Cuando observo mi reflejo todo lo que veo es una sombra desagradable y oscura. Una silueta que atormenta mis pensamientos día y noche. La razón de mis problemas y de mis dolores. Toda decisión en mi vida es basada en ese reflejo.
Algo tan mundano como verse en el espejo, una actividad que todos hacen diariamente para mí no es algo simple, más bien es una tortura. En este veo mis errores, mi falta de control, mi decepción, mi derrota.
Sin embargo, no puedo dejar de buscar ver cualquier lugar que me permita ver mi reflejo. Que permita ver el porqué hago lo que hago, el porqué estoy donde estoy.
Un masoquismo eterno, donde una y mil veces vuelvo a pararme frente al espejo y observo, y odio, el ser que soy. Con lágrimas en los ojos y un dolor punzante en el pecho tomo este momento como mi motivación, mi razón para seguir con mi estrategia.
Comienzo cada día con un solo objetivo, cambiar el sentimiento que tengo hacia mi imagen, o mejor dicho cambiar la imagen que genera el sentimiento.
El dolor, los ruidos de mi estomago, los mareos, el cansancio, el mal humor, las mentiras, el secreto, todo vale la pena si a final de cuentas el espejo deja de ser mi enemigo.
Cada día es un nuevo reto, y enfrento un nuevo obstáculo. Y no siempre obtengo la fortaleza para cumplir mi meta. A veces todo pierde sentido, a veces reconozco estar perdiéndome, reconozco ya no ser yo el que está en control de mis acciones y emociones.
A veces el dolor, la fatiga y la soledad son demasiado, y me convencen de cambiar de rumbo. Es en esos momentos que pienso que una mordida no acabaría con mi proceso. Pero es una vez que la di que mi mundo se derrumba, pierdo el control de mi ser y se lo cedo a la voz en mi cabeza urgiéndome que pare, y que page por mis errores.
Cegado por un vacio emocional no puedo forzarme a no escuchar a esta voz. Esa voz que está siempre presente, la que aparece susurrando en mi oído cada vez que me encuentro parado frente al espejo. Siendo así lo primero que escucho cuando comienzo mi día, y lo último que escucho antes de terminarlo. Lo que la convierte en mi peor pesadilla, mi enemiga, pero también mi salvadora, mi guía.
Nadie comprende porque uno seguiría haciendo algo que le genera tanto dolor. Pero como dejar ir a ese algo que provoca tu dolor, cuando es ese algo lo que provoca tu felicidad.
Es por esa falta de comprensión de la gente que me rodea, o la gente en general, que nadie sabe, ni puede saber, sobre el asunto. Siendo así, mí secreto más valioso.
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Short story
Kısa HikayeCartas sin destinatario. Dedicadas a nadie, a mi, a vos, a la sociedad, a quién se sienta identificado.