Capítulo 2

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Observaron ambas rodeadas de muchas personas con su cámaras y familias esperando ansiosamente por la aparición del lobo, pero algo le decía a Natasha que huya de ahí, no sabía cómo o por qué

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Observaron ambas rodeadas de muchas personas con su cámaras y familias esperando ansiosamente por la aparición del lobo, pero algo le decía a Natasha que huya de ahí, no sabía cómo o por qué.

Se encontraba caminando rápidamente con su pequeña sobrina entre sus brazos, ignoró las quejas de Penélope que estaba ansiosa por ver a ese lobo, algo dentro suyo le decía que se aleje lo más rápido posible de ese hábitat, no lo sabía y tampoco tenía ganas de descubrirlo.

Las estupideces que hacía en sus tiempos de secundaria no se comparaban con lo que ahora esta haciendo, llámenla inútil por no poder manejar una situación cómo esta.

—¡Tía! —chilla su pequeña pitufa.

—¿S-si, cielo? —preguntó nerviosa y asustada.

Señala detrás de suyo y esa es señal suficiente para saber que no estaban solas.
La tomó muy bien en brazos y con todo lo que sus piernas de pollo pudieran hacer por ella, corrió, corrió como si su vida se fuera en ello.

—¡Cole tía!, ¡Esa sombla nos va a atlaplar! — habla su pequeña desesperada mientras acaricia una de sus mejillas rojizas gracias al frío.

Llega hasta la entrada, ni se molesta en saludar y va en dirección a la parada del bus
por suerte llega un bus que las dejará en el departamento de la pequeña.

—¡Tía!— chilla la pequeña pitufa.

Asombrada y un poco atontada mira la puerta del zoológico, en esta no se encuentra ningún lobo ni nadie, hasta el chico que les vendió los boletos dorados había desaparecido.

—Que extraño —musita extrañada.

La pequeña se acurruca en su pecho, mientras cuenta un cuento.

Llevaría a la pequeña Penélope a su jardín y después iría a trabajar no podía dejar que un episodio tan tonto como ese la asustara seguro era alguna tontés de su cabeza, en estos días andaba mal, los clientes llegaban más emperrados que nunca y qué decir de sus jefes del hospital, andaban todavía más locos ya que tenían a un paciente ingresado en terapia, no lo podían hacer reaccionar, se encontraba en coma, tenían que hacer de todo para despertarlo ya que su familia era de dinero y presionaba todos los días por la recuperación de su hijo.

—Había una vez— comenzó como todas sus historias que son fascinantes de escuchar—. Em un pueblo un muy dulche princeso que oliaba a las niñas pequelas..

Siguió relatando su cuento de amor de un princeso que no creía en las mujeres, ella le decía niñas pero eran mujeres.
El princeso no soportaba la presencia ni el contacto de una mujer, hasta que llegó una joven más loca que él haciendo cambiar ciento ochenta grados la vida de ese hombre que no soportaba el contacto, ni lo toleraba en las mujeres, según el, hasta que sus cartas se dieron vuelta.

—Colorín colorado este cuento ha acabado— anuncia su tía cuando llegan a la puerta de su destino.

Bajan normalmente y se acercan hasta el establecimiento con un cartel de un arcoíris en 3D con unas letras blancas "Jardín mi osito cariñosito", muchas madres con sus hijos esperando ansiosamente la entrada al jardín.

—Tía, te quiero— soltó la pequeña bajando de los brazos de su tía para ir con la maestra que los esperaba ansiosa en el jardín.

Natasha se había quedado de piedra al escuchar a su sobrina decirle "Te quiero" sin equivocarse, borró esos pensamientos rápidamente observando como la pequeña pelirroja con su piloto de flores y una mini mochila la saludaba con una de sus manitos.

Su tía devolvió el saludo, viendo como su sobrina se perdía detrás de las puertas del jardín, se dió media vuelta esperando el bus que la llevaría hasta su lugar de trabajo.

Minutos después había llegado puntual a su lugar de trabajo, peinó con sus dedos su cabello, se alisó su falda tubo, su camisa con su saco tres cuartos la acompañaban, se acercó hasta el escritorio, en la agenda que usaban las tres recepcionistas que habían en la semana había una nota pegada.

"Cancela todas mis reuniones para hoy"

Decía la nota con la caligrafía fina y limpia de la señora Mayer.

Seguro estaría cuidando a su pobre hijo que estaba en coma.

—Pobre señora.

Llamó a todos y cada uno de los que estaba en la lista cancelando todo y volviendo agendar para la semana entrante.

Con el sueldo de recepcionista y la pasantía gratuita de enfermería era lo que la subsistía, cuando la aceptaran realmente en el hospital, dejaría este trabajo para dedicarse realmente a lo que amaba.

Salió a las cinco de la tarde del trabajo, pasó por Penélope, seguro estaría extrañando mucho su casa, ese jardín era demasiado para ella, muchas horas, pero entendía a su hermana que tomaba turnos de más para poder llegar a fin de mes con las cuentas.

—¡Mami! —chilla su pequeña pitufa.

—Mi amor —sonríe ampliamente su madre y corre hasta tenerla entre sus brazos.

Sin querer interrumpir mucho este momento de madre e hija anuncia que se tiene que retirar, ya que mañana tiene jornada laboral y es lo más difícil trabajar en el"Hospital los Arcos", mañana seguro estaría ajetreado todo en el hospital, así que hoy se iría a dormir temprano.

Sale del ascensor con una sonrisa , camina hasta el lobby y se despide de nieves y el guardia de seguridad que han contratado solo de noche. Se acurruca un poco más en su saco negro y su maletín que ciertamente le había costado llevarlo con la pequeña Penélope entre sus brazos, pero no podía dejarlo, ese maletín era su todo, el único regalo de su hermano mayor, aunque estuviese un poco viejo seguía sirviendo igual.
  Tratando de no morirse de frío en medio de la noche, siguió su trayecto hasta pasar cerca de los barrios más bajos de la ciudad, no lo piensa mucho y pasa con mucha rapidez, hasta llegar a detenerse gracias a unos gimoteos y jadeos de sufrimiento.

Asustada hasta los huesos camina hasta un maldito callejón oscuro.

—¿Hay alguien?.

¡¿Estás mal Natasha?! ¡Pueden matarte y tú preguntando si hay alguien!.

Se escuchan más gimoteos y muchos más jadeos, que van incrementando a medida que se va acercando.

Se quedo tiesa al ver la terrorífica imagen que tiene ante sus ojos.

Se quedo tiesa al ver la terrorífica imagen que tiene ante sus ojos

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Amor Salvaje©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora