|Extra| Ren y Lucy

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Nota súper importante al final



Una pequeña niña había sido marginada por su padre. La muerte de su madre fue la gran pérdida de aquella gran mansión.
El destino se la llevó de una manera cruel, sin apenas advertirle a la pequeña maga estelar que acabaría abrazando la soledad.

Pero... aún existían esperanzas.

—¡Eh, Luuuuucy!—sus mejillas se ruborizaron al ve que su amigo había escalado hasta llegar a su ventana. ¡¿Es que acaso era un completo idiota?! Si alguien entraba en su habitación... No. Nadie entraría en su habitación porque estaba sola. Y lo estaría—. ¿Hoy quieres hacer algo?—el pequeño terminó de trepar. En cuanto sus pies descalzos y sucios tocaron la moqueta de su habitación, Lucy sintió algo. Aquella habitación que siempre era testigo de sus llantos, por primera vez estaba teniendo vida. Vida que Lucy quería amar—. Me aburro bastante...—suspiró, sentándose en aquella cama que era digna de una princesa. Botó su trasero con ella en cuanto sintió su comodidad. Sonrió—. Guau, esto es-

—¿Qué ha pasado con tus zapatos?—preguntó bastante resignada.

—Me los robaron. Bueno, me amenazaron y yo se los di...—agachó su cabeza bastante avergonzado.

—¿Cómo? N-No podemos permitir eso...—aunque, a pesar de que sus palabras sonaban seguras, Lucy comenzaba a tener miedo. Muchas veces había salido de la mansión, pero siempre acompañada por un adulto. A veces con el padre de Ren, otras iba con la cocinera para acompañarla a comprar especias. Pero siempre tenía una orden; permanecer quieta, al lado de su acompañante—¡Hay que recuperarlos!

—Esos niños son malos, ¿sabes? Roban todo.

—¡Te robaron los zapatos!—y posiblemente le hubieran robado el dinero, si es que tuviera.

—Y bien... ¿qué quieres que haga?

—¡Tenemos que ir a por ellos!—aquella chica se vio animada. Ren observó aquellos ojos chocolate. ¿Lucy sabía poner aquella expresión? Nosotros conocemos a la maga estelar sonriente, pero obviamente, no fue así. Ren lo sabía. Le costó hacer que aquella rubia se centrara en sonreír siempre que estuviese feliz, y por supuesto, ¡le enseñaría a ser feliz!—Ahora, justamen-

—No te dejarán salir—replicó Ren. Aquel rubio no parecía estar muy animado por aquel plan. No tenía miedo, pero siempre fue de esos que dejaban en paz el pasado.

—¡Me da igual, Ren! Iré contigo. Sí—asintió decidida—. Definitivamente no me apartaré de ti. ¡Vamos!

—¿Y por dónde quieres ir, Lucy? Nos pillarán segu-

—Por la ventana—la chica caminó rápidamente hacia su ventana, observando la altura. No había mucha, y además, el árbol que estaba apegado a ella—por el que subió Ren—ayudaría bastante—. Pero se ve peligroso...—murmuró algo desanimada.

El Strange no quiso permitir más aquel tono tan triste que ella tenía. Era su mejor amigo, y como tal, debía cambiar su tristeza para transformarla en felicidad. Pura felicidad.

—No importa. Bajaré primero y tú saltarás.

Apenas le dio tiempo a Lucy para replicar aquel plan que parecía tener muchas fallas.
Colocó su pie desnudo en la repisa de la ventana para después tomar impulso. Agarró la rama de un árbol.
Ren era ágil, era algo que Lucy acababa de descubrir.
Se deslizó con agilidad hacia abajo, donde al fin tocó aquel césped tan verde.

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