Katherine Weber
—Sigo sin creer que estés aquí —le sonreí con fuerza, acercando mi mano para tomar la suya, Robert permanecía sentado en una silla justo a mi lado, necesitaba saber que era real, algún contacto que me trajera a la realidad. —Debí haberte creído desde un principio...
Me detuvo a media frase, levantándose de la silla y tomando mi mano ahora con las dos, dándome palmaditas, comencé a llorar otra vez, no sabía cuántas veces lo había hecho desde que había estado en el hospital, había perdido la cuenta también de las veces que seguía sintiendo dolor por las heridas, parecía que jamás cicatrizarían. Pasé por tanto tormento, las heridas de mi cara, las quemaduras, la desnutrición, la bala en mi pierna, todo iba a sanar a su tiempo me habían dicho pero yo no podía seguir, las cosas se volvían monótonas, una rutina sin fin.
—No debes decir nada más, Katherine —suspiró, sus ojos dieron un brillo triste —Sabemos que ya pasó y ahora estoy aquí y finalmente has salido del infierno en el que estabas y él lo pagara todo.
Si es que despertaba. Pensé, Damien había entrado en un coma por la caída que sufrió al recibir los dos balazos, su cabeza sufrió un gran golpe, su cerebro se inflamó y trataban de dar buenos pronósticos pero en este caso solo dieron la espera.
—¿Y sí, no? —pregunté casi con horror.
Robert torció el gesto.
—¿Por qué no sería así?
—¿Y si muere? No pagará ninguno de sus delitos, no se hará justicia, piensa en mí y las otras cuatro mujeres que asesino, no se habrá hecho justicia.
—Claro que se hará —me aseguró con firmeza, regalándome media sonrisa, queriendo desaparecer mi angustia —Si no hay justica aquí la habrá en otro lugar, te lo puedo jurar.
Le agradecí también con una sonrisa toda la motivación que me daba, desde que llegó se dedicó a darme todo el apoyo posible, trajo consigo varios detectives de Nueva York para que mi caso fuera oficial con mi declaración y mi testimonio, siempre estuvo ahí, ayudándome a superar o detener cualquier situación que me hiciera sentir mal o me lastimara, no sabía que haría sin él en el momento en que me dejara.
—No se cómo pagarte todo esto —lo examine con los ojos todavía húmedos, pude ver a través de su mirada los días tan fieles que estuvo en el hospital desde que llegue hasta que desperté de la cirugía. Sonrió con timidez —Haz estado mucho tiempo aquí conmigo, te debo mucho Robert, gracias de verdad, me salvaste la vida.
Dio una risita amable y me acarició la mano que si no hubiera llevado la intravenosa seguro me hubiera tomado toda la mano.
—No tienes nada que agradecer, lo único que te pedí fue que confiaras en mí y lo hiciste, no te deshiciste de la tarjeta que te di porque sin ella yo jamás hubiera podido rescatarte.
—De todas formas, necesito agradecer lo que hiciste por mí, te debo una Robert y muy grande, de lo único que me arrepiento fue de no haberte escuchado a tiempo al igual que mi madre —de tan solo de imaginarla siempre volvía a lo mismo, esa culpabilidad extrema que me ponía muy sentimental —Sí la hubiera escuchado, ella estaría viva.
—Katherine —me tranquilizo con voz arrulladora y afable —Ya no debes mirar al pasado, estas aquí viva y eso ayudará a hacerle justicia a tu madre y a los cuatro víctimas de Damien, estás aquí por una razón, piensa en eso.
Me calme por un momento, escuchar lo que decía me ayudaba a pensar con claridad, eso era lo que debía hacer, mi propósito era hacerle justica a mi madre y a las cuatro mujeres que vivieron el infierno personal de Damien.
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Oscuros Encantos©+18 [COMPLETA]
General FictionDamien Westermann es obsesivo con el orden, tiene un carácter explosivo, goza de un poder que le gusta proyectar a la mayoría de las personas que lo rodean y no parece tener ningún defecto; su apariencia le ha ayudado a conseguir lo que quiere pero...