Cuando Benjamín terminó de prepararse cogió su bolsa y le dijo a Alena que le siguiera. Juntos se encaminaron hacía el parquing donde Benja tenía su coche. Al llegar al garaje Alena se sorprendió al ver el coche de su compañero que no era ni mas ni menos que un BMW. La chica se subió mientras Benja guardaba su bolsa en el maletero.
Benja encendió el coche y se encaminaron dirección a su gimnasio que tan solo estaba a 5 kilómetros de allí. De camino, Benjamín le estuvo contando a Alena que des de pequeño que boxeaba en ese mismo gimnasio y que hasta había llegado a hacer competiciones con otros boxeadores. Alena sentía mucha curiosidad por aquel deporte pero no se lo mencionó a Benja porque no quería parecer una chica muy bruta delante de el.
Al llegar Benja mostró su carnet y le dijo a la recepcionista que venía con una acompañante. Como el muchacho ya llevaba tantísimos años siendo socio, la recepcionista dejó pasar a Alena sin ningún problema. Los dos pusieron rumbo a la sala de boxeo donde Alena pudo comprobar la cantidad de chicas que también boxeaban. Benjamín le buscó un sitio a Alena para que pudiera verlo de cerca y seguidamente se dirigió a los sacos de boxeo para calentar. El joven empezó dando unos suaves golpes al saco y después siguió aumentando el ritmo. Benja empezó a sudar así que se sacó la camiseta. A Alena se le cayó la baba al ver la tableta que tenía su compañero, ni ella lo podía creer. Justo en ese momento Benja echó una mirada a Alena y le sonrió tímidamente. Entonces Alena también le sonrió pero se puso un poco nerviosa. En ese instante se le acercó un chica muy fuerte y le dijo si le gustaba lo que veía. Alena le dijo que tenía cierto interés en ese deporte pero que le faltaban agallas para probarlo. La entrenadora le contó que había un grupo de iniciación que empezaba en pocos días y que eran chicas como ella, con sus mismas dudas y miedos. Alena dubitativa le contestó que se lo pensaría y que lo consultaría con su amigo Benja.
Benja acabó su calentamiento con el saco y se dirigió a la pista de boxeo donde boxearía con su compañero. Así que una vez preparados, el torneo empezó. Alena lo estuvo mirando con detenimiento y no podía negar que cada vez sentía más curiosidad por aquella práctica. Su amigo realmente no lo hacía nada mal. Benja y Alan estuvieron enfrentándose un buen rato hasta que Benja logró ganarle. Su entrenador les felicitó a los dos y les entregó un batido que él mismo había preparado, ya que lo que más quería para sus alumnos es que se fortalecieran bebiendo un buen baso de aquella sana bebida.
El joven se acercó a Alena y se sentó para beberse el batido. Benja le preguntó que qué tal lo había hecho y que si le había gustado. Alena claramente le dijo que lo había hecho genial, si más no, había ganado esa competición. La muchacha no dudó en decirle a Benja lo que la entrenadora del equipo femenino le había dicho. Benja opinó que si realmente tenía cierto interés, ese deporte podría convertirse en su forma de vida. A lo que Alena respondió que lo consultaría con la almohada.
Mientras Benja se duchaba en el vestuario, Alena aprovechó para salir un rato y tomarse un café en el bar del mismo gimnasio. La chica también aprovechó para llamar a su abuela y contarle el primer día de Universidad. Mientras Alena hablaba con su abuela, se percató de una disputa entre Alan y lo que parecía ser su novia. Alena cortó la llamada, pagó la cuenta y se dirigió hacía la entrada de fuera donde Alan estaba llorando. La chica le preguntó que era lo que le ocurría y el chico le explicó que su novia le había dejado por otro. Alena no podía creer lo que escuchaba así que se inclinó hacia el muchacho y le dio un abrazo. En ese mismo momento salió Benja y les encontró a los dos acurrucados. Alena separó sus brazos de él y entonces fue cuando vio a Benjamín detrás suyo. Alena le dijo que no era lo que parecía que ahora se lo explicaría todo de camino al piso. Benja se despidió de su amigo y le dio mucha fuerza para seguir adelante.
Los dos ya subidos en el coche pero con el motor apagado compartían un instante de silencio. Alena sabía que ellos no eran pareja pero que había algo entre ellos. La joven no quería ni mucho menos estropear la buena relación que estaban forjando pero sin duda se rompió un lazo entre ellos esa misma noche. Benjamín al fin encendió el coche y soltó que no tenía porque darle explicaciones y que ellos no eran pareja ni mucho menos. Al oír eso Alena se entristeció, estaba claro que las cosas ya no volverían a ser iguales. Tardarían unos días a recomponerse de esta situación.
Al llegar al piso cada uno siguió por su cuenta sin despedirse el uno del otro, solo quedó un triste adiós.
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El gran cambio de Alena
RomantizmEsta historia narra la vida de Alena, una muchacha con muchísimas ganas de vivir, enfrentarse a todo lo que la rodea y sobretodo luchar por sus sueños. Como muchos estaréis preguntando, el sueño de Alena es convertirse en una diseñadora de interiore...