Cap. 3. El sueño

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Peter p.o.v

-Noventa y nueve ¡Cien! Bueno ya voy- digo saliendo de uno de los salones y subiendo las escaleras.

Busco a mis hermanos durante unos minutos hasta que oigo pasos en el piso superior

-¡Tranquilos he vuelto, estoy bien!- oigo gritar a Lucy, sigo su voz y encuentro a Lucy confundida y a Edmund asomado en unas cortinas.

-No sé si os habéis enterado muy bien de que va este juego- digo acercándome a ellos.

-¿No os habíais preguntado donde estaba?- dice Lucy.

-De eso se trata- dice Edmund. Susan se acerca corriendo.

-¿Entonces he ganado?- dice Susan con una gran sonrisa.

-Creo que Lucy ya no quiere jugar- digo mirando a Susan.

-Llevo horas por ahí- dice Lucy.

Susan revisa el armario en el que dice Lucy que ha ido a otro mundo. Edmund da golpecitos en la parte trasera del armario para estar seguro de que ahí no hay un bosque al fondo del él.

-Lucy lo único que hay de árboles aquí es su madera- dice Susan.

-Dos juegos a la vez no Lu- digo yo- no todos tenemos tu imaginación.

-Yo no me he imaginado nada- nos reprocha Lucy.

-Ya basta Lucy- la regaña Susan.

-¡Yo no me inventaría algo así!- dice Lucy al borde del llanto.

-Bueno yo te creo- dice Edmund, cosa que me sorprende- ¿Acaso no habéis visto el campo de fútbol del armario del baño?

-Oh ¿te quieres callar de una vez?- regaño a Edmund- siempre tienes que meter la pata de alguna forma.

-Era una broma- dice Edmund encogiéndose de hombros.

-A veces las bromas no tienen gracia- digo con el ceño fruncido.

-¡Déjame en paz!- me grita Edmund- ¡Te crees papá pero no lo eres!- después Edmund se va corriendo, Susan me mira mal.

-Anda que lo has arreglado- dice Susan antes de ir a buscar a Edmund.

-Pero, de verdad que estaba ahí- dice Lucy, intentando convencerme.

-Susan tiene razón Lucy, déjalo ya- digo antes de marcharme de la habitación.

Después de que Susan calme a Edmund, todos cenamos en el gran comedor, aunque no hablamos mucho. Después de cenar, me pongo el pijama y me meto bajo las rasposas sábanas de la cama, me duermo casi al instante.

Me despierto en una habitación completamente blanca y enorme, que parece no tener fondo, me miro, llevo puesta una armadura roja con detalles plateados y con el símbolo de un león. Vislumbro una persona y un animal y me acerco a ellos. Cuando estoy lo suficientemente cerca puedo ver con más detalle. Hay una chica de espaldas a mí, de más o menos mi edad, con el cabello rubio hasta la cintura. Lleva un vestido con los hombros al descubierto completamente blanco. A su lado hay una loba blanca sentada. La chica se agacha hacia la loba, dándose la vuelta y la acaricia. Distingo los preciosos ojos color esmeralda de la chica y que lleva una cadena plateada con un rubí colgando. La chica se percata de mi presencia y me mira, al instante se levanta (multimedia). La chica intenta decir algo pero la loba aúlla. Me acerco a ellas, es una chica preciosa, de facciones delicadas, tez blanca y labios carnosos y rosados. Mira mi armadura y justo cuando va a poner una mano en mi pecho, sobre la armadura, una voz me devuelve a la realidad.

Aveline p.o.v

Despierto en un lugar enorme y blanco, me incorporo y me pongo de pie, ya que estoy tumbada y me fijo en que vuelvo a ser yo, una humana, aunque más y alta y más...desarrollada, no sé si me entendéis. Llevo un vestido blanco y el collar de rubí descansa sobre mi pecho contrastando con el blanco puro del vestido. Mi forma de loba blanca está sentada a mi lado, me agacho para acariciarla, oigo pasos y me fijo en la figura que hay unos metros delante de mí. Un chico rubio, de mi edad, con unos ojos azules, preciosos como el mar y que lleva una armadura, se acerca a mí. Su mirada se posa sobre mí y me estremezco. Intento decir algo pero las palabras no salen de mi boca, solo aullidos por parte de la loba blanca. Me fijo más en su armadura, lleva el símbolo de Narnia, el símbolo del Gran León. Me dispongo a tocar su armadura cuando el chico se desvanece en el aire y siento una punzada en el estómago.

Despierto en la casa del señor y la señora Castor, como siempre. Ya está amaneciendo. Que sueño más extraño y a la vez agradable, no puedo olvidar la cara de ese chico, su mirada me atravesó el alma, siento que algo va a pasar, algo malo y a la vez bueno.

Peter p.o.v

-¡Peter! ¡Peter despierta!- dice Lucy sacándome de aquel sueño, lo recuerdo todo, recuerdo la cara de aquella chica, con todo detalle- ¡Existe de verdad!

-Lucy ¿De qué estás hablando?- digo desperezándome.

-¡Narnia!- grita Lucy- ¡Está dentro del armario como os dije!

-Lucy lo habrás soñado- dice Susan, apareciendo por la puerta.

-Pero es verdad, he vuelto a ver al señor Tumnus y Edmund también venía- grita Lucy saltando sobre mi cama.

-Tú ¿Has visto algo?- digo con desconfianza.

-Bueno, él en realidad no ha ido conmigo- dice Lucy- él... ¿Qué has hecho tú Edmund?

-Solo seguirte la corriente- dice Edmund poniendo los ojos en blanco- lo siento Peter, no tenía que haberla animado pero, ya sabes cómo son los niños, nunca saben cuándo dejar de mentir.

Lucy se pone a llorar y sale corriendo, Susan y yo vamos tras ella. Encontramos a Lucy abrazada a un señor de mediana edad, con una pinta, un tanto extravagante.

-Ya basta niños ¡Una travesura más y dormís en el establo!- dice la señora Macready pero se para en seco al ver tal escena- profesor...lo siento, les dije que no se les ocurriera molestarle.

-Tranquila señora Macready- dice el profesor Kirke- seguro que hay una explicación, pero antes creo que esta jovencita necesita un chocolate caliente.

-Ven conmigo querida- dice la señora Macready llevándose a Lucy.

El profesor carraspea, llamando nuestra atención, nos hace un gesto para que le sigamos y nos lleva a su despacho.

La maldición (Peter Pevensie y tú) Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora