Carta quince

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Sebas:

¡Me compré, al fin, un móvil nuevo! Ya era hora, porque mi familia quiere contactarse conmigo y aún están preocupados. En todo el tiempo que no tenía móvil, ellos habían encargado a César y Celeste que me cuidaran o estén al tanto de mí. Obviamente, ellos no saben que lo sé. Así son mis padres, protectores. Si no se preocuparan, ¿quién más lo haría? Probablemente los amigos, como no. La familia siempre estará ahí.

Bueno, como te contaba, recuperé mi número de antes y al concluir la instalación de aplicaciones de redes sociales el móvil se me llenó de mensajes. En especial una: WhatsApp. Habían unos tres mensajes tuyos que decían:

"Tenemos que hablar"

"¿Dónde estás?"

"Es mejor así"

Tienes la razón, es mejor así. Sólo debo digerirlo bien, si me decido a olvidarte debo de hacerlo de a poco y no de golpe.

PD: Oh, y lo de Sebas es de cariño. Eh, pero no confundas.

Sophia.

Un adiós no es suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora