al restaurante estaba temblando de los nervios. No podía creer que después de estas semanas lo iba a volver a ver. Respiro hondo y miro a su alrededor buscando la moto de Dani, sin verla. Sintió una punzada de decepción pero se obligo a olvidarse y entro en el restaurante.

El Bellavista era un sitio elegante donde solo se podía entrar con reserva, y por lo que ella sabía las reservas se hacían con unas cuantas semanas de antelación, sino meses. Así que, o Dani tenía unos contactos muy buenos, o la reserva ya estaba hecha desde hace tiempo. Quizás hasta había planeado venir con otra persona… ese pensamiento la ponía mala así que rápidamente desecho la idea. - hoy va a venir por mí, y eso es lo que importa.

Volvió a respirar hondo y presto atención al restaurante en el que acababa de entrar. A pesar de la exclusividad, había un ambiente tranquilo y relajado y parecía que la gente se lo estaba pasando bien.

Se acerco a la pequeña mesa de recepción,

- ¿Nombre por favor?

El maître estaba listo para acompañarla a su mesa.

- Silvia Men… ehh ¿Campanilla?

El hombre la miro extrañado y solo volvió a bajar la mirada cuando Silvia lo miro arqueando una ceja perfectamente depilada.

- Si claro, acompáñeme.

Silvia lo siguió hasta su mesa que todavía estaba vacía. Pidió un vino blanco y miro a su alrededor. De pronto sintió una fuerte opresión en el pecho antes de sentir como se le partía el corazón en mil pedazos. Esto era mucho peor que no ver la moto de Dani fuera, porque Dani sí que estaba aquí. Simplemente que estaba demasiado ocupado con la rubia exuberante que le agarraba el brazo con tanta familiaridad y le estaba presentado el pecho en una bandeja. Los dos estaban riendo muy alegremente, seguramente hasta de ella.

La vista se volvió borrosa cuando los ojos se le llenaron de lágrimas.

- ¿Para esto la había citado? ¿Para reírse de ella y demostrarle que ya estaba con otra?

Silvia se levanto, pero se tambaleo al hacerlo y se tuvo que agarrar a la mesa para no caerse.

Esto atrajo la atención de Daniel, que inmediatamente estaba a su lado sujetándola fuertemente.

- Cariño ¿estás bien?

El vestido de Silvia le quitaba la respiración, pero la preocupación por su Campanilla lo superaba.

- Suéltame

La orden susurrada de Silvia era clara, sin embargo, ahora que la volvía a tener entre sus brazos después de tanto tiempo, le resultaba imposible obedecer.

- He dicho…

Silvia respiro profundamente.

- …que…

Le siguió otra respiración honda.

- ¡…me sueltes!

Con cuidado, la ayudo a sentarse, pero cuando ella intento volver a levantarse, le puso las manos sobre sus hombros desnudos.

- ¡No me toques!

La miro con los ojos entrecerrados, sintiendo una punzada de dolor que hacía mucho tiempo no sentía.

- ¿A dónde vas Campanilla? ¿No querías hablar? Pues vamos a hablar.

- ¿Y porque no hablas con la muñeca hinchable con la que estabas?

- ¿Qué?

Daniel parecía confuso.

- ¿De qué hablas?

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