Capítulo 6

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Alena y Benja llevaban semanas sin hablarse. Cada uno hacía su vida sin la compañía del otro. Esas semanas habían sido duras para ambos, días antes habían llegado a ser como uña y carne. Aunque sonase raro se necesitaban para apoyarse día a día, si no se tenían, las semanas se les hacían eternas hasta llegar al fin de semana.

Ya se acercaban las navidades en Argentina, se apreciaban las decoraciones en los escaparates de la ciudad y por la noche se podían observar todas aquellas luces que daban un cierto ambiente navideño. Hoy sería un día frío en Buenos Aires o al menos es lo que decían las noticias cuando Alena prendió la televisión. La joven estaba desayunando y esperando a Zoe que le picara para coger el bus juntas. Des de que Benja y Alena no se hablaban, ellas dos se habían echo inseparables. Cuando Alena se acabó su desayuno justo sonó el timbre, abrió y Zoe y ella se encaminaron hacia la Universidad. 

En el bus, Zoe no dudó en preguntarle que hasta cuando seguiría así con Benjamín a lo que Alena contestó que tenía un buen presentimiento estas navidades. Al bajar del bus, Alena tropezó y se cayó, por suerte no en el suelo sino en los brazos de su querido Benjamín. Ella tímida se disculpo, Benjamín por su parte le dedicó una sonrisa y la invitó a tomar algo después de clase. Alena aceptó y siguió su camino con Zoe, como no, cuchicheando sobre lo sucedido.

En clase, Zoe no podía parar de observar a su amiga como no prestaba nada de atención al profesor. La joven le hizo llegar a Alena una nota en la que ponía: Tía concéntrate, está diciendo todo lo que entra en el examen! Relájate que ya queda menos de una hora para el reencuentro con tu Príncipe Azul, besos Zoe. Alena recibió la nota de su amiga, y por las buenas reaccionó y intentó concentrarse por el resto de clase, aunque no sin antes dedicarle una sonrisa pícara a su amiga.

Por el otro lado tenemos a Benja y Mateo. Benjamín parece muy despreocupado por lo que está a punto de suceder entre Alena y el, por lo que Mateo no duda en preguntarle cuales son sus intenciones. Por lo que Benja respecta, el joven no le debe ninguna explicación simplemente que quiere tener una charla de amigos con ella. Pero Mateo no se lo acaba de creer por lo que indaga más para descubrir sus verdaderas intenciones. Benja acaba por contarle que realmente fue una estúpido al pensar que podían estar sucediendo cosas entre Alena y Alan y que es por eso que quiere aclarar el malentendido. Mateo se sorprende al escuchar las palabras de su amigo pero realmente sabe que es lo mejor para él.

Suena el timbre y por fin llega la hora del reencuentro. Alena y Benja se encuentran en el campus y se saludan con una sonrisa tímida. Deciden ir al bar de siempre a tomar un refresco. Por el camino casi no sueltan palabra alguna, pero se lo reservan para el final. Al llegar, toman asiento y piden sus respectivas bebidas. El que da el primero paso es Benja, que por su parte se disculpa por ver fantasmas dónde no había. Alena se sorprende al ver que su amigo le da la razón, por lo que ella se disculpa por acurrucarse a Alan. Por fin logran aclararse y ver que no tienen que existir celos a la primera de cambio. Cuando les traen las bebidas, cada uno hace un sorbo pero no pueden evitar hacer mala cara por lo que acaban de beber. La pareja se da cuenta que tienen su bebida intercambiada y con la casualidad que odian lo que el contrario bebe. No pueden evitar reírse por ello, así que intercambian sus bebidas de forma que cada uno tenga lo que realmente le gusta. Al fin los dos vuelven a estar como siempre, sin malos rollos y con un sin fin de vivencias para contarse.

Cuando la pareja acabó su larga charla, se dirigieron juntos al piso pero no sin antes parar a comer al comedor de abajo. Mientras llegaban, Benja le propuso a Alena ir a ver cómo encienden el gran árbol de navidad esta noche y quedarse a cenar algo por allí. Alena, se hace la interesante buscando hueco en su agenda pero bromeando le dice que no se lo perdería por nada en el mundo. Por fin llegan hambrientos al piso. Cuando abren las puertas del comedor ven a todos sus compañeros comiendo y no se puede evitar escuchar elogios ante su reconciliación. Alena y Benja se sirven con sus platos favoritos y se unen al grupo.

Cuando acaban de comer se dirigen a sus habitaciones para descansar antes de salir esta noche. Alena va directa a la ducha y Alan directo al sofá para hacer una buena siesta. Por otro lado Zoe y Mateo quedan para ver una película juntos en el piso de la chica. Parece que nuevas historias están empezando en la ciudad! Pero que sería de la Navidad sin sus milagros, verdad?

El gran cambio de AlenaWhere stories live. Discover now