6 años antes…
Justo después de su 18 cumpleaños, sus padres se fueron de vacaciones juntos. Al fin y al cabo, ella ya era mayor de edad para poder quedarse en casa, y además, tenía a Daniel para echarle un vistazo. Silvia estaba contenta de poder demostrarles a sus padres que ya era una adulta responsable, aunque quedarse a solas con Dani la ponía nerviosa.
Últimamente lo estaba viendo de otra manera, menos como un amigo, y más como a un hombre. Ese cambio de actitud hacia él le daba mucho miedo – no quería perder a su mejor amigo. Él lo sabía todo de ella, y ella de él. Sabía que había estado con otras chicas, por mucho que ella le gustara. Según su padre porque - eso es lo que hacían los chicos de su edad – es algo natural - . Eso la molestaba pero, sabía que él estaba esperando a que ella fuera mayor de edad, y ahora que ya había llegado ese momento, no sabía muy bien qué hacer. Durante los primeros días, todo estaba tranquilo y se trataban casi como antes, solo una buena amiga. Dani no la había agobiado ni una sola vez diciéndole lo bonita que estaba, o lo graciosa que era. Parecía que intuía que eso podría asustarla.
Unos días más tarde Silvia se asomó a la ventana. A esta hora Dani estaría nadando como de costumbre, antes de desayunar. Tenía un cuerpo bonito aunque algo delgado, y aunque Silvia se sonrojara al mirarle, no lo podía remediar.
Bajo a preparar el desayuno, mientras esperaba a que Dani terminara de nadar, para poder nadar ella. No se atrevía a salir a fuera porque seguramente se quedaría embobada mirándolo.
- ¡Campanilla!
¿Porque la estaba llamando Dani? ¿No esperaría que ella saliera afuera verdad?
- Campanilla, ¡sal y báñate conmigo!
Daniel sabía que ella llevaba un bikini debajo del vestido, ya que en cuanto terminaba él, ella se tiraba a nadar un poco antes de ir a las clases. Claro que como era verano, podía quedarse todo el tiempo que quisiera, pero ni por un segundo se le ocurriría meterse en la piscina con Dani – podría ver que llevaba el colgante en el piercing!
Cogió un zumo de naranja, y se asomo a la terraza desde donde se accedía a la piscina. Dani estaba en el borde, esperándola.
- Venga Campanilla, deja ese zumo y métete en la piscina, el agua esta buenísima
Le echo un poco de agua, salpicándola.
- Dani, ¡deja eso! Ya cuando tú salgas, me baño yo. Como siempre.
Daniel se echo hacia atrás y empezó a flotar en el agua.
- Pues te vas a esperar un buen rato, porque aquí se está muy bien.
Ella hizo una mueca y cerró los ojos.
- Venga ya Campanilla, ¿porque no quieres bañarte conmigo? ¿Es que me tienes miedo?
Su sonrisa era burlona y sus ojos brillaban traviesos. Silvia se mordió el labio.
- No se…
Daniel se impulso sobre los brazos para salir de la piscina, estaba increíble con el agua resbalando por su cuerpo bronceado. A Silvia se le estaba secando la garganta, y que él se le acercara tanto, no ayudaba mucho.
- Venga Campanilla.
Dani estaba tan cerca que podía sentir su aliento en la cara.
- Báñate conmigo –
Ahora estaba susurrando, mientras se acercaba aun mas a ella. Tenía los labios tan cerca de los suyos, que ella los entreabrió sin pensar, deseando saborear esos labios, que estaba segura sabrían a menta. Sin embargo cuando estaba convencida de que la iba a besar, ella se echó para atrás y se alejo de él para quitarse el vestido y tirarse rápidamente a la piscina.