Katherine Weber.
No apareció por ningún lado cuando me levanté esta mañana, lo había buscado por los lugares donde estaba más familiarizada ya que la casa todavía me parecía enorme, lo busque por la biblioteca, la sala, la cocina y no encontré a nadie, no sabía si vagaba por la casa o si se encontraba en el tercer piso, el lugar que ni siquiera considere en ir, no quise arriesgarme por lo que esperé a que apareciera por si solo en lo que desayunaba pero tampoco lo hizo.
¿Se fue sin decirme? No debía sorprenderme, lo que yo deseaba saber era ¿A dónde? Porque solo así podía saber si tenía tiempo suficiente para ir de nuevo al tercer piso y abrir las otras dos puertas que restaban. Perdí tiempo en los rincones que tenía permitido ir hasta que paso una hora completa, me arriesgue y fui a buscar los instrumentos que use la otra vez que entré por primera vez, al subir tuve que tener mis ojos en todos lados, no se porque algo me advertía que podría salir de cualquier parte para atraparme.
Hice lo mismo sin tardarme esta vez con la tercera puerta, al abrirse busque el interruptor en la pared y me dirigí a la mesita de noche, con cuidado deslice el cajón y encontré otro portarretrato, la mujer de la fotografía era hermosa, inclusive un poco más que las anteriores, tenía el cabello rojizo, yo diría caoba cobrizo, ojos claros en tono miel, estaba sentada en lo que parecía ser un monumento histórico de alguna ciudad, le sonreía coqueta a la cámara, se veía joven, casi de mi edad, entonces busque detrás de la fotografía su nombre, tal y como lo sospeche, el nombre era el de Miranda, Miranda Deligiannis, la misma que había mencionado McGrath.
Me puse a reflexionar en todo lo que me había dicho de ella, que había desaparecido, nadie sabía dónde estaba y hasta la fecha no habían encontrado su paradero, me pregunté si las otras dos chicas que encontré también habrían desaparecido porque nadie llegó a interesarse por ellas, ¿Estarán vivas? Y entonces el pensamiento más horrendo pasó por mi cabeza, yo también estaba desprotegida, nadie se preocuparía por mi si yo llegase a desaparecer, inclusive si estuviese muerta. No tenía deudas, todo estaba saldado, no tenía propiedades porque mi casa la había vendido Damien, era cómo si hubiera desaparecido por completo de mi ciudad natal, lo que él quería para tenerme aquí sin restricción.
Guardé todo con la misma cautela de antes cuando escuche el rechinido de la madera justo detrás de mí, el aliento se contuvo en mi garganta, me transforme en una auténtica estatua de piedra, no pude tragar los latidos de mi corazón que se detuvieron en fracción de segundos para luego bombear hasta enloquecer.
—¿Ya averiguaste todo lo que querías saber? —preguntó con acidez, el tono sarcástico apenas estaba presente.
Cerré los ojos con fuerza, rindiéndome en todo sentido, dio un suspiro tan fuerte que me hizo estremecer, no iba a volverme para verlo, no quería, ahora el miedo consumió mi cuerpo y me acobardó.
—No hay una maldita regla que puedas respetar —masculló con la mandíbula apretada —Nunca me has obedecido, maldita sea, nunca y ya me canse de esto.
Fue un movimiento fugaz, no lo vi venir cuando me tomo del brazo sin darme la posibilidad de levantarme, me arrastró hasta llegar hasta la puerta, me sacó de un jalón y la cerró con un gran portazo, me arrincone en la pared en lo que la gran y alta figura del verdadero monstruo que era se acercaba a mí.
—¡Eres cómo todas! ¡Siempre lo has sido! —me gritó con sus ojos invadidos en tanta furia, su rostro se había vuelto un expresión imposible de ver, tan oscura y temerosa, era un ser siniestro que comenzó a salir de todo su cuerpo —¡Sabía que terminaría algún día contigo y ya no quiero esperar más!
—Me mentiste...—lo acusé con voz apenas audible aunque con el eco del pasillo vacío todo era tan entendible a cualquier volumen —Nunca me amaste, me prometiste que cuidarías de mí pero no fue así. ¿Por qué hiciste esto?
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Oscuros Encantos©+18 [COMPLETA]
Ficción GeneralDamien Westermann es obsesivo con el orden, tiene un carácter explosivo, goza de un poder que le gusta proyectar a la mayoría de las personas que lo rodean y no parece tener ningún defecto; su apariencia le ha ayudado a conseguir lo que quiere pero...