Cap. 10. ¿Volvemos a casa?

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Aveline p.o.v

-Hola- es lo único que dice Edmund, pero en su tono de voz se puede distinguir arrepentimiento, Lucy se acerca a él sonriente y le da un gran abrazo. Susan también se acerca a él y le abraza, Peter y yo nos quedamos apartados, observando la escena en silencio.

-¿Estás bien?- pregunta Susan poniendo una mano en el hombro de Edmund.

-Solo un poco- dice Edmund medio sonriendo, me fijo en el corte que tiene en el labio y no puedo evitar sentir una gran pena, apesar de que se le acuse de traidor, pasar aunque sea un minuto con la Bruja Blanca debe ser una completa tortura.

-Duerme un poco- le dice Peter con dureza- y Edmund, intenta no irte otra vez- dice mientras una pequeña sonrisa se forma en la comisura de sus labios.

Peter p.o.v

Aveline se ha ido a descansar un rato, tras lo ocurrido esta mañana está un poco nerviosa, la verdad es que todavía no sé por qué me acerqué a ella para besarla, fue un impulso de mi corazón y no de mi cerebro, pero ella, ella es realmente hermosa, de verdad que quiero romper esa maldita maldición, quiero que vuelva a ser ella, quiero volver a ver esa hermosa sonrisa suya y esos ojos color esmeralda que me vuelven loco, pero mientras la Bruja siga viva y yo no le confiese lo que siento por ella, seguirá siendo una loba blanca.

Aveline se ha ido a descansar un rato, tras lo ocurrido esta mañana está un poco nerviosa, la verdad es que todavía no sé por qué me acerqué a ella para besarla, fue un impulso de mi corazón y no de mi cerebro, pero ella, ella es realmente hermosa...

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-En Narnia nunca se acaban las tostadas- Lucy me saca de mis pensamientos, mis hermanos están desayunando, yo estoy recostado en una piedra, bebiendo de un vaso de plata un néctar que está delicioso.

-Y habrá provisiones para el viaje de vuelta- llamo la atención de mis hermanos.

-¿Volvemos a casa?- dice Susan con el ceño fruncido.

-Vosotros- digo sentándome en una mesa con ellos- prometí a mamá cuidar de vosotros tres pero, yo puedo quedarme algo rezagado y ayudarles.

-Pero nos necesitan- dice Lucy- a nosotros cuatro. Aveline nos necesia a todos.

-Lucy es muy peligroso- digo con dureza- casi os ahogáis y a Edmund casi lo matan.

-Por eso debemos quedarnos- dice Edmund- he visto actuar a la Bruja Blanca, yo la he ayudado y no podemos dejar a toda esta gente a su merced.

-Bueno, no se hable más- dice Susan levantándose y cogiendo su arco.

-¿Adónde vas?- digo ladeando la cabeza.

-A coger práctica- dice Susan sonriente.

Aveline p.o.v

Me despierto por el sonido de un alboroto, me estiro y salgo de la carpa, para encontrarme a Lucy y a Susan practicando en la zona de tiro con arco y a Peter y a Edmund subidos en un caballo cada uno, practicando con la espada, Peter va subido en un hermoso unicornio blanco y no dudo en acercarme a ellos.

-Peter, Edmund- se me adelanta el señor Castor. El caballo en el que va subido Edmund, se levanta sobre las patas traseras al verle.

-So caballito- dice Edmund.

-Mi nombre es Philip- dice el caballo a lo que Edmund se disculpa con vergüenza y no puedo evitar soltar una carcajada, Peter me mira y me sonríe, yo le hago un gesto con la cabeza.

-La Bruja ha solicitado audiencia con Aslan- interrumpe nuestro "momento" el señor Castor, haciendo que mi pelaje se erice y mis orejas se tensen- ¡Ya viene hacia aquí!

Gruño y espero a que Peter se baje de su unicornio para reunirnos con el resto de Narnianos.

(...)

Miro en silencio cómo el ejército de la Bruja se va acercando hacia nosotros, sintiendo un leve temblor en las patas.

-¡Jadis, la Bruja Blanca!- grita un enano del ejército de la odiosa Bruja, todos los narnianos empiezan a abuchearla- ¡Emperatriz de las islas solitarias!

Gruño levemente cuando los orcos que van sujetando el trono de la Bruja lo bajan y esta se acerca a nosotros.

-Tienes a un traidor aquí Aslan- dice Jadis.

-Su falta no te perjudicó a ti- dice Aslan.

-¿Has olvidado las leyes que rigen Narnia tal vez?- dice Jadis y Aslan suelta un rugido estremecedor.

-A mí no me hables de la magia insondable, Bruja- dice Aslan- yo estaba allí cuando se escribió.

-Entonces sabrás de sobra que, todo traidor me pertenece- dice Jadis.

-Intenta llevártelo- amenaza Peter desenvainando su espada, un minotauro le gruñe y yo me interpongo entre ellos, gruñendo y sacando a relucir mis afilados colmillos.

-Vaya, parece que la pequeña Aveline te ha cogido cariño, es igual que su madre, se aferra a todo lo que es amable con ella- dice Jadis a lo que Peter se sonroja un poco- ¿Realmente crees que la fuerza puede negarme lo que me corresponde, pequeño rey? Aslan sabe que al menos que obtengo sangre, tal como indica la ley, toda Narnia zozobrará y perecerá ante el fuego y el agua ¡Ese muchacho morirá en la Mesa de Piedra!- Jadis señala al joven Edmund- como manda la tradición. No te atrevas a negármelo.

-Ya basta, tenemos que hablar a solas- dice Aslan metiéndose en su carpa, seguido de Jadis.

(...)

Tras un rato de espera, Jadis, la Bruja Blanca sale de la carpa, seguido de Aslan, el Gran León.

-Ha renunciado a la sangre del hijo de Adán- dice Aslan, grito y aullo de alegría (multimedia) mientras los Pevensie se abrazan entre ellos.

-¿Cómo sé que se mantendrá esa promesa?- interrumpe nuestro alboroto Jadis, Aslan ruge como nunca lo había hecho, haciendo que la Bruja caiga en su trono y se marche.

Miro a Aslan y él hace lo mismo, pero lo que reflejan sus ojos me atraviesa el alma, tristeza, Aslan refleja tristeza. Ha conseguido salvar a Edmund ¿Por qué debería estarlo?

Aslan debe leer mis pensamientos porque me hace un gesto para que entre con él a su carpa.

-Aslan ¿Qué ocurre?- digo con el corazón a mil, Aslan se acerca a mí.

-Mi niña, la promesa que le he hecho a la Bruja, será, ir está noche a la Mesa de Piedra y sacrificarme por el hijo de Adán- las palabras de Aslan hacen que me maree ligeramente.

-¿Por qué? ¿Aslan, por qué? ¿Quién va a dirigir el ejército? Aslan, no, no quiero perderte- digo llorando.

-Aveline, mi niña, yo tampoco quiero hacerlo, pero es lo que hay que hacer, voy a hacerlo por Edmund, no hay otra solución, en cuanto a lo del ejército, estoy seguro de que Peter sabrá manejarlo incluso mejor que yo, lo único que quiero que hagas es, que no se lo cuentes a los Pevensie, no quiero que lo sepan todavía- dice Aslan dándome una caricia con su cabeza, le hago una reverencia y salgo de ahí llorando, me escabullo de la multitud y me tumbo bajo la sombra de un árbol a llorar y a pensar.

La maldición (Peter Pevensie y tú) Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora