Entry 12

1.5K 160 43
                                    

- hablemos de otra cosa -

-¿Cómo qué? -

-Cómo de sus golpes, necesito verla- me cargó y nos dirigimos hacia una punta del lugar y abrió la puerta.

Vi lo bonito de la habitación, me dejó en la gran cama y fue a cerrar la puerta.

-quitese la ropa, por favor - me sonrió -

-e-eh... ¿Yo? - asintió - s-solo me golpearon aquí arriba -

-No importa, quiero verla totalmente - negué rápidamente -

-S-se que no te gustará esto que te diré pero... Aún no tengo mucha confianza contigo - me senté - lo lamento mucho - se acercó - ¿v-vas a g-golpearme? - negó, estaba serio, pero no parecía molesto -

-Tranquilicese - se arrodilló, me acercó más al borde de la cama, levantó un poco la blusa - no la lastimaré, cálmese - besó allí, al instante, sentí su lengua -

-¿Q-qué haces? -

-Solo traslado la sangre estancada-

-o-oh -

-Estoy quitando el dolor y los moretones - aclaró -

-Eso tiene más sentido -

No veía muy bien lo que hacía, pero sentía su lengua tocarme. Había veces que me besaba, no entendía muy bien qué trataba de hacer. ¡Tal vez me lo oculta y es un mago!

-¿Eres un mago Sebas? - rió, se separó un poco -

-Soy sólo un demonio, Señorita - besó mi mejilla - muy bien, alguien quiere unas ricas galletas con chispas de chocolate -

-¡yo yo! - sonrió, me cargó de nuevo-

Salimos y me sentó en el sillón, se fue a la cocina y trajo una taza de chocolate y galletas.

-¿cuándo conoceré a Máximo? - pregunté, se sentó luego de dejar las cosas en una mesa al lado del sillón, me puso encima de sus piernas y me dio la taza -

-Tenga su galleta y... En dos días lo conocerá - tomé un sorbo -

-Esto está delicioso, gracias - besó mi mejilla -

-Su padre no era tan amable, siempre me pregunté, qué sacó de él, además de sus ojos -

-Él me decía que saqué su terquedad - rió -

-eso es imposible, usted no es terca, siempre aceptaba la opinión de los demás, y creo que lo sigue haciendo, toma tu chocolate princesa, voy a contarte una historia, esta era una de tus preferidas -

Me contó la historia de Rapunzel, la contaba muy bien, hacía voces diferentes que me gustaban.

Miré mi taza.

-s-se acabó - me miró -

-Al parecer sí - me limpió con un pañuelo - muy bien - sonrió, me quitó la taza y la dejó a un lado- ahora, a la cama, son las 1 de la mañana y debe descansar - me cargó -

-p-pero yo quiero seguir hablando contigo - entramos a la habitación - aún no quiero dormir -

-Pues ¿qué le parece dormir conmigo? - asentí - de acuerdo - me acostó y fue a apagar todo y a cerrar las puertas -

Se quitó el chaleco y la camisa.

-¡No veo no veo! - me cubrí los ojos, lo escuché reírse, se estaba metiendo en la cama -

-Cuando era pequeña, también decía eso -

-¿Q-qué? - lo miré -

-Muchas veces, gritaba de noche diciendo que había un monstruo debajo la cama, la tranquilizaba de diferentes maneras -

Narra Sebastian

1889, 4 años.

Cartas para la pequeña Phantomhive (Sebastian Michaelis)  (Temporada 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora