Capítulo 1

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Salió temprano en la mañana para ir a desayunar con su sobrina, entraba a las diez de la mañana a trabajar y quería disfrutar el primer día de Jardín de la pequeña

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Salió temprano en la mañana para ir a desayunar con su sobrina, entraba a las diez de la mañana a trabajar y quería disfrutar el primer día de Jardín de la pequeña.
Caminó por las ajetreadas calles de Nueva York repletas de personas, ciertamente cada dos o tres pasos se salvaba de chocar de lleno con los hombros de las personas apuradas, miró el cielo gris que predecía una tormenta un tanto fuerte, un gris oscuro.
Se apuró observando cada tanto las vidrieras de las tiendas publicitando ofertas, nuevos conjuntos y muchas promociones.

Giró a la izquierda en una de las avenidas buscando un edificio un tanto despintado y con humedad, a lo lejos lo vió, le faltaban cinco cuadras, siguió rápido observando los otros edificios a su alrededor, altos, bajos, oficinas, de todo había, pero lo que abundaba eran las oficinas y locales de comida rápida.
Llegó hasta su destino, traía consigo su maletín, su uniforme de enfermera había quedado en casa ya que hoy le tocaba hacer horas en la empresa que trabajaba como recepcionista.

Pasó saludando a Nieves que la sonrío al instante.

—¡Suerte Nat! — le gritó dándole ánimos sabiendo lo alocada que era la sobrina de Natasha, esa niña era demasiado ocurrente con muchas cosas y mucho más cuando se trataba de algo que involucraría a su tía Natasha y ella.

Sonriendo subió los escalones del desgastado edificio agradeciendo internamente la suerte deseada por parte de Nieves la recepcionista que la salvó de muchas.

El segundo piso, habitación número "33" era su destino, apenas entrar la recibió su pequeña sobrina elocuente.

—¡Tía!— chilló la pequeña Penélope eufórica y feliz en su silla de comer.

—¡Buenos días mi vida!— gritó feliz y contenta su tía yendo directo a abrazarla y llenarla de besos por todo su rostro.

Natasha volvió a dejar a la pequeña en su lugar, preparó café para ella y su hermana que seguro se estaría alistando para trabajar.

Con su taza humeante de café recién hecho se acercó hasta la mesa redonda decorada por un mantel violeta lleno de flores amarillas, el foco amarillo, más las ventanas de la cocina la hacían sentir a gusto.

—¿Qué sucede princesa?—preguntó ansiosa mientras tomó un sorbo de su café.

Resumiendo en pocas palabras estaba esperando alguna de las elocuencias de la bella y preciosa Penélope, su sobrina de corazón, tiene tan solo cinco años y un diente que está a punto de caerse.

—¡Mi dente!— exclama la pequeña pitufa a su lado mientras balancea entre sus pequeñas manos el minúsculo diente.

Ustedes se estarán preguntando, ¿Por qué una niña de cinco años se le acaba de caer un diente?, pues, esta pequeña no se le ha caído a ella el diente si no al gato de la vecina, ¿Cómo lo ha conseguido? Eso ya no lo sabe por que cuando llegó para verla ya tenía ese minúsculo diente entre sus pequeñas y tiernas manitos.

Amor Salvaje©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora