Miré hacia todos lados, y no viéndolo, fui a acomodar los libros en mi árbol y luego, me quité mi saco blanco de lana y mis zapatos para finalmente, sentarme en la cama.
-Princesa - escuché como un susurro-
-¿Sebas? Tu regalo está debajo del árbol de abajo- murmuré - pero si tú abres el tuyo, yo quiero abrir el mío - miré a mi costado, había un regalo, decía...
Abre me.
-Dijiste que si abría mis regalos, sería portarme mal, y yo no quiero portarme mal -
Unos minutos pasaron hasta que volteé por una caricia en mi mejilla.
Con pétalos de rosa estaba escrito;
Abre me.
-¡lo haré porque me estas obligando! - nada - ¡tengo la prueba! ¡No me porto mal! - escuché una risa pequeña que trató de ser apagada.
Abrí el obsequio, era una caja rosa, la cual abrí, habían... Cosas extrañas, puse la caja en la mesa de noche.
Cuando iba a ver más detenidamente aquellas cosas, Sebastian me abrazó por detrás, me besó el cuello provocandome cosquillas.
-¿Cómo está mi obsequio? - me volteé un poco - por cierto, usted desenvolvió uno de mis regalos, eso significa que yo puedo abrir uno de los míos - asentí -
-Está abajo, aunque no me gustaría bajar ahora porque... - un beso me interrumpió, lo sentí ponerse enfrente de mí en un instante, tomó mi blusa por debajo -
-Usted es mi obsequio, voy a quitarle estas prendas para verla mejor ¿qué le parece? -
-Y yo... ¿Yo también puedo hacerlo contigo? - asintió -
-Claro que sí, princesita -
Sus besos me interrumpieron el habla y simplemente me quitó la blusa, sus manos me acariciaron los pechos, me separé un poco.
-¿te duele algo Bonnie? - preguntó algo preocupado, negué -
-Es sólo que siento algo extraño -
-Mmmm, ya sé, lo sientes - sonrió - aquí debajo - me acostó y sentí un beso en mis partes bajas - ¿verdad? -
-Ajá ¿crees que me esté enfermando? -
-Voy a revisar - asentí.
Me quitó mi falda y mis bragas, hace tiempo me había acostumbrado a estar desnuda enfrente de él, ya que, él me bañaba de vez en cuando, también jugaba conmigo con los patitos de hule en la bañera, y a mí me hacía reír las voces que ponía.
-Mmm, qué tenemos aquí - susurró-
Su lengua pasó por mis labios, pero no los de mi rostro.
Una corriente se dirigió a mis pechos.-Amor- me miró - ¿qué le parece desenvolverme? - asentí sonriente.
Me senté y puse mis manos en su pantalón, lo abrí y lo bajé.
-¿¡ya puedo chuparlo!? ¡Dijiste que en navidades me dejarías! - rió -
-No, belleza, te dije que tal vez luego de navidades te dejaría - se quitó la camisa y la dejó a un lado - aunque puedo hacer una excepción, pero no quiero pucheros - me besó.
Me acostó lentamente mientras él también lo hacía a mi lado y yo quedaba encima.
Con sus manos me tomó el trasero, lo apretó para atraerme.
-¿esto hacen los príncipes y las princesas? - asintió -
-Sólo los que se aman mucho -
-Yo te amo mucho, mucho - me miraba con cariño, quitó un mechón de mi cabello, el cual me estorbaba, hacia detrás de mi oreja -
-Yo la adoro y amo, mucho, mucho -
En ese momento, cambiamos de lugares, se puso encima de mí, me mordió y acarició mis pechos mientras una mano bajaba lentamente hasta tocarme entre mis piernas.
-pequeña, qué te parece si me abrazas con tus hermosas piernas - me susurró, asentí con la respiración entrecortada -
-s-siento cosas extrañas - lo obedecí - ¿qué es? -
-Está enferma, princesa - me apretó mis pezones, di un corto gemido - hay que curarla -
Algo comenzó a tocar mi zona, era el dulce de Sebastian.
-Dijiste que podía chupar el dulce - me quejé - n-no es justo - me besó - además, por qué Lou puede hacer eso con Max - abrió los ojos-
-¿cuándo has visto eso? N-no es que me importe pero la he vigilado para que no traspase tal magnitud - me moví un poco -
-La semana anterior, tenían la puerta abierta -
-Oh - rió - Vamos a probar tu regalito - tomó algo de la caja - mire, es un anillo - me lo puso, él se puso otro, puso mi mano en uno de mis pechos y la suya me tocó allí abajo - ahora, aquí hay un botón, toquelo - al hacerlo, comenzó a vibrar - oh no, no lo quite de allí, si lo hace, le daré un castigo -
Nunca me había castigado, pero suponía que sería malo ya que la anterior vez me quedé sin libros por 3 días, y no me gustó mucho, dijo que no era un castigo, porque no había hecho algo muy grave.
Asentí.
Su anillo también vibraba, sentía que mi corazón subía a mi garganta. Su boca invadió la mía, un dolor profundo empezó a invadirme cuando su miembro comenzó a entrar lentamente. Unas lágrimas salieron aunque me gustaba también me dolía.
-Relájese - susurró.
Se movía a un ritmo bastante lento, gemia las veces que él se separaba un poco. Trataba de no hacerlo, pero luego aceleraba y eso me hacía gemir más y era algo perdido pero... A la vez tan... Excitante.
-m-más rápido - el anillo ayudaba mucho al dolor. Lo sentía menos, él movía sus dedos allí debajo mientras su boca jugaba con mi pecho descubierto y mis labios -
-Cómo órdene, mi princesa -
Apreté ambas manos al sentir un líquido caliente en mi interior, sin embargo, cuando iba a comentar algo, también lo sentí yo, mi cabeza por instinto se fue hacia atrás con un pequeño gemido que fue callado por los besos de Sebastian.
Se fue detuviendo lentamente.
Cuando lo hizo completamente, el anillo paró.
El mío me lo quitó y dejó ambos en la caja, salió muy despacio de mí.
-a... A mí... M-me gustó el anillo - rió, salió de la cama y me cubrió para volver a mí y besarme -
-No se mueva, la princesa debe ducharse y por ello el príncipe preparará una ducha rápida - besó mi mejilla varias veces - quédese muy quieta - salió corriendo.
Volvió unos minutos después, tenía puesto unos calzoncillos, me quitó la manta y me cargó. Vi por encima de su hombro, había sangre en la cama.
- ¿eso es mío? - acarició mi cabeza-
-Sí, pero ya no ocurrirá más ¿de acuerdo? - asentí -
-¿eso es porque me enferme? - negó, me puso en la bañera -
-Eso ocurre sólo una vez, y eso significa que se convierte en una mujer - me senté mejor, me dolía -
-¿aún me quieres? -
-nunca voy a dejar de quererla -
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Cartas para la pequeña Phantomhive (Sebastian Michaelis) (Temporada 2)
FanfictionEl Señor Ciel Phantomhive y su esposa, Sukii Phantomhive, muertos en agosto, 26 de 1900, 25 años y 24 años. La señorita Sukii, de la cual me enamoré de su ternura y facciones, dio a luz a Bunny Phantomhive. Pero, también amé a esa pequeña personit...