Katherine Weber.
Santo dios, no puede ser, pensé, esto era más hermoso de lo que pude imaginar, la casa de Damien era casi un palacio, era enorme, no sabría ni siquiera por dónde empezar, estaba parada en el umbral de la gran residencia y yo sentía que estaba en el centro de todo un laberinto, miraba y por todos lados había largos pasillos con millones de puertas que quien sabe a dónde dirigían. Cuadros carísimos, candelabros con diamantes, papel tapiz de una calidad excelente decoraba las paredes, cortinas de sedas blancas, muebles de madera de roble resistentes y de grabados a mano, no podía calcular la fortuna que costaba este lugar pero mis expectativas habían sido superadas.
—No puedo creerlo...—estaba anonadada, contemplando hacia arriba el hermoso ventanal en el techo que ilustraba la noche fría y cubierta de niebla con ciertos pedazos de nieve cayendo encima. —Esto es enorme, ¿vives tu solo aquí?
La casa estaba en una residencia privada, encima de una colina, no tenía vecinos y el llegar aquí era un viaje de una hora por un sendero casi interminable, ¿Cómo podía gustarle estar tan descartado de la gente?
—Me gusta estar solo —me respondió sin mucho esfuerzo, con una sonrisita —Yo disfruto de mi simple presencia.
—¿Ni siquiera de vecinos? —inquirí con curiosidad, por si en cierto momento pasaba una emergencia.
—No, ni siquiera de vecinos, si necesito algo, solo hago una llamada. Vamos, te enseñaré nuestra habitación.
Él ya avanzaba con nuestras maletas hacia las escaleras principales, fui corriendo detrás de él para alcanzarlo, trataba de no perderlo de vista porque yo seguía contemplando todo en el recorrido, no me cansaba de lo maravilloso que era este lugar y que ahora también era mío, por dios, si tan solo mi madre hubiera podido ver todo esto quizá su forma de pensar habría sido otra.
—¿Cuándo me darás el tour? Necesito un mapa para poder andar por aquí, es enorme.
—Sí, la verdad no lo pensé cuando la compré —me explicó todavía caminando sin mirarme —Lo que se es que fue una muy buena compra, hay lugares de la casa que no uso y otros acaban de ser remodelados.
—Fácilmente podrías hacer una gran fiesta, ya sabes al estilo El Gran Gatsby.
—Sí, algún día podremos hacer una. —me respondió con tono neutro, inexpresivo.
Me pareció que la idea no le agradaba pero no quise hacer un problema por eso, seguimos avanzando hasta que llegamos a una puerta de roble autentico con la perilla y el picaporte en color dorado, juraba que era oro puro de doce quilates, la abrió y dejo ver el interior. En seguida una ráfaga de aire caliente se escapó desde adentro y revoloteo a mi alrededor como un remolino, el olor a leña quemada también se intensificó, había una chimenea, estaba encendida, el tamaño de toda la habitación eran las de cuatro más, era gigantesca, con una cama King size con un cubrecamas en color canela con bordados dorados, había una pequeña estancia en el centro con un televisor y unos sofás reclinables, al final estaba el balcón con puertas corredizas.
—Pedí que mantuvieran la habitación lo más cálida posible, aquí es muy helado.
Entré y lo primero que hice fue sentarme cerca de la chimenea y coloque mis pies en frente, estaba muy frío en el pasillo que sentía que mis dedos se entumían.
—Estamos casi en las montañas —comenté mientras me frotaba los hombros —Eso explica el frío.
—Acabas de llegar a Europa, Katherine, no es el lugar más cálido del mundo.
Detecté otra vez esa sensación rígida en la que me contestaba, no sabía si algo andaba mal o simplemente estaba cansando tanto como yo pero no me gustaba.
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Oscuros Encantos©+18 [COMPLETA]
General FictionDamien Westermann es obsesivo con el orden, tiene un carácter explosivo, goza de un poder que le gusta proyectar a la mayoría de las personas que lo rodean y no parece tener ningún defecto; su apariencia le ha ayudado a conseguir lo que quiere pero...