Capítulo 14

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Jamás hubiese imaginado que un paseo como el que estaban haciendo ambas en aquel momento era muy necesario.
Podían respirar el aroma de Fiore y sentir cómo los aldeanos miraban a las heroínas que pudieron transportar una aldea entera a las afueras de aquella ciudad.
Muchos se preguntaban cómo dos chicas que parecían muñequitas pudieron con tanto peso. Se precisaba de mucho poder, ¡y lo hicieron!

—Entonces... El Byakugou...—susurró Lucy. No dejaba de pensar en lo que ocurrió aquel día. A pesar de que conocía más o menos las técnicas de Sakura, jamás podría saber cuáles sus sus habilidades totales—... Es...

—Peligroso. Te resta tiempo de vida—declaró la Haruno—. Pero en mi estado actual solo pude aferrarme. Es la única manera que se me ocurrió de darle chakra a una maga. La verdad... No esperé que funcionara.

—Muchísimas gracias, pero—los ojos castaños de Lucy se aferraban al suelo. Cada vez veía cómo sus propios pies se movían a un paso lento—no quiero que la uses si te acorta la vida.

—No te preocupes.

Lo cierta era que Sakura siempre pensó que esa técnica no le restaría vida, porque creía que estaba destinada a morir en una batalla.

¿Un ninja muriéndose de anciano? ¿Cómo quién? ¿Cómo el sapo viejo pervertido? ¿Cómo Minato? ¿Cómo el tercero?
Suspiró, mirando como su rubia amiga estaba más contenta que de costumbre.

—¿Ocurrió algo?—le preguntó la Haruno.

—Nada. Solo se me ocurrió una pequeña estupidez.

—Entonces dime, ¡yo también quiero sonreír, shannaro!—golpeó con pequeña fuerza el hombro de la Heartfilia, que reaccionó al momento.

—Está bien, está bien. Solo pensaba en que... ¡sería una gran maga estelar si pudiese luchar como tú junto a mis espíritus!—se ruborizó debido a los ojos esmeralda de la Haruno, los cuales brillaban con cierto esplendor aquel día.

—¿Y por qué no-

—¡¿Qué estás diciendo, Saku-san?!—interrumpió, haciendo una rápida cruz con sus propios brazos.

—Tú eres la que me enseñaste que, a pesar de estar en otro mundo, podría usar mis habilidades. Creí que sería inservible, pero míranos, Lu-chan. ¡Somos unas heroínas! ¿Por qué no vas a poder? Tampoco digo que de la noche a la mañana te conviertas en una gran kunoichi. Yo tardé todos estos años. Y tampoco tienes chakra...—¿acaso le estaba animado, o estaba pretendiendo que se le fuese toda la ilusión?—... así que no podrás realizar técnicas ni invocaciones... Pero puedes practicar el taijutsu con tu propia fuerza. Tampoco serás igual de rápida que yo—la Haruno miró al cielo colocando su dedo índice sobre sus propios labios. Ignoraba a una Lucy bastante desanimada a su lado. Quizás sería mejor seguir con su magia estelar y con sus armas celestiales—... pero eres buena aprendiendo. Podría enseñarte un par de técnicas.

—¿T-Tú crees?

—¡Por supuesto, shannaro!—animó bastante entusiasmada—. Además... Debería hacer algo también. Mi chakra en este mundo se recupera muy despacio, así que debería depender de los kunais que hay en la mochila que traje conmigo. Y también hay una espada...—susurró.

—¿Sabes usar espadas, Saku-san?

—No lo recuerdo... Pero probé de usarla y acabé haciéndome un pequeño corte.

—¿Te lo curaste con tus habilidades?

—¡Por supuesto que no!—contestó de inmediato—. Suelo usar mis habilidades de curación en terceras personas. Si mi vida no peligra no me curaré. Necesito toda la fuerza posible para cuando ocurra algo que no esperábamos. Como por ejemplo... el monstruo del sharingan.

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