XXVII

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Glosario:

El reino de Weisheit estaba totalmente reunido a las afueras del palacio presenciando la que sería para siempre la ley más polemica jamás ordenada por su joven e inventiva reina: Matrimonio igualitario

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El reino de Weisheit estaba totalmente reunido a las afueras del palacio presenciando la que sería para siempre la ley más polemica jamás ordenada por su joven e inventiva reina: Matrimonio igualitario.

No solo lo había impuesto en menos de cinco minutos sin llevarla a concejo sino que la estaba ejecutando sin más con todo su pueblo de testigo. Yaoyorozu portaba su lustrosa armadura más brillante que nunca y su futura esposa utilizaba el traje de novia de su madre. Los miembros del concejo quisieron hacer entrar en razón a su alteza, pero ella se nego a escuchar reproches.

Probablemente moriría.

Si lo hacía quería por lo menos haber experimentado el amor.

Estaban tomadas de la mano mientras un juez dictaba la sentencia matrimonial, el momento abrigado por el estrellado testamento nocturno hacía que todo el ambiente se sintiera más romantico de lo habitual. La muchedumbre ya embriagada por la celebración que habían empezado desde la mañana se alegraba por la felicidad de su soberana.

Mientras el juez estaba por terminar Momo recordó fugazmente a su padre ¿Que cara pondría si la viera casarse con su Mano? Aquella que él cuidadosamente escogio para que le sirviera eternamente y la cuidara de cualquier cosa que osara desviar su buen camino... Lo que él creía era un buen camino.

Y aun así ella resultó ser quien le llevó por un nuevo sendero.

- Puede besar a la novia - Sentenció el anciano pensando que jamás oficiaría otra unión tan escandalosa.

Momo puso un mechón del espinoso cabello de Ibara tras su oreja, se inclinó sobre ella y poso sus labios en los contrarios, el tacto era suave, muy inocente.

Su primer beso.

Su primer amor.

- ¡Ya traigo más agua! - Kendou corría alrededor de su viejo bar mientras buscaba todos los implementos de sanación que por ahí guardaba

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- ¡Ya traigo más agua! - Kendou corría alrededor de su viejo bar mientras buscaba todos los implementos de sanación que por ahí guardaba. Kyouka había llegado en plena noche derribando por fin la maldita puerta del lugar de una patada, traía con ella a su eterno prometido quien se encontraba bastante malherido.

The prince and the beast #BNHAwards18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora