Capítulo 13

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El viento hacía acto de presencia, erizando los cabellos de la mujer que apreciaba las estrellas con admiración

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El viento hacía acto de presencia, erizando los cabellos de la mujer que apreciaba las estrellas con admiración.

—Nimue— llamó una voz grave detrás suyo.

La mujer angelical giró rápidamente encontrándose con el hombre que le había jurado amor eterno, antes de partir.

—Belcaz—contenta corrió a los brazos del hombre que le había prometido todo.

Se fundieron en un gran abrazo haciendo palpitar ambos corazones.

Belcaz la bajó de sus brazos, Nimue observaba el rostro tan decaído y poco nutrido de su amor.

—¿Qué pasa, Bel?—preguntó con preocupación al ver que el hombre frente suyo no miraba sus ojos.

Se acercó más palpando una de las mejillas cubiertas de tierra, varias cicatrices decoraban el cuerpo de Belcaz.

—Lo siento, amor mío.

Los ojos de Nimue brillaron en la noche al ver una espada filosa alzarse con maestría sobre su pecho.

—Perdóname, Nimue, pero este mundo no es para μετενσαρκώσεις σαν εσένα.

La mujer a la que juró amar agonizaba frente a sus ojos, se arrepentía de haberla salvado esa vez de los mercenarios, ella no podía vivir, ella es una maldición, una maldita maldición que destruirá a todos.

La mujer a la que juró amar agonizaba frente a sus ojos, se arrepentía de haberla salvado esa vez de los mercenarios, ella no podía vivir, ella es una maldición, una maldita maldición que destruirá a todos

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—¡Autumn! ¡Autumn!— al gran salón dorado entró uno de los sirvientes del recién nombrado, los de alrededor se horrorizaron al ver el cuerpo de un bebé completamente inherte.

—¡Está muriendo!—gritó desesperado ante su maestro.

El cabello dorado del hombre se despeinó rápidamente al recordar ese minúsculo cuerpo.

—Nimue— susurró corriendo apresurado al cuerpo del infante.

—¿Qué le ha sucedido?—preguntó tanteando el pequeño pecho.

Sangre comenzó a salir, era una herida grande, alguien había herido a su creación y eso era declaración de guerra.

—¡¿Quién fue el desgraciado?!—gritó furioso al ver el estado de su pequeña hija, los mataría, mataría a esos malditos bastardos que le hicieron daño.

Rápidamente se apresuró sobre el pecho de su pequeña, presionó ambas manos, se concentró tratando de que la herida sanara rápidamente.

—Fue mi culpa, jamás debería de haberte dejado ir, jamás.

—¡Salgan! ¡Salgan todos y busquen a ese maldito bastardo!— gritó a su gente, mujeres y hombres vestidos de gala salieron rápidamente del castillo de su señor en busca del hombre que hirió a la primer hija de Autumn.

—Perdóname hija mía.

El cuerpo de Natasha se movió violentamente al sentir el frío contrastar contra su caliente piel

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El cuerpo de Natasha se movió violentamente al sentir el frío contrastar contra su caliente piel.

Caleb se encontraba mirándola fijamente.

—Hola, Caleb.

—Disculpa, pero no soy Caleb, me dicen δαίμονας —su voz grave y fuerte erizó cada uno de los cabellos de Natasha

El hombre frente suyo se acercó hasta estar frente a frente.

Sonrió al ver en su dirección.

—Parece que el bastardo no fue capaz de marcarte— se acercó lentamente hasta el cuerpo de Natasha.

—¿Qué? ¿Me tienes miedo?, solo voy a hacer lo que ese idiota debería de haber hecho desde que te conoció.

Retrocedió lentamente hasta chocar con la puerta, las facciones del hombre ante ella comenzaron a cambiar, se hacían más grotescas.

—¡Corre Natasha!—gritó Caleb peleando contra los impulsos de lo que sea que lo tenía retenido.

Y válgame Dios, pero esa tarde corrió como si no hubiera mañana, nadie la detuvo y agradecía ese hecho, debería de mudarse e irse, el mundo estaba completamente loco.

Esa noche había decidido no ir con su hermana de corazón, en cambio fue a su hogar, tomó a Rocco de su correa, preparó su equipaje y cerró un ciclo para siempre en esa casa.

—Ya regresarás a mí, querida Nimue— susurró a la nada sonriendo con sus dientes filosos en la oscura noche de Nueva York.

—Ya regresarás a mí, querida Nimue— susurró a la nada sonriendo con sus dientes filosos en la oscura noche de Nueva York

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Amor Salvaje©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora