Prologo

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Corea del sur. Desde que llegue a este país me he sentido como otra persona, una persona libre que puede hacer cualquier cosa que se proponga, como estudiar diseño gráfico en una de las mejores universidades de la ciudad, en este caso Seúl. Algo que en mi país natal me hubiera costado por problemas económicos, por eso agradecía la beca que me había ganado en la universidad.

Estaba teniendo una vida perfecta, con algo de estrés normal por los estudios y un poco de melancolía por extrañar a mi familia, pero todo cambio cuando me ofrecieron un trabajo en una compañía de entretenimiento y conocí a los chicos que trabajaban allí: BTS.

Era un grupo de kpop conformado por siete chicos muy conocidos no solo en Corea, mundialmente también lo eran. Por lo tanto sabía quiénes eran y cuáles eran sus canciones del momento. Me puse algo nerviosa cuando mi jefe me los presento junto a otros empleados de la compañía, sobre todo por verme menor que todos los presentes, pero ellos eran las personas más humildes que pude conocer, me hicieron sentirme bienvenida con solo un par de palabras o sonrisas.

Con el pasar de los días me adapte a la rutina y horario que me había puesto para rendir tanto en mis estudios como el trabajo, pero lo que no espere que se metiera en esa lista era: Min Yoongi. Uno de los miembros de BTS, era justamente el que al conocerme solo me dio un asentamiento de cabeza y que lo deje pasar como al resto de chicos. Pero despertó en mí cosas que no sabía que podía sentir a tan gran escala: Deseo, pasión, cariño y amor, amor sincero que te hace sentirte en las nubes pensando cuando será la próxima vez que veras a esa persona cuando ni siquiera se había ido.

Al principio nunca le hable, me limitaba a mirarlo de reojo o cuando él estaba muy entretenido escribiendo en una esquina en su teléfono como para notar algo a su alrededor. Eso me gustaba, la forma en que se perdía al escribir y componer música. Él era uno de los compositores de su grupo además de uno de los raperos, algo irónico ya que cada vez que lo escuchaba rapeando quedaba con la boca abierta por la cantidad de palabras que podía pronunciar por minuto, pero en su día a día no era muy hablador. Tampoco era muy simpático que digamos, la mayoría del tiempo tenía una cara de pocos amigos y contestaba de manera cortante.

Por eso, jamás me atreví a saludarlo y tener una conversación con él y no un simple intercambio de palabras cordiales, aunque también estaba el hecho de que mi jefe me había hecho firmar un contrato donde decía explícitamente que estaba prohibido salir con algún idol o artista de la compañía.

Adiós a mi enamoramiento con ese chico con ojos rasgados que denotaban frialdad y seriedad, y que seguía sin entender porque me gustaba.

Pero eso cambio un día cuando Yoongi se acercó a saludarme. Fue algo que me sorprendió y me hizo decir cosas sin sentido, pero él no pareció afectado por ello, tampoco sonrió, solo me pregunto mi opinión sobre una noticia que habían dado esa mañana por el noticiero y luego se fue cuando lo llamaron para ir a su ensayo de baile de esa tarde.

Raro, pero gracias a eso nos hicimos amigos y cada vez que nos veíamos por los pasillos nos saludábamos de forma informal, aunque él era más una persona de escuchar y yo de hablar. Teníamos varias cosas en común y muchas diferencias, eso lo notábamos con solo mirarnos, aun así ninguno freno nuestras charlas, buscarnos con la mirada o sentarnos juntos cuando había alguna reunión o fiesta de la compañía.

Dos de las cosas que más me gustaba hacer con él era recomendarnos música y enseñarle algo de español de vez en cuando. Me agradaba que él estuviera tan interesado por mi cultura como yo de la de él.

— ¿Cómo se dice: Eres hermosa, en español?—me pregunto una tarde cuando estaba dibujando en mi Tablet un diseño para la universidad, mientras tomábamos un batido de piña en la cafetería de la compañía. Él había querido acompañarme a pesar que le dije que no le iba a prestar mucha atención.

Eres hermosa. — conteste algo distraída.

—Emma, eresh hermosha.

Lo mire para corregirle la pronunciación, pero me di cuenta por su mirada que me lo estaba diciendo en serio. Me sonroje y me reí por lo cómico que había sonado.

—Gracias.

Tiempo después de eso me beso por primera vez en un momento inesperado cuando me llevo en su auto hasta la residencia de la universidad donde vivía, me había detenido antes de bajar de auto, llamándome y me tomo de las mejillas para besarme y luego solo sonreímos al vernos a los ojos. Ambos sabíamos que nos gustábamos desde hace tiempo, pero nos daba vergüenza decirlo, después de eso toda esa vergüenza se esfumo dejando una pasión desenfrenada que no podíamos callarnos. Empezó con simples besos que fueron aumentando de exigencia, nuestras manos se volvieron más traviesas y nuestros ojos mostraban lo que queríamos.

Hicimos el amor por primera vez y fue mi perdición, me quito mi virginidad y me volvió más loca por él. No tenía miedo con él y podía hablarle de lo que quería o no, podía provocarlo con solo una mirada y Yoongi solo sonreiría...si, sonreiría, porque algo que había aprendido a hacer conmigo era sonreír sin importar que.

Todo sería algo común, una pareja cualquiera que se va conociendo y experimentando cosas nuevas, pero desde el principio ambos sabíamos que lo nuestro no podía salir bien al menos que fuera a escondidas por la seguridad y trabajo de ambos. A pesar de aquello no queríamos pararlo, nos amábamos demasiado como para vernos por los pasillos de la compañía y pensar que debíamos dejar nuestra relación por su fama y mi contrato.











A Escondidas (Saga Pure Love #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora