Una vez asegure todas la puertas, me di una ducha estaba completamente ensangrentada, tenía el labio roto, además de un ojo cerrados debido a un golpe cerca de este, con un suspiro de resignación me asee tanto como pude el dolor era insoportable, pero tenía que lidiar con él, no podía hacer nada, ir a un medico seria mi muerte el me encontraría, entonces me haría pedazos, una vez estuve limpia Salí rumbo a la habitación donde compartí infinidad de noches junto al hombre que de verdad amaba.
Tome el teléfono fijo y llame a mi amigo Santiago era un medico reconocido, sin duda el me ayudaría
-¿Hola?
-Santiago soy yo Alanis
-¿Qué pasa estas bien? Te escucho bastante alterada
-Estoy fatal, tengo varios huesos rotos y un ojo completamente cerrado, además de que puede que tenga alguna contusión.
-¿Que mierda te paso? Ven al hospital ahora mismo
-No, no puedo ir, tienes que venir aquí, si salgo el me encontrara
-Estarás bien, es un hospital con mucha seguridad
-Mira si no puedes venir está bien lo entiendo
-¿Por qué no llamas a Ian?
-No quiero involucrarlo en esto
-Temes que mate al hijo de puta que te dejo en tal mas estado ¿verdad?
-El no solo lo mataría destrozaría cada parte de su estúpida existencia
-Lo sé, peo debes admitir es uno de los mejores médicos del país a pesar de que ni siquiera se dedica por completo a eso, no puedo abandonar mi guardia querida estoy por entrar a una operación de emergencia, llámalo, ya encontraras la manera para hacer que cambie de opinión, siempre hace lo que quieres.
-Lo sé es solo que esta vez es diferente, mi marido me dejo hecha mierda me veo fatal, el sin duda no se detendrá hasta acabar con el
-No sé porque insistes en casarte con otros si todos sabemos que el amor de tu vida es Ian, déjame decirte algo, ese imbécil de Cameron pagara con sangre lo que te ha hecho, de eso me encargo yo.
-¡No! Tú no puedes hacer nada que arruine tu vida, te has esforzado mucho para llegar a donde estas no permitiré que lo pierdas todo por mí
-Eres mi amiga, como puedes pensar si quiera que dejare a ese hijo de puta ir por el mundo después de golpearte. – Silencio total, oh no él no podía haberlo descubierto. –Dime que lo único que hizo fue golpearte, ¡DIMELO!
Comencé a llorar no lo pude evitar lo que me había hecho había sido como estar en el infierno por el peor de los pecados, dudaba mucho poder disfrutar mi vida sexual después de eso, quisiera que fuera como en las películas o en los libros, en donde después de mucho trabajo y esfuerzo uno se recupera y vive feliz para siempre, lamentablemente no era así uno vive con esa marca imborrable para toda la vida.
-Dios mío, dime en donde estas iré en este momento no puedo dejarte sola
-No quiero que me tengas lastima. –Lagrimas de coraje, impotencia y dolor rodaban por mi rostro.- No quiero que me veas diferente, ahora vas a entrar a hacer esa cirugía lo mejor que puedas, pero antes quiero que me prometas una cosa
-No voy a prometerte eso ni lo sueñes
-Debes prometerme que no le harás daño
-¿Después de lo que te hizo todavía te importa?
-No me importa el, por mi que se muera, quizá lo haga arranque un pedazo de su pene con mis dientes, la cosa es que no quiero que nada malo te pase, prométemelo.
-¿De verdad hiciste eso? –Una risa combinada con un pequeño sollozo salió de sus labios. –Eres increíble
-No me adules, me duele todo, ahora ya sabes lo que hice puedes estar más tranquilo, llamare a Ian, así solo tendré a uno en la cárcel y no a los dos ¿Qué te parece?
-Está bien ¿Alanis?
-¿Si?
-Perdóname por no poder ir a tu lado
-Está bien no te preocupes, sé que me adoras, si pudieras estarías aquí
-Cuídate pequeña, tengo que entrar a cirugía, llamare a Ian para asegurarme de que seas atendida
-Para cuando lo llames el ya estará aquí
Me refugie en la cama, como un pequeño bebe buscando la protección de su madre, lamentablemente no podía acudir a mi madre o la pondría en peligro, no me había dado cuenta de un detalle importante en la casa, estaba limpia, como si alguien viviera aquí, ni de cerca parecía una casa abandonada desde hace casi seis años.
Quizá Ian rentaba la casa y yo me acababa de colar a la casa de un extraño, estaba dispuesta a irme, pero el dolor en mis costillas y la falta de dinero me obligaron a quedarme, quizá el extraño fuera tan amable de dejarme quedar en su casa.
Estaba por quedarme dormida cuando escuche el ruido de la puerta delantera abrirse con extremo cuidado, quizá ya sabía que me encontraba aquí, o quizá era mi marido que ya me había encontrado, quise tomar algo con lo que pudiera defenderme lamentablemente no había nada, si decidía tomar algo y quebrarlo me delataría antes de tiempo, tome una de las sandalias con las que Salí de casa, la alce él lo alto a modo de defensa, camine por el corredor mientras escuchaba como subían poco a poco las escaleras, estaba oscuro y prácticamente no se veía nada, estaba doblada por el dolor, pero también estaba dispuesta a luchar hasta el final.
Los pasos se detuvieron en lo alto de las escaleras podía ver una figura alta y musculosa, pero no distinguía bien , solo uno de mis ojos servía y a duras penas, estaba asustada, pero eso no me impediría pelear por mi libertad.
El hombre se dio cuenta de mi estadía ahí, se acerco con una postura amenazante, levante la sandalia y me dirigí hacia él con todas las fuerzas que me quedaban mientras lo golpeaba y sujetaba mi tórax con los dedos quebrados, comenzamos una guerra por el poder gritos de dolor y desesperación salían del fondo de mi garganta hasta que me sujeto entre sus brazos solo para decir
-Cálmate pastelito te tengo, estás segura ahora.
No podía ser Ian me estaba sujetando fuerte entre sus brazos, me estaba lastimando, pero eso importaba poco ahora estaba con el hombre que amaba y él me mantendría segura, todo fue demasiado y entonces me desmaye.
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Mi obsesión por las bodas
RomanceLa vida no siempre es fácil a lo largo del camino te encontraras con muchos obstáculos, pero si tienes a tu lado al amor de tu vida todo se vuelve de alguna manera mas llevadero. Tengo una ligera obsesión por las bodas, es por esa razón que me he ca...