Carta diecinueve

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Sebas:

Recorrí los lugares donde fuimos juntos. Las plazas, parques, alamedas. Sentí una punzada de tristeza al ver parejas sonriendo pasar cerca mío. Estaba oscureciendo, por lo que me adentré a un café. Ahora te escribo junto con mi taza de café, viendo por la ventana pasar el tiempo. El cielo se torna anaranjado, el viento corre haciendo que me abrace a mi misma.

¿En verdad quieres dejar está ciudad de recuerdos? Esta ciudad fantasma. Me pregunto a mi misma.

Una parte de mi quiere irse ya, pero otra me dice que puedo comenzar de nuevo aquí mismo. Ambas opciones no serán fáciles, lo sé. ¿Escuchar a mi corazón o a mi cerebro?

Dímelo tú, Sebastián, ¿Cuál fue tu caso?

Sophia.

Un adiós no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora