Entry 2

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La mansión Phantomhive yacía totalmente quemada, y por el acuerdo que hice con el señor, tuve que dormirla para que no me viese, sólo fueron unas horas más de las esperadas.

Hablé con la señorita Elizabeth y con su esposo Godrik Crown.

Le rogué y rogué, pero ellos no la querían, así que me decidí por obligarlos.

La señorita Elizabeth era una arpía, no había más palabras, decía y se repetía que si el Señorito Ciel no la quiso ¿por qué debería de encargarse de su hija de cuyos padres murieron?

Además de eso, no echó una sola lágrima, no hubo temblores en su voz.
La odiaba, la aborrecia, mi conejita no se merecía eso.

Pero ese fue su último deseo, y debía respetarlo.

-¡Sebastian vete de una vez! ¡No quiero a esa peste en mi casa! - gritó y lanzó una jarra de cristal que se estrelló en la puerta -

-Si... Si no la aceptan, voy a encargarme de hacer sus vidas, miserables, los padres del señor Godrik, tendrán que empeñar hasta lo que no tienen, para poder pagar las deudas que les daré - el hombre me miró de reojo -

-Bien, cuidaremos a nuestra sobrina-

-¡pero...! -

-¡Cállate ya Elizabeth! Basta, es tu sobrina, haz algo benéfico por una vez en tu vida- sonreí victorioso-

-Sólo deben cuidarla por 11 años, y me la llevaré -

Con eso predispuesto, me propuse a llevarla a su nueva casa, en su nueva y diminuta habitación.

La cual tenía una terraza, era el pórtico, en dónde sólo entraba una cama para una persona, un librero dónde puse sus libros preferidos, y un closet pequeño, añadí un baúl de juguetes y decidí ponerle ropa nueva.

Nunca pensé llorar por alguien, pero lo hice, su débil cuerpo abrazaba el conejo de peluche que una vez fue de Sukii, sonreía porque no sabía qué ocurría afuera del sueño. Le acaricié la cabeza unos minutos y poco antes de irme, me dije;

-él sólo no quiere que la vea, nunca me prohibió escribirle -

Cartas para la pequeña Phantomhive (Sebastian Michaelis)  (Temporada 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora