#05: Estrellas (A.U Nico y tú)

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Tu padre era un prodigioso doctor que solía pasar bastante tiempo ocupado en el hospital central, y por otro lado tu madre era una ex-soldado ya retirada pero obsesionada con la guerra.  Y de extraña mezcla habías nacido tú, un chico de descendencia rusa-italiana y californiana con conocimientos muy básicos de medicina y otros muchos más avanzados de combate y entrenamiento por parte de tu madre (obsesionada con hacerte entrenar y aprender combate cuerpo a cuerpo, defensa, de armas y demás cosas que cualquier soldado debería saber).

Sin embargo había un chico que se había enamorado de la extraña mezcla que eras, y con un chico así ¿Cómo no enamorarse?.
Todo había empezado cuando un par de idiotas estaban molestando al chico por verse tan "emo y gótico", y te sorprendió como el chico les plantó cara a esos idiotas a pesar de ser más pequeño y estar en desventaja. Sin dudarlo te metiste a ayudarlo y acabo en una pelea contra ellos dos, y claro que después de haber pasado tiempo siendo entrenado en pelea por una ex-soldado esos dos fueron casi pan comido. Se presentaron estrechando las manos y luego de eso se amigaron... Y con un poco más de tiempo se volvieron pareja.

Tus padres ya conocían a Nico y les agradaba mucho que estuvieran juntos, incluso les gustaba que fuese a tu casa; pero por otro lado a sus padre no le caías precisamente bien... Aún no lo conocías, pero sabías que no aprobaba su relación, y no es que le molestara que su hijo fuera gay, pero al parecer prefería que fuera con cualquier otro chico antes de que contigo ya que no consideraba que fueras "apropiado".

Esa noche Nico había logrado convencerte para que fueras a conocer a sus padre y su madrastra de una vez por todas, te habías puesto unos simples jeans y camisa, nada demasiado formal, pero tampoco muy corriente; y ya listo te acomodaste un poco el cabello antes de despedirte de tu madre y partir caminando hacía el centro con la intención de reunirse en un pequeño restaurante (después de todo y aunque el señor di Angelo no te aprobara había accedido por la insistencia de su hijo).
La noche era fresca y hermosa, bañada de estrellas, perfecta para una remera mangas cortas. No tardaste en llegar al lugar citado y después de saludar a tu pareja con un pequeño beso cariñoso en los labios te presentaste ante su madrastra Persefone (una mujer hermosa y naturalmente elegante) y su padre, el señor Hades (que tenía la manos más heladas del mundo). La cena pasó bastante incomoda para ti, pero bajo la mesa cada tanto Nico te agarraba de la mano para darte confianza, y aún sin haberte podido ganar la aprobación de su padre acordaron a ir por el auto estacionado a unas cuantas cuadras (ya que más cerca no había lugar) para que te llevaran hasta tu casa por pura cortesía.

Las cosas se pusieron feas en cuestión de segundos.

Antes de que cualquiera hiciera algo un brazo oscuro agarro al menor de la ropa y tapándole la boca para que no gritara le apunto a la cabeza con arma antes de sostenerlo de manera firme para que no escapada.

  — ¡Si no me dan todo lo matare! —dijo el sujeto  retrocediendo unos cuantos pasos obligandolos a meterse también en el callejón donde nadie los viera—, y no armen un escándalo.  

Persefone se tapó la boca paralizándose al instante con miedo de la situación y Hades no supo como reaccionar, sin embargo lo primero que se te cruzo a ti fue evitar que ese hijo de puta le hiciera algo a tu chico. Sin pensarlo te giraste a tomar la billetera de Hades y levantando ambas manos te acercaste un par de pasos.

  — Espera —dijiste en un tono que intento ser calmado—, no le hagas daño, aquí esta todo el dinero y te daré mi teléfono... Solo déjalo ir.

Te acercaste con ambas manos en alto y la adrenalina invadiendo todo tu torrente sanguíneo sin apresurar el paso o hacer movimientos bruscos. El tipo por suerte soltó al italiano que aún estaba aterrado ya al borde de las lágrimas y lo empujo a un lado haciendo que caiga. Tus sentidos se agudizaron y fijaste tu vista en el arma, acercaste la billetera a su mano notando que bajaba la guardia unos pocos segundos solo para tomar el dinero, los segundos necesarios para ti, y con toda la rapidez que tenías tomaste la mano con la que sostenía la 9mm y la apuntaste hacía una pared dándole un fuerte golpe en la cara.

