Entry 21

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-S-Sebastian no quiero seguir jugando - hable.

Mis ojos fueron cubiertos, unos besos húmedos me invadieron el cuello y finalmente, los pechos.

-Si yo digo que jugará, es porque lo harás pequeña -

-p-pero...

-Si hay peros y reproches no hay regalos y caricias en la noche ¿de acuerdo? - asentí - muy bien - me besó en los labios y se fue.

Hice un mini berrinche y caminé fuera.

Me cubrí los ojos por la escena de Max y Lou.

Pasé de largo pero sentí eso vibrar hacia exactamente el sillón.

Ay mierda.

-ehhh, chicos -

-No es un momento... - gimió fuertemente -

Louis estaba debajo mientras que Max estaba encima, gratamente, tenían una manta encima.

La cosa seguía vibrando hasta que vi el regalo de Sebastian entre ellos.

-o-oh, ¡Max!

-¡te dije que si gemias iba castigo! - apreté mis labios para no reír.

-l-lo siento pero...

-Oh! Toma - Max me extendió el regalo, corrí y la tomé sintiendo ese breve momento en el que el vibrador subió y descendió - ahora sí, panquesito -

Riendo, corrí de nuevo.

Me detuve para ver el pequeño libro envuelto en papel de regalo azul con patitos.

Lo guardé en la cesta y caminé hacia el jardín trasero, supuse que estaba allí ya que... sentía aquello.

Salí por la puerta y vi pétalos de rosa en el césped. Pasé por allí y de repente, comenzó a subir la intensidad, pasé rápidamente por allí escuchando la risa de Sebastian.

Cuando vi el regalo lo tomé y corrí de nuevo adentro.

Me dolía un poco.

Suspiré y fui por toda la mansión (de la planta baja) no encontrando más que uno detrás de una maceta.

Subí las escaleras y el... Vibrador subía al mismo tiempo que yo.

Al llegar a la primera planta, dejé la canasta para buscar el regalo.

-S-Sebastian... P-paralo... U-unos segundos por... Por favor -

No lo hizo.

Busqué el libro, mi respiración se volvía entrecortada, no había ninguna habitación por el sitio en donde me encontraba, solo el suelo.

Hasta que vi un tablón algo abierto, lo quité y tomé el obsequio, corrí hasta la canasta y lo dejé allí respirando y tratando de relajarme.

-¿mi princesa se cansó? - escuché- ¿no le gusta? A mí me gusta verla así, es tan tierna - acarició mi cabeza - su piernas se aprietan una a otra mientras corres sin apoyar los talones  - me abrazó - Bonnie, sólo dos más y tu sorpresa tendrás - infle mis mejillas y asentí - muy bien - besó mi mejilla -

Y se fue.

Escuché un gemido muy fuerte y un golpe.

-Voy a enseñarte a obedecerme - escuché -

-¡Max no seas tan fuerte! - le grité mirándolo por las barandillas -

-¡a él le gusta! ¿Verdad pastelillo de vainilla? -

-Claro que sí - sonrió Lou - no te preocupes -

-¿te di permiso de hablar? - lo volteó aún en el sillón - ya verás - corrí antes de seguir viendo el resto-

Me paré y corrí hacia la biblioteca.

Sí, había una biblioteca, pero era pequeña, cabían sólo 2500 libros y habían cerca de 500. Los leí todos, por lo que le pedí a "Sebas Claus" que me regalase algunos este año.

El vibrador, comenzó de nuevo y busqué entre los libros que había pero no, por lo que supuse que...

-¡Sebastian, está muy alto! - me quejé.

Salté una y otra vez, casi lo alcanzaba, se sostenía de un hilo delgado del techo.

Retrocedi y me quedé unos segundos pensando.

Por lo que me decidí hacer lo más tonto pero rápido y efectivo.

Corrí desde lo más atrás que pude y salté tomándolo en el aire y rompiendo el hilo, lo fui a dejar en la canasta.

Salí de allí con la canasta en mi mano.
Caminé un poco hacia las habitaciones, hasta que lo sentí de nuevo.

-¿mi habitación? -

Al entrar, encontré el último libro en la cama, con una carta al lado, ésta era diferente, era color rojo y le rodeaba un corazón de pétalos de rosa. Además, habían varias velas en la habitación.

La puerta se cerró de repente y yo simplemente fui a tomar todo de allí.

Dejé el libro en la canasta al lado de mi pequeño árbol.

El principal estaba abajo, recordando cómo Max, Sebastian y yo decoramos ese gigantesco árbol, abrí la carta.

Cartas para la pequeña Phantomhive (Sebastian Michaelis)  (Temporada 2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora