Capítulo Dieciocho: "Verdades que duelen"

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La alarma de cada día sonó a su hora habitual. Jongsuk la escuchó pero no se levantó de la cama. El calor que el cuerpo de su esposa le brindaba mientras la abrazaba era algo que deseaba no dejar de sentir. Alejandra intentó zafarse de sus brazos pero él más se aferraba a su espalda.

Hundió su rostro en el cabello de ella e inhaló profundo al escuchar de nuevo la alarma insistente.

—No podré prepararte el desayuno si no me sueltas —expresó Alejandra intentando volver a soltarse.

—No quiero —respondió estrechándola con más fuerza—. Quiero estar así todo el día.

—Yo también —se giró como pudo para verse a la cara—. Pero tienes que cumplir con tus obligaciones. Además ya solo faltan pocas semanas para que terminen las grabaciones y podremos estar así todo el tiempo que quieras.

—Siendo así me iré antes para terminar pronto.

Alejandra sonrió ante su broma y al estar por levantarse lo tomó del rostro y lo besó. Un beso rápido pero con mucho cariño.

Después de arreglarse Alejandra bajó para preparar el desayuno para ellos dos y su hermana menor.

—¿Irás hoy a ver al señor Yang? —Cuestionó Jongsuk a su esposa durante el desayuno—. Me imagino que estuvo esperándote ayer.

—Sí, le informé que no pude asistir pero que iría hoy.

El timbre sonó tomándolos a los tres por sorpresa. La pareja no esperaba visitas tan temprano.

Jongsuk se levantó antes que Alejandra y se dirigió a la puerta. Al momento que abrió sus ojos se abrieron con sorpresa y enseguida una sonrisa apareció en su rostro.

Madre —se inclinó un poco ante la madre de Alejandra.

Al escuchar a Jongsuk mencionar a su madre las dos hermanas se levantaron de su lugar y se apresuraron a la entrada.

—¡Mamá! —dijeron al mismo tiempo y de igual manera la abrazaron con alegría y sorpresa.

—¿Qué hace aquí, Madre? —indagó Alejandra después de separarse.

—Vine para estar al pendiente de la futura mamá —respondió con una enorme sonrisa de alegría.

—¿Futura mamá? —expresó Francis confundida— ¿De qué me estoy perdiendo?

—¡Vamos a ser papás! —le contestó Jongsuk con su sonrisa más grande de lo que ella conocía.

Si no fuera porque es imposible, Francis juraría que la quijada se le había caído hasta el piso. Fue una noticia realmente sorprendente pero más que eso era una noticia maravillosa.

—¡Voy a ser tía! —brincó de felicidad y enseguida abrazó a su hermana y enseguida a su cuñado.

Ambos e incluso la señora Rachel sonrieron ante su reacción.

Una hora después Alejandra y su madre iban rumbo a la YG para hacer oficial la renuncia y darle los motivos al señor Yang de tal acción. La señora Rachel se ofreció a llevarla ya que Jongsuk tenía grabaciones.

—No está aquí solo por lo de mi embarazo ¿cierto? —cuestionó Alejandra en el asiento del pasajero, su madre manejaba el auto.

—Claro que lo estoy, pero también porque sé que se avecinan tiempos difíciles para ti —respondió con total sinceridad, algo que su hija agradecía de sobremanera—. Pero respeto tu decisión, ser madre es el mejor regalo del mundo. Y ser abuela mucho más —sonrió y contagió a Alejandra de esa buena vibra.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora