Cap. 1. Todo empezó así

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Aveline p.o.v

-¿Crees que algún día volveré?- pregunto mientras unto mermelada en mi tostada.

-No se sabe, querida- dice la señora Castor mientras me hace dos trenzas de raíz en mi cabello rubio- estoy segura de que tu madre te llevó aquí por un propósito, eres parte de la profecía. Una hija de Eva, puede que la futura hechicera.

-Pero, llevo aquí ya dos años y no he vuelto a ver a la Bruja, yo solo quiero volver a ver a mi madre y volver a mi casa en Londres.

-¿Acaso Narnia no te gusta?- dice la señora castor recogiendo la mesa.

-Me encanta pero, añoro mi hogar ¿Y si matara a la Bruja? Sé manejar una espada. Ya tengo 14 años, creo que soy lo suficientemente mayor- digo haciendo movimientos como si estuviera blandiendo una.

-¡Ni se te ocurra acercarte a su castillo señorita!- dice la señora castor- la Bruja tiene un gran poder y muchos esclavos.

-Está bien- digo saliendo de la casa. Cuando abro la puerta una ventisca me hiela la cara y me tapo con un pañuelo. Por supuesto que no voy a hacer caso a la señora Castor, aunque ya sea como una madre para mí. Vislumbro a lo lejos el castillo de Jadis, la Bruja Blanca, la que mató a mi padre.

Entro cuidadosamente en el castillo, con una daga en la mano. No hay signos de la Bruja, me acerco a su trono de hielo y lo toco. Después llego a una sala con un montón de estatuas de piedra. Me tapo la boca con la mano mientras unas pequeñas lágrimas caen por mis mejillas. Mi collar de rubí empieza a brillar y a desprender calor.

-Maldita sea- digo metiéndolo por debajo del escote de mi vestido.

-Vaya, vaya- oigo una voz detrás de mí, una mujer muy alta y esbelta, de piel pálida se alza delante de mí, es la Bruja Blanca- pero si es mi querida Aveline ¡Cuánto has crecido!

-He venido a matarte Bruja y a vengar a mi padre- digo blandiendo mi daga, oigo pasos detrás de mí otra vez y Maugrim, el capitán de la guardia secreta se abalanza sobre mí- ¡Suéltame!- grito pero el lobo clava sus uñas en mi abdomen, haciéndome gritar de dolor y que la sangre manche mi vestido.

-¿De verdad creías que podías enfrentarte a mí? Mocosa ignorante ¡Yo soy la reina de Narnia!- dice la Bruja golpeando el suelo con su bastón de hielo- Podría matarte pero, aún no he terminado contigo, voy a hacer algo más divertido, algo que Aslan no podrá curar- la bruja dice unas palabras que no logro entender y un rayo helado entra en mi cuerpo, Maugrim se aparta de mí.

Me miro en el hielo y veo como mis ojos verdes se tornan azules, mi piel, palidece todavía más, mis manos se recubren de un pelaje blanco y de mis uñas salen garras. Mi nariz se alarga y mis dientes se convierten en afilados colmillos. Mis orejas se agrandan y se recubren de pelaje. Mi ropa y mi collar desparecen.

-¡Qué me has hecho!- digo mirando mis garras.

-Es una maldición, ahora eres un lobo blanco- dice la Bruja riendo- solo podrás volver a tu forma humana si un hijo de Adán te declara su amor, o si yo muero, algo que no pasará ¡Nunca! Ya que ¿Qué hijo de Adán se enamoraría de un lobo? Además ¡Mataré a todos aquellos hijos de Adán e hijas de Eva que se me crucen! ¡Jamás volverás a ser la misma! Y todo por desafiarme.

Maugrim me gruñe y yo echo a correr, como puedo. Me sorprendo al darme cuenta de que las almohadillas de mis patas se agarran al hielo, evitando que resbale. Cuando estoy lo suficientemente lejos, suelto un aullido de dolor, todo por mi insensatez, todo por desafiar a la Bruja...

Corro hasta casa y entro corriendo. La señora Castor grita al verme y alza una silla.

-¡Atrás!- grita.

-Soy...soy yo- digo agachando la cabeza.

-¿Aveline?- dice la señora Castor acercándose a mí.

-Sí- y una lágrima cae al suelo, la señora castor se me acerca y me abraza.

-Oh, mi pequeña- dice acariciando mi pelaje- te dije que no la desafiaras.

-Lo sé y lo siento mucho.

-¿Hay alguna forma de revertir lo que te ha hecho?- dice la señora Castor.

-Solo hay una forma, que un hijo de Adán me declare su amor o que la bruja muera. Ni siquiera Aslan puede curarme- digo tumbándome en el suelo.

-Tranquila, mi pequeña- dice la señora castor tumbándose a mi lado- volverás a ser tú, ya verás.

La maldición (Peter Pevensie y tú) Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora