8. "Los Titanes"

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Cuando el mundo se creó existieron tres deidades primordiales, Ponto (el mar), Urano (el cielo) y Gea (la tierra). De la unión de éstos últimos nacieron los Titanes, sus proporciones eran gigantescas y gobernaban el mundo al principio de la creación.

Urano oprimía a sus hijos, los retenía contra el pecho de su madre para que no vieran la luz del sol, ganándose la enemistad de Gea por no darle la libertad a sus hijos para que recorran la tierra.

Gea se aprovechó de que Crono, el más cruel y terrible de sus hijos, le guardaba rencor a su padre y lo convenció de actuar en su contra. Reunió a los titanes y creó una hoz, sólo Crono estuvo dispuesto a llevar a cabo el acto.

Crono cortó los genitales de Urano con la hoz, de la sangre que salpicó la tierra nacieron los Gigantes, las Erinas* y las Mélinas*. Crono encerró en el Tártaro a los Gigantes, a sus hermanos Hecatónquiros* y Cíclopes*, a quienes temía y subió al trono con su hermana Rea como la reina de los Titanes, en el monte Otris.

De la unión de Crono y Rea nacieron otras divinidades, pero no fueron titanes. Hestia, Hera, Deméter, Hades, Poseidón y Zeus.

Urano predijo que Crono sería derrocado por su propio hijo, por lo que se tragaba a sus hijos apenas nacían.

Cuando Zeus estaba apunto de nacer, Rea junto con su madre Gea, urdieron un plan para salvarlo y así castigar a Crono por sus actos.

Rea dió a luz, oculta en una cueva que Gea creó para ella en Creta, engañó a Crono entregándole una piedra envuelta en mantas la cual tragó enseguida y sin dudar.

Gea crió a Zeus hasta hacerse adulto, con ayuda de unas ninfas preparó una poción con la que logró que Crono vomitara a sus hermanos, a los que llevó al monte Olimpo para que se recuperasen declarando la guerra a su padre y los Titanes.

La batalla duró diez años, a los Olímpicos se unieron los Hecatónquiros y Cíclopes a quienes Zeus liberó del Tártaro.

Hefesto siendo el dios del fuego y de la forja creó unas armas poderosas, con la esencia de sus hermanos y ayuda de los Cíclopes crearon el rayo de Zeus, el tridente de Poseidón, el casco de invisibilidad de Hades.

—¿Estás seguro herrero que con esto lo venceremos? —preguntó Zeus con voz atronadora, mirando con desprecio a Hefesto.

Hera su esposa legítima, celosa porque Zeus dio a luz a Athenea, la diosa de la sabiduría que brotó de su cabeza, tuvo sola a Hefesto pero había nacido carente de gracias, haciendo que ella lo arrojara desde su palacio en el Olimpo, provocando que cojeara.

—Sí mi señor, son lo suficientemente poderosos para derrotarlo, solo deben acercarse lo suficiente para utilizarlo—respondió el herrero.

—¿Y cómo pretendes que nos acerquemos si está rodeado de los demás Titanes? —gruñó Poseidón mientras observa con detalle el tridente que le fue otorgado.

Los dioses estaban reunidos en el palacio de Zeus, en la cima del monte Olimpo. Cansados de la interminable batalla, empezaron a discutir el mejor plan de acción. Desde uno de los rincones del palacio, una sombra iba acercándose al herrero, con el temple tranquilo pero unos fríos ojos ámbar.

—¿Será posible que hagas algo especial para mi Hefesto? —dijo al herrero la voz profunda que provenía de las sombras.

Hades, el dios de los muertos, a diferencia de sus hermanos que eran altivos, arrogantes y crueles; él era de carácter tranquilo, más no débil, era justo y calculador.

—¿Qué tiene en mente mi señor?

—¿La ironía de una hoz sería mucha? Utiliza de mí lo que necesites para crearla —respondió Hades.

—Pero, ya use mucho de su esencia para crear el casco, si uso más podría debilitarlo, y usted es un gran guerrero, lo necesitarán al frente —dijo nervioso Hefesto, no podía dejar a los dioses sin el mejor de ellos, sería fatal.

—Sé que los Cíclopes aprendieron mucho sobre las sombras del Tártaro durante su estadía en la prisión... ¿Sería posible usarlas para que realices esta tarea? —preguntó el dios con una mirada fría, calculadora, tenía algo en mente y el herrero no dudaría en cumplirle.

—Déjelo a mi cargo mi señor, deme dos días, y haré mi mejor arma para usted —dijo Hefesto, retirándose a su herrería a las afueras del palacio.

Hades se alejó del grupo que debatía hacia el balcón, clavó la mirada al monte Otris, y sonrió.

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Erinas: son las deidades de la venganza, los romanos las conocían como las Furias; Alecto la que castigaba a los mortales, Megera castigaba la infidelidad y Tisífone castigaba los delitos de sangre.

Melinas: deidades de la naturaleza, fueron las primeras ninfas.

Hecatónquiros: eran hijos de Gea y Urano, Coto, Briareo y Giges, eran gigantes, cada uno con cincuenta cabezas y cien brazos.

Cíclopes: hijos de Gea y Urano, gigantes de un solo ojo constructores de murallas, Brontes, Estéropes y Arges.

Nota: Urano escondió a cíclopes y hecatónquiros en el Tártaro para que no vieran la luz, regocijándose de su maldad. Esto provocaba dolor a Gea (como es la madre tierra, el Tártaro era su vientre), por lo que creó un pedernal gris (o adamanto) y de éste fabricó una gran hoz, la que Crono usó para castrarlo.____________________________________

Gracias  por leerme 💕

Kerana 💜

Bienvenida al Inframundo - #1 Trilogía RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora