Un adiós no es suficiente

Carta dieciocho

Sebas:

Oh, vaya. Había olvidado por completo estas cartas. Han sido los tres meses más aburridos de mi vida. Estamos Julio, al fin salí del hospital. El primer mes visité a mis padres, ambos estaban enfermos. Según el doctor, es la edad. El segundo y tercer mes fui yo la internada. El asma no era la causa, sino mi mala alimentación. Te conté antes de mi aspecto demacrado, pues no mentía ni exageraba. Me encontraba más débil de lo que aparentaba a inicios de Junio. La doctora dijo que si seguía así, en pocos meses podría presentar anorexia.

Celeste y César vinieron a mí. Ella estaba nerviosa, no comrpendía el porqué. César se veía preocupado. Ambos se veían desesperados por contarme algo que no sabía, pero ¿qué era? No tenía fuerzas para formular palabras. Todo se volvió negro, hasta hace unos minutos que me levanté con ganas de escribirte.

Mañana me darán de alta, así que iré viendo costos de vuelos. Tal vez vaya al lugar de mis sueño, ¿cuál sería? Bah, ni yo sabía. ¿Has leído la obra "Mi lugar favorito en el mundo"? Es una obra cortísima, pero muy hermosa. ¿Cuál sería mi lugar favorito en el mundo? Pensé que estaba aquí, y no es así. Por la mañana tal vez lo sepa.

Sophia.