Raymundo no cogía el sueño, aún tenía que digerir todo lo conversado con Dimos ese día. Le pareció escuchar pasitos pasando por el otro lado de su puerta, mas no quiso distraerse con eso, tenía que concentrarse en la decisión que había tomado junto con Belinda y pensar con atención en las consecuencias de la misma. La respiración rítmica y calmada de la agente le decía que se hallaba dormida por completo y, en cierta forma, eso lo tranquilizaba. ¿Sería que ya se había acostumbrado a compartir un cuarto con ella?
No le asombró cuando les anunciaron que iban a ser compañeros de habitación, comprendió que era una forma de hacerlos sentir que no eran prisioneros y que les daban libertad para conversar en forma privada. Por otro lado, también era un modo de vigilancia mutua, para no incumplir lo que habían acordado hacer. Sin embargo, le sorprendió que su colega de captura aceptara como él el arreglo de dormir en la misma recámara sin protestar, ya que pensaba que hubiera estado más cómoda con Dimos u otra persona de su misma naturaleza.
Por algún misterioso motivo, se le presentó en ese momento la imagen de Samantha, ¿qué diría ella acerca de su desaparición? El cuento que habían preparado era que Raymundo y Belinda no soportaron más la presión del trabajo y decidieron escaparse a vivir juntos los últimos días que le quedaba al planeta. Nadie iría a buscarlos porque, encontrándose ambos bajo el Juramento del Silencio, sabían que no eran un riesgo para divulgar el secreto de Delik. En cuanto a familiares que quisieran saber del científico, tampoco era un problema debido a que no tenía parientes cercanos con los que tuviera una comunicación permanente. En cuestión de vida social, él era una persona solitaria, sus amigos consistían en gente del Instituto como Isabel, pero a ellos no les dirían que se había fugado, ya que daría pie a preguntas acerca del tipo de trabajo que estaba haciendo.
En el caso de Belinda, el único problema hubiera sido con la Policía Internacional, puesto que la agente no tenía familia alguna ni tampoco amistades que se preocuparan por su paradero. Fue ella misma quien sugirió la justificación de su ausencia ese mismo día: utilizando su librel, escribió una nota a su equipo, diciéndoles que se partía a la fuga con do Santos como parte de su investigación. Les explicó que tenía casi certeza, que el susodicho se hallaba en conexión con las desapariciones y que, siguiéndole la cuerda de sentirse enamorada, aceptó tomarse dos meses de vacaciones juntos, con la condición de que compartieran cada minuto de su vida. Tal situación era ideal, apuntó, no solo para descubrir lo sucedido con los desaparecidos, sino para obtener las pruebas necesarias que incriminaran sin lugar a dudas al sospechoso y los que estuvieran asociados al caso. Como pasaría todo el tiempo con el supuesto criminal, el asunto de comunicación sería no solo difícil, sino que significaría un riesgo en su trabajo. No debían tratar de contactarla bajo ninguna circunstancia, ella les iba a mandar reportes periódicos a través de su librel.
A Belinda le pareció de lo más graciosa su historia, mientras que su compañero no veía para nada cuál era el chiste de ponerlo como criminal. Dimos fue el encargado de entregar el librel de su amiga a una de las pocas personas que se comunicaban directo con el Jefe, para que diera el visto bueno de sacarlo fuera del complejo, con el fin de ser capaces de enviar el mensaje.
Con este último arreglo, se cobraron la certeza que nadie haría el mínimo esfuerzo para indagar dónde se localizaban. En todo caso, si alguien lo hacía por curiosidad, y en secreto Raymundo esperaba que tal vez Samantha hiciera algunas averiguaciones, ya les habían hecho reservas en hoteles bajo sus nombres, además de ubicar gente parecida a ellos que los suplantarían allí, así como paseándose por esos lares.
El cabo suelto que quedaba era solo una persona, aquella que sabía acerca del verdadero propósito del viaje de ambos a Lobla: el Profesor Saturnino Quispe. Él no se tragaría la historia de su escape amoroso. Para el astrofísico prepararon una carta de parte de Dimos, utilizando el famoso papel de la tienda del Einstein, asegurándole que se hallaban bien, no obstante, debían desaparecer por razones que ellos le explicarían en el momento oportuno. El remitente añadía, que estaban al tanto del proyecto para detener al agujero negro, por lo que le pedían que dedicara el 100% de sus energías a ese trabajo; que no quedaba mucho tiempo; que una vez terminado el proyecto, ellos dos reaparecerían aclarándole lo ocurrido. En la nota, los viajeros añadieron algunas frases también, rogándole olvidarse del asunto por el momento. Esperaban eso fuera suficiente para evitar mayores averiguaciones por parte del profesor; la urgencia e importancia crucial del proyecto Delik, sin dudarlo, tomaba prioridad sobre todo lo demás; ¿de qué le serviría gastar tiempo en buscarlos, si no quedaría planeta dónde encontrarlos?
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Intento
Science FictionGanadora de un Watty (los originales) en 2018. Es el futuro cercano, el mundo ha encontrado energías alternativas al petróleo y solucionado otros problemas. Sin embargo, aún continúa la búsqueda del poder sin importar que otros sufran. Samir, Alex y...