GIOSSUÉ
Ahora están todos, ahí, levitando. Tiene a los Ángeles. Juan, uno de los ancestrales Ancianos Perdidos, tiene el poder absoluto sobre Michael y Ángel. Creo que eso no solo nos pone en desventaja sino que también predispone esta batalla a que termine en una masacre para nosotros.Tomas ha hecho un gran esfuerzo esta vez. La misma noche en que descubre el poder que tiene, el secreto del que lo ha protegido Andrés, nos obsequió unos segundos valiosos. Gracias a lo que hizo, Susana no se pudo llevar a los Ángeles y Andrés logró venir dentro de ese cuerpo. La oportunidad que Clarence nos dió, Tomas la supo aprovechar.
Tomas, de hecho, está al lado mío, su brazo rodeándome. Sonríe. Se ve muy mal, pero sé que sobrevivirá, todo es que lo saquemos de esta maldita iglesia y lo llevemos a un sitio donde pueda descansar. De por sí ya mucho daño debió hacerle solo permanecer aquí tanto tiempo, pensando en el padre Espino.
—Gio.
Es Andrés, santo cielo, Andrés está de regreso, volvió cuando creímos que lo habíamos perdido. No me interesa cuál sea el cuerpo en el que ha venido ni el tiempo que tiene como permiso en el mundo de los vivos, me alegra que esté aquí y conmigo. Quizá esto no vaya a ser tan malo.
—Dime.
Sonríe y en esa sonrisa está dicho todo. Somos compañeros de lucha. No como con el padre Espino en la iglesia, no, ni como lo fue él de los chicos especiales que reunió. Esto es mejor, es más real, porque estamos batallando con la amenaza casi sin ninguna máscara de por medio.
—Haz que Tomas salga de aquí. Llévalo afuera y ven luego.
Es raro que decida alejar a uno de sus compañeros. Si Tomas es evacuado de éste sitio, aunque ya lo estaba contemplando, solo quedaremos él y yo contra los otros. Y no sé si eso baste, porque yo soy un simple humano y mi entrenamiento no da abasto con éste tipo de amenaza.
—¿Para que no le hagan nada?
Una de las bancas de madera de la iglesia se eleva en el aire, con una rapidez de vértigo, y se moviliza luego hasta estar sobre la cabeza de Juan en el cuerpo de Andrés. Me gustaría que la banca caiga y lo aplaste y el hijo de su bendita madre se muera. El tipo sonríe con esa boca azul y esos dientes cubiertos de sangre.
—No podrán contra nosotros.
Está muy convencido de lo que dice y casi estoy por darle la razón, pero recuerdo que estoy con Andrés y que la misión a la que sirvo tiene propósitos nobles y que él no podrá con nosotros. Ya una vez los destruimos, a los doce traidores. Esta vez no están en cuerpos que resistan y solo es hacer que se cansen para dar el golpe definitivo.
El tipo nos estudia a todos con la mirada, con esos ojos marrones y muertos que no le pertenecen. Me parece que uno de esos ojos tiembla en su cuenca, pero no logro comprobarlo. Él lanza la banca.
Instintivamente me cubro el rostro con las manos y espero el impacto. He resistido golpes de este tipo, lo puedo soportar, pero no sé si Tomas lo haga. No lo conozco hace mucho pero su cercanía inspira a protegerlo y es justamente lo que estoy dispuesto a hacer.
Pero no hay impacto. No.
Abro los ojos, extrañado, esperando ver que he muerto o que Andrés nos ha defendido otra vez, pero no es nada de eso. Lo que veo es cómo la banca de madera se deshace en mil astillas, astillas que caen sobre el piso lejos de donde estamos.
Ha sido como presionar con fuerza una banca de LEGO. Tal cual, solo que han destruido la banca sin siquiera tocarla. El tipo, Juan, dentro del fallecido Andrés, también se ve sorprendido.
—¿Andrés?
Pero no ha sido él.
Él también está sorprendido.
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ÉRAMOS CINCO
Mystery / ThrillerUn suicidio inesperado que reúne a un grupo de amigos marcados por un trágico pasado y por un crimen. Entonces empieza una carrera contra reloj para salvarse de lo que viene por ellos, para salvarse de sus secretos y de la muerte. ¿Podrán terminar l...