Él tú empezaron a pelear por el arma dejando la billetera tirada a un costado, sin embargo logro dispararte, la bala te dio en el brazo (casi en el hombro) sacadote una queja de dolor, pero aún tenías la adrenalina  a tope y el peligro aún estaba presente. Volviste a desviar su arma y le diste un codazo bajo la mandíbula, pateaste su pierna haciéndolo caer logrando tomar por fin la pistola y apuntándole velozmente tomaste algo de distancia sin dudarlo ni un momento.

  — ¡Manos al piso, cuerpo a tierra o disparo! ¡YA!—dijiste en tono firme, justo como tu madre te había enseñado.

El tipo no dudo en obedecer, dejo ambas manos sobre el piso con las palmas abiertas y se quedo inmóvil mientras le apuntabas. Un fuerte golpe de tu pie a su cabeza y quedo inconsciente. Estaban a salvo.
Tiraste el arma a un lado donde pudiera tomarla sin pasar sobre ti, entonces el ardor en tu brazo hizo que te quejaras apretando la herida adolorido.

  — Llamen a emergencias —dijiste  cualquiera que te escuchara.

Nico atino a asentir y levantarse rápido buscando su celular, pero su padre fue más rápido y marco antes avisando de lo ocurrido, por tu parte solo te sentaste y seguiste haciendo presión con cuidado intentando que no sangrara tanto y buscando calmarte respirando lentamente para que el ritmo cardíaco fuera menor y el sangrado también; al menos en tu cabeza sonaba coherente la idea.

  — ¿Estas bien cariño? ¿Te hizo algo?—dijiste sentándote en el piso mientras mirabas a tu novio aún aterrado que negaba mucho más preocupado por ti que por él.

. . . 

La policía y ambulancia no tardaron en llegar y los llevaron al hospital. La herida según el medico no fue de gravedad por suerte, pero de toas formas te sacaron la bala y te aconsejaron no volver a hacer una locura así diciendo que un poco de reposo y estarías bien, eso alivio a tu novio y a su familia también.
Habían apenas pasado unos minutos de la ida del medico cuando viste entrar al cuarto a un hombre alto, bronceado y rubio que corrió a abrazarte con fuerza y preocupación aprisionando tu cabeza contra tu pecho.

  — ¡Dios mio! ¿¡Estas bien!? Loisse me dijo que habías llegado con un disparo en el hombro casi —dijo con demasiada rapidez y preocupado (casi al punto de que no entendías) antes de soltarte y empezar a revisarte con la vista.

  — Tranquilo papá, estoy bien —dijiste de forma calmada dedicándole una sonrisa—, solo un rasguño pequeño.

— Daniel — dijo tu madre en tono alarmado acercándose y mirándote también— ¿Estas bien? ¿Duele?  

  — Estoy bien mamá —dijiste mientras tu padre volvía a abrazarte un poco más pero ella simplemente sonrió al oírte y te despeino un poco. Te aclaraste un poco la garganta y luego de que tu padre se calmara te giraste hacía di Angelo y su familia.—, mamá, papá, ellos son la señora Persefone y el Señor Hades, los padres de Nico.

  — Un gusto —dijo tu madre dándole con firmeza la mano al padre del chico, y con más delicadeza a su madrastra—, Bía Nakorov.

 — Doctor Adrew Palmieri —dijo tu padre presentándose de manera más amistosa —, un placer conocerlos por fin.

Viste a tu madre acercarse de manera disimulada a ti mientras tu padre hablaba con los mayores y sentándose en tu cama te miro a los ojos.

— Chto sluchilos'? —pregunto algo seria.
(¿Qué paso?)

  — Vor ugrozhal vystrelit' yemu v golovu —dijiste en tono algo bajo, aún sabiendo que no entenderian—, Niko ispugalsya, ya sdelal to, chemu ty nauchil menya.
(Un ladrón amenazo con dispararle en la cabeza) (Nico tenía miedo, hice lo que me enseñaste).

Ella asintió un par de veces pensativa y luego se levanto de la cama sonriéndote y volviendo a revolverte el pelo.

—Mama reshit yego —dijo con dulzura—, YA gorzhus' toboy
(Mamá va a resolverlo) (Estoy orgullosa de ti).

Ella salió un momento y oíste que hablaba de nuevo en ruso por su celular, y aunque Nico pregunto que había dicho ella preferiste decirle que mejor pensara en otra cosa (no podías decirle que tu madre haría que sus contactos hicieran pagar al tipo o parecerían mafiosos peligrosos).

Lo bueno fue que luego de todo y cuando las cosas se clamaron tu padre salió un momento para ir a firmar papeles y hablar con sus colegas sobre el disparo dejándolos solos a ustedes de nuevo, y fue entonces cuando el señor Hades te agradeció por haber salvado y protegido así a su hijo antes de decir darle su total aprobación a la relación. 

One-Shots de Nico di Angelo [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora