James Harding.
Desperté en lo que supuse que era una habitación de hospital, había un sofá al costado de la cama, donde estaba recostada Melissa durmiendo, la miro sonriente e intento levantarme pero un intenso dolor de cabeza hace que me vuelva a recostar.
—Despertaste—Melissa dice sonriente.
—Tu también—Dije con una cara de dolor.
—Te duele la cabeza, tienes que estar relajado—Dijo tomando mi mano.
—Por lo que recuerdo, estabas enojada conmigo. ¿Sigues?—Pregunte entrelazando nuestras manos, ella sonriente acaricio mi mejilla.
—No, estabas bajo el efecto de las drogas, dijiste cosas sin pensar—Ella dijo con una sonrisa, lo que hizo que yo sonriera.
—¿Estoy bien?—Pregunte al ver que estaba en el hospital.
—Si, solo cansado, te hicieron un lavado de estómago, parece que las drogas te hicieron un poquito mal—Me dijo.
—Si, al parecer—Dije riendo.
—Voy a buscar al doctor para que te venga a ver—Dijo soltando mi mano, salio de la habitación y después de un minuto volvió con un señor con bata blanca, el doctor.
—Hola señor Harding—Dijo sacándose esa cosa con la que escuchan los latidos del corazón que todos los doctores tienen del cuello.
—Hola—Le salude.
—¿Como se siente?—Me preguntó.
—Bien, me duele un poco la cabeza pero bien—Conteste.
—¿Sabes exactamente lo que te paso?—Me pregunto.
—No, solo se que llegue a la escuela y Melissa estaba enojada por algo que hice, luego una chica me dijo que me dieron drogas y que la conocía, luego desperté aquí—Melissa se rió y el doctor asintió.
—Tomaste una gran cantidad de drogas, lo que los efectos exageraron y paso lo que paso—El doctor me explico.
—¿Cuando me podré ir de aquí?—Pregunté.
—Ahora mismo si quieres—Dijo el doctor sonriente—Nos vemos—Dijo saliendo de la habitación.
—¿Tengo esa ropa de hospital que se me ve el trasero?—Pregunté y Melissa riendo asintió—¿Quien me puso esto?—Pregunté preocupado, no quiero que una enfermera vea mis partes.
—Yo—Melissa dijo tomando su bolso, suspire—¿Que esperas? ¿Nos vamos o no?—Pregunto.
—Si—Me levante y sentí que me mareaba, me volví a sentar.
—Yo te ayudo—Me sujete de su brazo y caminamos al baño.
—¿Por que al baño?—Pregunte confundido.
—¿Te quieres ir así?—Dijo mirando mi trasero descubierto.
—No me importaría que miraran esta obra de arte—Dije burlesco.
—A mi si—Dijo ofendida, yo reí y ella también.
—Te amo—Dije susurrando cerca de sus labios, ella sonrió y deposito un pequeño beso en ellos.
Luego de estar un poco menos débil y vestido nos fuimos.
—¿Donde esta mi mamá?—Pregunté cuando íbamos en el taxi.
—Se había ido hace una hora cuando despertaste—Ella respondió.
—Supongo que hoy te quedarás conmigo—Dije sonriente.
ESTÁS LEYENDO
Mis tres amores
RomansSe dice que realmente sólo te enamoras de tres personas durante toda tu vida, y que necesitamos cada uno de estos amores por una razón diferente