21. "No quiero marcharme"

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Mi cabeza me dolía, la luz que entraba a la habitación me dañaba los ojos, mi lengua estaba pastosa y mi garganta ardía horrores.

—Buenos días bella durmiente —dijo una voz profunda, Hipnos estaba aquí, no me salía la voz así que solo gruñí.

—Si, si yo también odio despertar —dijo Hipnos en tono divertido —Pero por el bien de la vida subterránea, debes despertar porque el humor de Hades es horrendo, creo que se le rompió algo.

—¿Cómo que se le rompió algo? ¿Hades está bien? —pregunté con voz rasposa.

—Sabes de ese interruptor que tiene uno en el cerebro, ¿ese que sirve para tener paciencia? —dijo Hipnos, pasándome un vaso de agua con una pajita para que lo beba —Bueno eso se le rompió desde que te sacó del cráter, está de un humor terrible, Deimos y Thanatos apenas lograron que no mate a Phobos por llevarte al norte.

Phobos. Él se lanzó entre los espectros para protegerme, si no hubiera sido por él, quizás no hubiera sobrevivido.

—¿Qué sucedió con mi hermano? —pregunté.

—Ahora que estás despierta, será mejor que te des un baño...—dijo Hipnos —Has estado dormida por cuatro días, yo reuniré a todos en el gran salón, así nos ponemos todos al día, ¿qué te parece?

—Esta bien, lo haremos así—murmuré. Cuando Hipnos salió de la habitación, me dirigí a la ducha.

Me vestí con unos jeans de rodillas rotas, una blusa básica negra al cuerpo y unas botitas Timberland, sequé mi cabello y fui al gran salón.

El salón estaba lleno de sofás y todos estaban presentes. Hécate y Serberus estaban en un sofá, ambos me sonrieron con cariño. Hipnos y Thanatos estaban riendo en el sofá de al lado, mientras Phobos y Deimos estaban de pie con los brazos cruzados en un rincón cerca del trono. Hades estaba sentado en su trono, al verme su boca dibujó una enorme sonrisa al igual que Cassandra, que se encontraba sentada sobre unos almohadones a los pies del trono.

—Ya nos estabas preocupando —dijo Hécate —Ven, toma asiento.

Me senté en el sofá al lado del que ellos ocupaban.

—Quiero saber qué pasó con mi hermano, ¿se encuentra bien? —pregunté.

—Tu hermano se encuentra bien Marissa —dijo Phobos, haciendo que todos voltearan a verlo, se veía un poco incómodo por la atención pero continuó —Alexander lo había dejado mal herido por el disparo en la pierna, la bala tocó nervios y venas importantes, dejándolo inconsciente y muy débil, fue por eso que su alma se desprendió de él con facilidad.

—Encontré su cuerpo oculto en el maletero de su auto...—continuó Thanatos, saliendo de su sorpresa por escuchar hablar a Phobos —Al parecer Alexander lo escondió ahí para que nadie lo encuentre.

—Eso quiere decir que, ¿Mauricio sigue vivo? —pregunté, no entendiendo muy bien la situación.

—Su cuerpo está muy dañado, no hay nada que se pueda hacer—dijo Hécate serenamente —Es sólo cuestión de tiempo, lo siento Marissa.

—¿Qué va a suceder ahora con él? ¿Qué sigue? —dije con lágrimas en los ojos, no soy tonta sé que a todos nos llega la hora, pero duele saber que fue de la peor manera.

—Podemos ayudar a que su cuerpo descanse en paz, de manera indolora —dijo Hades —Para que el alma Mauricio esté completamente en este reino, de lo contrario lo que quedó de su espíritu morirá junto con el cuerpo.

—Y eso sería algo malo, ¿verdad? —dudé.

—El alma de una persona contiene su esencia, sus memorias —explicó Hécate —En cambio el espíritu es la chispa, es lo que le hace ser bromista, ocurrente, es lo que hace que Mauricio, sea Mauricio.

Bienvenida al Inframundo - #1 Trilogía RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora