Como sí de una curiosidad extraña se tratara, sus ojos comenzaron a examinar el lugar buscando al pequeño lobo.
—Niña, aléjate de aquí— una voz masculina exclamó detrás suyo.
Dio media vuelta encontrándose con un hombre encorvado, con mucha barba y un aspecto que daba mucho que pensar.
—Alejáte de este zoológico está maldito — sentenció el hombre antes de comenzar a caminar a medio camino se dió vuelta —. Yo te lo advertí al jefe no le molestaría que una humana como tú le sirva.
Y así se fue dejándola con las lágrimas a punto de salir, tomó el destornillador de su bolso siguiendo el camino por donde el hombre le había advertido, ya comenzaba a oscurecer, el día se pasó demasiado rápido.
—Ayúdame Dios por favor.
Sin mirar a nada en especial comenzó a correr yendo directamente a las rejas, salió ilesa viendo como las rejas se cerraban automáticamente, pero algo la seguía, algo la estaba observando en esos momentos.
Su vista se dirigió estudiando toda la fachada del zoológico encontrando a una distancia prudente unos ojos rojos demasiado llamativos que aceleraron su corazón, en esos momentos sabía que si volvía no saldría jamás de ahí.Comenzó a caminar lentamente en forma automática sin dejar de ver esos ojos que tampoco se despegaban de los suyos, cada vez esos ojos comenzaban a acercarse más hasta que una sombra negrusca apareció cerca de la reja, era una sombra en forma de lobo, de un maldito lobo y este era terriblemente grande, era el tamaño de cuatro hombres extremadamente fuertes.
Aún aturdida comenzó a correr en dirección de la parada del bus, debía llegar a casa y tratar de resolver esto o simplemente alejarse, pero algo le decía que si seguía no saldría nada bien.
—¡Ay no!— tomó su cabeza entre sus manos.
—¡El hospital y la corporación!— gritó —. Cálmate Natasha hoy solo fue el hospital, mañana es la corporación ahí te rajan si no vas, ánimos— se auto susurró.
El bus llegó al momento, pero este no era el bus que tomaba, era diferente, su estructura no concordaba con la del bus con anuncios de perfumes, este era rojo y blanco.
La puerta del bus se abrió por que el chófer la había abierto con una palanca que de seguro se encontraba cerca de su manubrio.—¿Sube, señorita?— el hombre era extremadamente joven nada parecido al hombre regordete y de buena educación que las había recibido a Penélope y ella en el bus la vez pasada.
—Sí, calle Wall Street .
—¿Disculpe?, pero esa calle no existe señorita — el hombre sonreía cortés en su dirección.
—¿En qué año estamos?— fue lo único que preguntó al observar que los autos de alta gama no eran los mismos, los autos eran antiguos como si hubiese vuelto en el tiempo.
—Martes 13 de 1910, ¿señorita se encuentra bien?.
—No, definitivamente no me encuentro bien— se acercó hasta un asiento, un hombre rubusto había subido al bus, le dijo algo al chófer y este asintió al momento.
El hombre pasó por delante suyo yendo en dirección a los asientos de atrás.
Después de unos minutos el chófer anuncia.
—Calle "Cámara de Morgan" que en unos años será conocida como la calle Wall Street — sonrío el chófer en su dirección mirándola con paciencia.
—Ven conmigo, niña— miró al hombre que la tenía sujeta y esta persona sin duda alguna era el, solo que estaba más joven.
Era el extraño, el hombre que había salvado, no podía estar equivocada.
—¿Estás sorda?.
—No.
Y así fue cómo lo siguió confiando ciegamente sin saber qué era lo que le esperaba.
¡Qué comiencen los maravillosos juegos mentales!❤️😈
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Amor Salvaje©
WerewolfUn zoológico abriría sus puertas el día martes trece, los niños y adultos iban y venían con los famosos boletos dorados mostrando alegría por todos los animales que verían y conocerían, solo que uno de estos era demasiado peculiar. Un zoológico. Una...