Un adiós no es suficiente

Carta doce

Sebas:

Para mí tú eres el mar
Eres la única verdad
Mi razón para continuar
El motivo de vivir
Planeando sobre ti
El alivio de mi soledad

No puedo creer que Celeste me haya grabado ayer, cuando me encontraba en una de las tantas lunas de Saturno junto a los efectos del alcohol. En su celular (ya que aún no me compro el mío) veo como canto encima del sillón y salto de un lado a otro. El desodorante, que hacía de micrófono, iba dirigido por todo lado menos frente a mi boca. Llegaba el coro de la canción, bajé del sillón y un mal movimiento de pies torpes me hizo caer de rodillas. Aún así, se veía que no me perjudicaba nada.

¿Qué soy yo para ti? Otra noche sin dormir
Una escena de amor o siempre un último adiós
¿Qué soy yo para ti? Dime que va a ser de mí
¿Volveré a abrazarte así? Dímelo,

¿Qué soy yo para ti?

Apoyé mi espalda en uno de los sillones, Celeste dejó su celular grabando en algún lugar seguro que ni recuerdo. Corrió a ayudarme, pues no sólo me había golpeado las rodillas sino también los codos y la frente. Dio un buen sorbo de vino y devolvió la botella a la mesa del centro. Mi cabeza se posó en su hombro, lloraba y reía. Ni yo comprendía qué pasaba ahora, seguía viendo el vídeo antentamente.

Celeste me preguntó: ¿Lo extrañas? Asentí mi cabeza y dije incoherencias que no tiene mucho caso que lo sepas. Suficiente tienes con las tonterías que te escribo. Pero lo cierto es que sí te extrañaba, te extraño y a la vez dueles. Una marea de emociones y sentimientos contradictorios que produces en mí. No lo estás haciendo fácil, o quizás, yo misma me lo hago difícil.

David Summer impregnó esa pregunta en mi mente, ¿Qué soy yo para ti? ¿Que fui? Ahí va de nuevo. Nuevas preguntas sin respuestas.

Ahora dime sin pensar si este amor es de verdad
Dime, ¿qué soy para ti?

Sophia.