[Haru]
La visita al castillo había resultado ser muy esperanzadora. Si mi madre no se veía mal, era que en realidad estaban siendo bien tratadas. O por lo menos no tan mal como yo había supuesto que un tirano como era el rey las trataría. Podría dedicarme sin problema, al menos por unos días más, a estudiar el mejor plan de entrada al castillo, y así poder rescatar a mi madre y a las otras criadas que lo necesitasen. El plano que había dibujado Nemu seguía muy bien guardado entre los cajones más ocultos de mi casa.
Pero necesitaba a Hana como aliada. Necesitaba que ella supiese mis intenciones, que ella también conociese mi plan, y que me ayudase a prepararlo todo. Al fin y al cabo, yo solo no podría enfrentarme a tal situación. Nunca había tenido que resolver las situaciones por mi cuenta. Y tras unos días sin verla, era el momento de arreglar la situación que habíamos vivido.
Me presenté en su tienda. Miré a través de la ventana para asegurarme de que sólo ella estuviese dentro. Allí estaba, cuidando unas flores rosas que parecían algo marchitas. Llamé a la puerta y tras ello entré. Hana se había girado para ver quién entraba, y tras verme volvió a ladear la cabeza hacia las flores.
—Lo siento. Fui un completo idiota al no decir nada. Pero no podía. No sabía qué decir, y no quería hacerte daño. Así que no decir nada fue la mejor solución. Y si no he venido antes, ha sido porque las cosas aún no estaban claras en mi mente. No sabía qué tenía que hacer para que todo siguiese como antes.
—Ese es el problema —dijo Hana entre sollozos—. Quieres que todo permanezca igual, pero la vida pasa. Si todo cambia, y tú te mantienes inmóvil, dejarás tu vida pasar sin haber vivido lo mejor de ella.
—Ya lo he dicho, lo siento. La situación no ha sido fácil, y no podía tomar una decisión durante estos días. Mi madre no está, y Mori se fue cuando necesitaba su apoyo. Siento no haber estado a la altura, pero no podía corresponderte. Es difícil para mí decir esto, pero necesito tu ayuda. Voy a entrar al castillo a rescatar a Shita. Tengo un plano en casa, y voy a trazar el mejor plan de entrada para salir ilesos. Tan solo necesito saber que si me pasa algo cuidarás de Shita y Mori. Podría aceptar mi fatal destino, pero no el de ellas.
—¿Por qué confías tanto en Mori? Casi no conoces nada de ella.
—Puede parecer una locura, y sé que sólo la conozco desde hace unos días, pero he podido ver algo en ella. Me gusta su forma de ser, su valentía para luchar por defender lo que quiere, y en definitiva ella. Probablemente no me entiendas, pero estoy muy seguro de lo que digo. Mori ya lo ha pasado mal, y no quiero que vuelva a pasar por lo mismo. Está arriesgando su vida por todos nosotros, y se lo debemos.
—Entonces, ¿por qué dejaste que se fuera? Podías haber hecho que se quedase a tu lado, y la dejaste marchar.
Los ojos de Hana se posaron sobre mí. En su mirada se veía dolor.
—Tú mejor que nadie deberías saberlo. Cuando te gusta una flor, lo mejor que puedes hacer es dejarla crecer para apreciar su belleza. Sin embargo, córtala, y verás como todo lo que te gustaba acabará marchitando.
Ahora ya no se veía el dolor, sino la tristeza. Sus ojos se comenzaron a inundar de lágrimas, hasta que acabó rompiendo a llorar. Me dolía ver a Hana así.
—Siento haber dicho lo que he dicho, no era mi intención.
Me acerqué a abrazarla. No podía verla en una situación así. Hana había sido mi amiga desde que éramos pequeños, y nunca nada había podido separarnos. Ni la época en la que Hana desapareció sin avisar, ya que cuando regresó todo seguía igual que antes.
—Te ayudaré a protegerlas. Nada de esto es culpa de ellas.
Respiré aliviado al ver que al menos ellas estarían a salvo. Hana siempre había sabido defenderse bien, y no había situación que fuese demasiado difícil para ella. Si las cosas se tornaban complicadas, era la persona a la que debía ir. Y ahora que estaba solo, era mi único gran apoyo.
—Gracias. Haré todo lo posible para que no sea necesario.
—Sólo te pido que uses la razón. Nunca has sido bueno en eso, pero en esta ocasión necesitarás tomar las cosas con calma.
—Dame una semana. Para entonces, habré estudiado todo al detalle. Si tras ello no estoy preparado, me veré obligado a entrar. Aunque Shita está bien, el tiempo es oro.
Si me quedaba la situación no iba a mejorar, por lo que decidí darme la vuelta y marcharme. Aunque se estuviese haciendo la dura, Hana acabaría comprendiéndome y cooperaría.
Quería saber más sobre Mori. No sabía cómo le estaría yendo en su aventura en busca del rey. Nadie sabía nada aún sobre el resultado de la expedición, ya que no había noticias sobre ninguno de los ciudadanos de Ichi que habían decidido salir.
Las calles de la ciudad se habían vuelto cada vez más tristes. Parte de la población se había marchado, otros ciudadanos habían partido en busca del rey y los que quedaban habían perdido cualquier esperanza que hubiese de recuperación.
En mi camino de regreso a casa encontré un periódico. El titular decía "El rey recluta las mejores tropas". Si la noticia era cierta, el rey había salido de Nosaki en busca de los mejores y más valientes guerreros. Una vez finalizada su misión, regresaría a Ichi y los nuevos miembros serían los encargados de proteger el castillo.
Solo esperaba que Mori pudiese derrotarlos antes, o me vería forzado a entrar en el castillo incluso conociendo mi destino.
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Guardián del bosque [GdB 1] || [Completa]
FantasiaUna chica que ha vivido siempre en el bosque, en soledad. Un pueblo enfadado con el rey. Ahora, sin su bosque, deberá conocer la ciudad. Pero, el rencor que le guarda al rey hará que pase de ser una chica tranquila, a una auténtica guerrera. Mori lu...