Jugando con fuego.

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Ninguna de las dos apartaba la mirada. Lauren levantaba levemente su ceja para poner nerviosa a Camila y por supuesto que funcionaba. Sin embargo, Cabello decidió no darse por vencida tan fácilmente. Ninguna de las latinas parpadeaba mientras todos los ojos de los presentes se posaban sobre la pareja de amigas. En ese punto, Lauren Jauregui decidió poner más presión sobre Cabello. La joven se inclinó hacia la oriunda de Cuba sin disimular su sonrisa pícara. Cada vez Lauren se acercaba más y más a Camila hasta el punto de acorralar la contra la pared de la sala de estar.

—¿La va a besar?—le susurró Dinah a Normani.

—En teoría, eso sería hacer trampa.

Al ver a Lauren Jauregui prácticamente rozando su nariz, la cubana finalmente cerró sus ojos como reflejo. Había perdido el concurso de mantener los ojos abiertos.

—Parpadeaste—dijo la latina feliz porque había logrado su cometido—. Tienes que pagar la pizza. Otra vez—recalcó.

—No es justo. A veces creo que se ponen de acuerdo para que yo pague siempre—se quejó la hija de los científicos por haber perdido en el concurso de mantener la mirada.

—No es mi culpa que hayas parpadeado—dijo Lauren mientras le daba un guiño a la joven cubana.

Esa era la primera noche en la que las cinco amigas se reunían. Desde que habían empezado sus carreras, el tiempo libre se había reducido considerablemente. Dinah entro a un instituto de aviación, allí estaba teniendo educación formal para ser azafata. Por su parte, Ally y Lauren estudiaban periodismo en una de las universidades locales. Ambas chicas coincidían en horarios. Normani por su parte no sabía que hacer ya que la morena había empezado a asistir a sus clases de ingeniería mecánica, pero jamás se había sentido tan miserable en sus clases como lo estaba siendo entonces «Creo que es mejor que intente otra cosa.» Decía constantemente. «Medicina estaría bien. Podría ayudar a los demás. ¿Cómo ve vería vestida de doctora?» Era lo que le decía a sus amigas. Finalmente, estaba Camila quien había lanzado una moneda. Si caía cara, estudiaría química, pero si caía sello, la cubana estudiaría fotografía. A la final la moneda marcó cara. Sin embargo, Camila le dio la vuelta y fingió que había caído sello. Para Cabello, las clases de fotografía iban muy bien. Amaba todo lo relacionado a ese mundo gráfico.

Camila y las demás chicas estaban sentadas en la sala de la casa de los Jauregui. Toda la familia había salido de viaje a excepción de la joven de ojos verdes. Esta se quedó en casa con el único propósito de tener una fiesta de pijamas, o más bien una noche de chicas con sus amigas. Para ese entonces, todas las jóvenes tenían entre diecinueve y veinte años siendo Cabello y Hansen las menores del grupo.

—Ordenen lo que quieran porque Camila paga—Lauren no se cansaba de molestar a la cubana.

—Te odio—mintió Camila.

—No, no lo haces—la joven de ojos glauco le dio una de sus típicas sonrisas victoriosas.

Luego de media hora exacta, la comida llegó y, como era de esperarse, Camila pagó por todo mientras sus amigas hacían burla de ella. Las jóvenes comieron cada pieza al tiempo que conversaban animadamente. Normani solo se quejaba de la mala elección que había hecho con respecto a su carrera. Dinah y Lauren peleaban por la última porción de pizza alegando por quien tenía más derecho a comerla. Ally y Camila lo miraban todo con una sonrisa en sus caras.

—Deberíamos hacer algo más aparte de ver una película—propuso Dinah mientras Camila y Ally ordenaban y limpiaban la cocina.

—¿Qué propones?

—Deberíamos jugar algo—dijo Dinah Jane al tiempo que una maliciosa sonrisa brotaba.

—¿Qué juego tienes en mente? —dijo Lauren quien también se reía con malicia como si estuvieran compartiendo los mismos pensamientos.

Te Has Ido | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora