Samantha nació un 13 de noviembre. El parto fue lo más doloroso que he experimentado. Por momentos quise morir y cesar con todo esto, pero en otros solo quería que mi hija naciera de una vez para poderme ir a la mierda. Sin embargo, no dejé de amarla ni un segundo. Cuando la vi por primera vez experimenté una felicidad inexplicable. Parecía que iba a explotar de tanto amor, que no me cabía en el cuerpo. Nunca había amado de tal manera, fue maravilloso.
Mientras tenía mi princesa entre los brazos llegó Patricia sonriente, pero noté algo en su rostro, una pizca de melancolía. Más tarde entendí por qué. Sin decir nada, Patricia se acercó a mí y me quitó a Samantha con delicadeza. Sonreí al ver que a ella también le hacía muy feliz que por fin hubiera nacido. A continuación caminó hacia un doctor y le entregó a mi hija. No entendía nada. De nuevo, Patricia se acercó a mí y me abrazo con cariño.
—Necesito que te tomes esto con mucha madurez —dijo—. No paré de pensar en todas estas noches que pasaría con ustedes dos, y me atreví a tomar una decisión que, aunque estoy segura de que es lo mejor, sé que no hubieras tenido el valor para hacerlo. Y no te culpo, pero tú misma sabes el dolor al que podría enfrentarse tu preciosa a tu lado —mis lagrimas ya corrían como si estuviesen apostando una carrera, yo intentaba ir tras de ella desesperadamente, pero no podía, estaba conectada y tenía miedo de hacerme daño— Sin embargo, he encontrado una familia que la hará muy feliz y la protegerá. Sé que eres fuerte, Ana. Te quiero. Que seas muy feliz.
Al decir esto, Patricia se marchó y nunca la volví a ver.
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Solo por probar.
FantasyLas drogas fueron para Joseph el puente a su perdición y posterior resurgimiento. Esto es por ti, querido padre. Por todos aquellos que fueron esclavos y se tragaron su dolor. Esto es por ti, abuela, tú mi ángel, tú mi salvación.
